Una expedición científica permitió conocer por primera vez cómo es la vida en uno de los lugares más profundos del océano. La primera exploración de la fosa oceánica de las Nuevas Híbridas, en el Pacífico, ha revelado que brótulas y crustáceos pululan a 7.000 metros bajo el mar.
Los científicos utilizaron una sonda equipada con cámaras para filmar estas extrañas criaturas submarinas. Según los investigadores, la ecología de esta fosa oceánica difiere de otras profundas regiones que han sido estudiadas.
"Estamos comenzando a comprender que lo que ocurre en una fosa no necesariamente representa lo que pasa en todas", dijo Alan Jamieson, del Oceanlab de la Universidad de Aberdeen en Reino Unido, quien llevó adelante la expedición junto al Instituto Nacional del Investigación Atmosférica y de Agua de Nueva Zelanda.
Hay más de 30 profundas fosas oceánicas en todo el mundo, y la mayoría de estas estrechas fisuras del lecho marino están en el Océano Pacífico. Hasta esta expedición, las profundidades de la fosa de las Nuevas Híbridas, que se encuentra 1.500 km al norte de Nueva Zelanda, no había sido explorada.
Las imágenes captadas por los investigadores durante un viaje de 30 días a finales del 2013 muestran grandes brótulas grises, algunas de hasta un metro de largo, masticando la carnada que llevaba la sonda. Estos peces se mezclan con langostinos rojos de gran tamaño que escarban el suelo arenoso a 7.200 metros de la superficie en sus puntos más profundos.
Los científicos también vieron peces de la familia 'Zoarcidae', conocidos como viruelas, anguilas branquias bajas y miles de crustáceos más pequeños, algunos de los cuales fueron recolectados y llevados a la superficie.
Sin embargo, los científicos observaron marcadas diferencias al comparar esta fosa con otras ya estudiadas, entre las que se incluye la fosa de Japón, la de Izu-Bonin y la de Kermadec, entre otras.
"Lo sorprendente es que había una ausencia completa de uno de los peces más comunes de las profundidades marinas que esperábamos encontrar. En cualquier otro lugar en el Pacífico, en las fosas que hemos estudiado, se ven muchos macrúridos o granaderos, que son parte destacada de las comunidades de las profundidades. Pero cuando fuimos a la fosa de las Nuevas Híbridas, no vimos ninguno", contó Jamieson.
"Pero lo que vimos fue un pez llamado brótula. Estos peces aparecen en otros lugares pero en números muy, muy bajos. Sin embargo, en la fosa de las Nuevas Híbridas, estos –y los langostinos– fueron todo lo que vimos".
También notaron la ausencia del pez baboso, un pez pequeño y rosado que se ve habitualmente en las profundidades de otras fosas marinas.
Los investigadores creen que estas diferencias se deben a la calidad nutritiva de la región oceánica que está sobre las fosas. "Si miras a la fosa de las Nuevas Híbridas, y dónde está geográficamente, yace bajo aguas muy improductivas: no pasan muchas cosas en la superficie de las aguas tropicales", explicó Jamieson.
"Parece que las brótulas se especializan en entornos de muy poco alimento, mientras que los granaderos requieren más fuentes de comida".
La expedición forma parte de una nueva ola de exploración del océano profundo, y para ella se utilizaron sondas no tripuladas y robots submarinos.
Pero en el 2012 el director de cine estadounidense James Cameron batió un récord al sumergirse 7 millas (unos 11.200 m) en el lugar más profundo del océano, la fosa de las Marianas.
Cameron lo describió como un lugar extraño, desprovisto de vida. Esto puede deberse a que está muy lejos de la plataforma continental, lo que supone que llegan muy pocos nutrientes hasta lo profundo de la fosa, y esto hace que haya muy poco alimento.
Sin embargo, si bien las grandes criaturas no llegan hasta allí, los científicos revelaron recientemente que el fondo de la fosa de las Marianas está lleno de vida microscópica.