Imagina gigantescos depredadores realizando una "danza de apareamiento" muy parecida a la ceremonia del rascado de las aves.
Al parecer, esto es lo que hacían los terópodos, un grupo de dinosaurios carnívoros que vivieron hace 228 millones de años y considerados los ancestros de las aves modernas.
Según un estudio realizado por expertos de la Universidad de Denver, en Colorado, y publicado en la revista "Nature", estos dinosaurios de dos patas rascaban la tierra con sus garras hasta hacer agujeros profundos -una especie de nidos- para sus potenciales parejas.
Los científicos llegaron a esta conclusión tras descubrir unos arañazos gigantes en piedra arenisca, de unos dos metros de profundidad, hechos por esta especie hace unos 100 millones de años.
El jefe de la investigación, profesor Martin Lockley, explicó que los dinosaurios, posiblemente machos, aparentemente se reunían en grupos y "se volvían locos rascando" la tierra con sus garras de tres pezuñas para atraer a sus parejas. Las bestias tenían una contextura similar al tiranosurio rex.
Las huellas dejadas cerca de las hendiduras sugieren que en el lugar hubo terópodos de distintos tamaños, algunos de hasta cuatros metros de largo (estos animales podían llegar a medir 14 metros).
"Muy frenéticos"
Según el estudio, los dinosaurios se volvían locos durante la ceremonia de apareamiento. (Foto: AFP / NATURE/XING LIDA/YUJIANG HAN)
El descubrimiento se hizo en cuatro zonas de Colorado conocidas como sitios de apareamiento para dinosaurios. También se encontraron marcas en una zona de Dakota.
Lockley declaró a los medios estadounidenses que el descubrimiento tuvo que haber sido entretenido de presenciar. "Estos dinosaurios debieron haber estado muy frenéticos", aseguran.
Estos animales prehistóricos tuvieron comportamientos de aves, como la construcción de nidos. Y estas son conocidas por sus ceremonias de apareamiento, así que es muy probable que los terópodos hayan hecho lo mismo.
Sin embargo, el experto de la Universidad de Maryland Thomas Holtz, quien no participó en el estudio, le dijo a la agencia de noticias AP que si bien era razonable pensar que los terópodos creaban agujeros, no está tan claro que haya sido para aparearse.
Holtz no se mostró muy convencido de que la investigación haya descartado exhaustivamente otras explicaciones. Pero también aceptó que no hay evidencias para descartar la hipótesis del apareamiento.