Gloria Steinem, contradicciones, LIFWeek
Gloria Steinem, contradicciones, LIFWeek
Lizzy Cantú


Gloria Steinem cumplió ochenta y un años hace algunos meses. El ícono del feminismo estadounidense, la fundadora de la revista “” celebra su aniversario con la publicación de sus memorias. Durante su vida ha hecho de todo para mejorar las condiciones de desigualdad de género: desde escribir un en la mansión Playboy (fue mesera/conejita) hasta viajar a la India y vivir en comunidades para conocer el modo en que viven las mujeres de ese país. Ha dado charlas por todo el mundo y siempre pide compartir el escenario con otra activista. Ha reunido fondos para distintas causas y levantado la voz a favor o en contra de los candidatos políticos de su país. Un detalle: la autora de “Mi vida en la carretera” no tiene auto ni licencia de conducir.

 

 

Otro detalle: durante los primeros años de su carrera, a Steinem se la criticaba por ser demasiado hermosa para ser feminista. A algunas de sus colegas más veteranas les pareció que su apariencia era una potente arma para la causa. No es que Gloria Steinem no pueda conducir, como las mujeres en Arabia Saudita. Es que ella disfruta siendo pasajera. No es que no haya podido ser modelo, actriz, casarse, formar una familia. Es que eligió otra cosa. Algo más.

Me gustan esas aparentes contradicciones: las modelos de pasarela que leen mientras esperan a que las maquillen. Las madres egoístas que se despiden sin culpa ni pena de sus hijos para irse tres horas a la peluquería. Las sofisticadas actrices educadas en el extranjero que son felices sudando y bailando una salsa en el patio de un humilde colegio. Las periodistas que se toman el trabajo de indagar si la prenda que aparece en una fotografía de pasarela es una salida de baño o, más precisamente, un caftán.

Cerramos esta edición con un pie en la redacción y el otro al borde de las pasarelas donde se presentaron las colecciones de moda para esta primavera-verano. Y podemos afirmar que lo más emocionante no siempre sucede mientras las modelos recorren el catwalk, sino . Ahí, en las horas previas al show hay una colisión de talento, esfuerzo e impaciencia. Un frenético ballet donde concurren espigadísimas modelos, dedicadas costureras, talentosos diseñadores, obsesivos directores de arte. Y nosotras, afanosas cronistas, con la cámara, la grabadora y el lápiz, para que ustedes .

 

 

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