Verónica Linares: "Promesas, promesas, promesas"
Verónica Linares: "Promesas, promesas, promesas"

Érick no intentó resistirse al asalto cuando a él y a su papá les robaron su camioneta, pero aún así le dispararon. Eran las nueve de la noche y acababan de llegar a su casa en Los Olivos después de hacer unas compras, recordó con voz entrecortada el padre, don Pablo. Los delincuentes no se percataron de que padre e hijo aún llevaban puesto el cinturón de seguridad. 

Dos hombres apuntaban a don Pablo con una pistola, lo jaloneaban para sacarlo de la camioneta de su pequeño negocio. Él mismo trataba de zafarse del cinturón. El otro asaltante intentaba lo mismo con su hijo Erick. Don Pablo gritaba: «Llévense todo, no le hagan daño a mi familia». Pero nada los detuvo. Una vez en el suelo, lo golpearon con la cacha del revólver y el que parecía ser el cabecilla de la banda se dirigió al asiento donde estaba el universitario de 19 años y le metió un balazo en la cabeza. 

Los vecinos gritaban «¡Choros!, ¡choros!», hubo alboroto y los delincuentes huyeron sin robarse la camioneta, ni los celulares, ni las billeteras, ni las cosas que padre e hijo habían comprado. Pero se llevaron lo más valioso de la familia Castro Velásquez. La vida del hijo más querido de la familia, la promesa de la casa. 

El joven estudiaba dos carreras: Ingeniería Mecatrónica en la PUCP y Ciencia Política en San Marcos. Hablaba tres idiomas. Su padre, casi sin fuerzas, contó que Érik siempre decía que para salir adelante había que tener mucha disciplina. 

La tragedia no terminó en ese momento. Cuando llegaron al hospital Cayetano Heredia con el joven desangrando, el padre dice que trataron a su hijo como si tuviera una jaqueca y no lo atendieron de inmediato. Ahora es imposible saber qué hubiera pasado con él si entraba a la sala de emergencia sin tanto trámite.

Cuando tengo que dar noticias como estas me lleno de rabia. ¿Qué consuelo le podemos dar a don Pablo Castro? Nada va a sustituir la vida de su hijo, ni siquiera podemos intentar reconfortarlo diciéndole que pronto la policía apresará a esos delincuentes y se hará justicia. No tenemos certeza de que eso suceda. Tampoco le puedo decir que la muerte de su hijo será un llamado de atención a las autoridades para que por fin hagan algo y eviten que más peruanos mueran a manos de la delincuencia. ¿Acaso podríamos afirmar que el sistema de salud en nuestro país mejorará a raíz de este caso? Qué impotencia. ¿Cuándo va a parar esta violencia en las calles? 

En cinco meses elegiremos un nuevo gobierno y no veo aún una solución en las propuestas de campaña. Las agendas de los pre-candidatos están llenas de clichés sobre las AFP, las tarjetas de crédito, los ‘services’ o la legalización de las drogas.
El mismo día que asesinaron a Erick, una candidata a la presidencia pisó el palito y respondió un tanto nerviosa a la típica pregunta electoral de si legalizaría la marihuana: «Creo que sí, en el caso de drogas blandas, recreativas; con una adecuada regulación del Estado y para fines estrictamente recreativos o medicinales, de salud y clínicos. Yo creo que sí es posible. Hay que discutirse seriamente».  Obviamente la repregunta fue: «¿Usted ha consumido alguna vez marihuana?» Dijo que una vez, que no le gustó, lo de siempre.

¿Es acaso el consumo de marihuana el principal problema en nuestro país? La posesión de marihuana –hasta de 8 gramos– en el Perú no es punible. O sea, que quien quiere fumarse un troncho todos los días lo puede hacer sin ir preso. Según el Observatorio Peruano de Drogas, el 3,8% de peruanos ha probado alguna vez marihuana (ahí está la candidata), el 1% la consume alguna vez y el 0.5% es consumidor habitual.

Es verdad que existe un vacío legal entre el consumidor y el vendedor que sí recibe hasta 15 años de cárcel. ¿De dónde saca la droga el consumidor? Gran primicia saber que el Perú está lleno de incongruencias jurídicas y penas desproporcionadas. En el Perú hay urgentes tareas pendientes. ¿Será fundamental  poner en debate durante los próximos cinco años la legalización de la marihuana? ¿Qué vamos a conseguir? ¿Qué desaparezca el mercado negro para ese  0,5% de peruanos?

Por favor candidatos, prioricen. Los periodistas les vamos preguntar de todo, es nuestra misión; pero está en ustedes responder. Claro, si realmente saben qué es lo necesita el país. 

 

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