(Foto: Shutterstock)
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Redacción EC

Mientras el presidente e insistir en la construcción de un muro en la frontera entre México y Estados Unidos, los periodistas del The New York Times iniciaron su recorrido justo por la línea donde estaría ubicada la construcción.

AFP.
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Su primer reporte, publicado el 10 de enero, cuenta la vida en Brownsville, una ciudad ubicada en Texas con una importante población mexicano-estadounidense que aún mantiene sus costumbres como lo hace Narce Gómez, quien desde su hierbería ofrece lectura del tarot, hierbas medicinales y figuras de la San Muerte. “Todo esto viene de México. Cruzaron la frontera con la gente hace mucho tiempo”, cuenta en la nota.

Su segunda parada fue Falfurrias, también en Texas, a una hora y media manejando desde el punto de frontera más cercano, un pueblo que guarda la terrible historia de más de 700 muertos en los últimos quince años, migrantes que “empujados por la esperanza” perdieron la vida tratando de cruzar y no soportaron la inclemencia del calor y la deshidratación. El número en realidad es un aproximado, pues se calcula que realmente se encuentra uno de cada cinco cuerpos. Una historia que se repite cada año, a pesar del riesgo conocido.

En Nuevo Laredo, México -tercer reporte con fecha del 18 de enero- el comercio define el día a día. “Somos el corazón del TLCAN”, asegura Edgardo Pedraza, director de una asociación de agentes de aduanas. Trece mil camiones al día cruzan la frontera (dividida de forma natural por el río Bravo) con destino a Laredo, Estados Unidos. “Ambas ciudades prácticamente parecen la continuación una de la otra”, señalan los periodistas. “Las dos ciudades comparten equipo de béisbol y una historia que data de hace siglo y medio. Se habla español en ambos lados de la frontera”, indican en su reporte.

El cuarto reporte de los periodistas, fue desde Piedras Negras, en México, una ciudad por donde es común ver tratar de cruzar a nado, a través del río Bravo, a inmigrantes que llegan desde países tan distantes como Camerún, con la ilusión de una vida nueva en Estados Unidos.

Aquí, los periodistas cuentan la historia de unos jóvenes hondureños quienes a vista de todos los lugareños deciden lanzarse al río con la intención de pasar la frontera. Solo uno de ellos llegaría, al hacerlo agentes de la Patrulla Fronteriza y Aduana de Estados Unidos se lo llevan en un todoterreno. “Así es como se solicita asilo ahora”, señala un hondureño que no se animó a cruzar junto a sus compatriotas. “La mayoría de los solicitantes de asilo no pueden darse el lujo de contratar asistencia legal, por lo que se ven sujetos a los caprichos de un sistema que se aplica de manera desigual, a veces incluso con crueldad”, señalan los periodistas en su reporte.

Día 19, quinto reporte. Boquillas del Carmen, en México, un pueblito del estado de Coahuila. Aquí la frontera se levanta natural por el Parque Nacional Big Bend y el correspondiente lado mexicano. Un lugar que vivía del turismo, pero que se ha visto afectado por el cierre parcial de la administración en Washington (que duró más de un mes), ya que ha detenido el paso de turistas. Varios negocios que vivían de esta actividad han tenido que cerrar.

Dos de los pocos turistas que han llegado en esta temporada, Phyllis y John Brewster ven como innecesario un muro por la frontera natural que divide ambos países. Pero no solo eso, entienden como un “pecado” la propuesta de Trump y señalan: “Es una burla cerrar un país. Todos nuestros ancestros fueron inmigrantes en algún momento”.

NOTA
Hasta aquí va la mitad del camino de los periodistas del The New York Times, en los próximos días seguirán publicando sus informes.

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