Hay que ser campeón
Mauro Guevgeozián hizo más que un gol el último sábado. Le reventó el orgullo al hincha aliancista y promovió la confianza dentro de su equipo. Sin ser más que un simple triunfo ante Sporting Cristal, el uruguayo convirtió la idea de Guillermo Sanguinetti en la nueva religión de La Victoria. Yo me persigno y digo por qué.
Aunque no sea popular decirlo en este momento y en este blog, el triunfo ante los celestes se antepone a las quejas de quienes todavía tenemos dudas de que el nuevo fútbol de Alianza sea el camino para el éxito sostenido en el tiempo. Pero es verdad que lo que necesita el club en este momento es ganar. Y ganar como sea, tal cual está sucediendo. A partir de un título hecho realidad, el estilo puede tomar un rumbo correcto; definirse o modificarse futbolísticamente.
Invité el último viernes al curso que dicto en ISIL al escritor Martín Roldán Ruiz, plenamente identificado con Alianza Lima y barrista confeso. Él considera que el ‘nuevo’ hincha aliancista -los menores de 25 años- solo quieren leer que el equipo ganó sin importar la manera. Los mayores -entre los que me incluyo- somos los mal llamados ‘románticos’ y que -dicen y no comparto- queremos la ‘huachita’ y el ‘taquito’ que no lleva a nada. Ambos grupos no están de acuerdo por ahora.
Roldán tuvo una opinión certera con la que comulgo. Él, así como quien escribe, se hizo hincha de Alianza Lima por jugadores del estilo de César Cueto. Y recordábamos que el ‘Poeta’ no todos los domingos se presentaba inspirado y divino. A veces Cueto jugaba mal. Y muy mal.
Sin embargo, Cueto trascendió a la eternidad no por jugar mal. Por el contrario, su fútbol, ese de ‘huachitas’ y ‘taquitos’ intrascendentes -según algunos- encontró notable desarrollo, resultados, triunfos y gran éxito. Ese fútbol fue adquirido en Colombia y puesto en un altar para la jenuflexión de todos.
Pero claro, el mundo evoluciona y la dinámica en el fútbol pasó a tomar otro tipo de protagonismo en este deporte. Esos genios desde hace casi dos décadas también tienen que arrojarse al piso, tapar las salidas del rival y despejar con la uña en el minuto final. No voy a idealizar. Pero jamás pierden la esencia, por eso dichos jugadores tienen mejor cotización que otros justamente por ser diferentes. Y por obtener resultados.
Sanguinetti dice que no busca que el equipo juegue bonito, solo espera que juegue bien. Reitero, no es el momento más popular para criticarlo porque está puntero y es candidato a ser campeón del Torneo del Inca, pero igual dejo sentada mi posición: sin organización de juego, especulando y sujetos solo a que se presente una jugada de balón detenido o un zapatazo de Trujillo, el éxito no será sostenido en el tiempo.
La crítica es para que el técnico ponga más énfasis en su propuesta ofensiva y de elaboración. Aplaudo la fortaleza defensiva de Alianza y que tiene mucho que ver con el tremendo momento de George Forsyth, pero es un derecho de los aliancistas esperar más de su equipo. De esa manera el éxito y las ganancias tendrán una mayor probabilidad.
Si Alianza fuera campeón del Torneo del Inca -todavía no lo es y ningún partido está asegurado-, se le podría dar al futuro un mejor rumbo futbolístico. Dotar a las divisiones menores de mejores recursos, ‘scoutings’ por zonas conocidas del país donde aparecen los talentos para reclutarlos y forjarlos en base a la habilidad, pero ciertamente con esa dosis necesaria de modernidad, fuerza, trabajo y disciplina que requiere el fútbol de hoy.
Sanguinetti aprueba hasta ahora la calificación porque ha ordenado el equipo y lo ha mentalizado en una idea con la que discrepo, pero respeto mucho. Así le ha ganado a los más duros rivales y es líder. Los jugadores están en sintonía y son honestos en reconocer que no juegan como les gustaría, pero más les interesa ganar este año porque Alianza ya tiene que campeonar.
Además, no es culpa del técnico uruguayo haber llegado a Matute y después de echar un vistazo no haber encontrado jugadores jóvenes con capacidad de responder al gran reto. Las canteras blanquiazules todavía no se reponen del trágico huracán Alarcón. Por eso es que, tal vez, con mayor dinero y presupuesto hayan mejores y más profesionales para levantar esa área del club que siempre arrojó jugadores con el gen diferente al resto, pero que necesitan más trabajo de base y mentalidad para llegar lejos. Para eso se necesita el este título del Inca y el de fin de año.
La seguimos en Twitter: @elkinsot_DT
[Cristal tuvo más situaciones de gol, pero esta vez el destino estuvo de lado de Alianza, que aprovechó la única que tuvo. La angustia solo valdrá la pena con el título en la mano]