Le decían ‘manguera’ pero también ‘maestro’, y así se hizo a sí mismo, desde una infancia pobre en el barrio de Malambo en El Rímac, donde nació el 4 de junio de 1908. Luego lo recibió La Victoria donde creció y empezó a jugar al fútbol como nadie jugaba en la década de 1920.
Carlos Alejandro Villanueva Martínez estaba predestinado a ser un grande, y lo fue aunque solo vivió 35 años dedicado al deporte más popular del mundo. Huérfano de padre a los cinco años, su madre hizo milagros para que él y su hermano Gregorio pudieran estudiar. Alejandro fue a la escuela hasta cuando pudo, las carencias de su hogar lo obligaron a dejarla y convertirse en albañil. Pero el adolescente tenía un sueño: ser futbolista. Y en la cancha, por su talla de 1.98 m., muchos pensaron que sería arquero, quizás defensa central, pero no, Alejandro quería ser delantero, un 9 de esos temibles que ningún equipo quisiera enfrentar.
El primer nombre del club Alianza Lima fue “Sport Alianza”, de la calle Cotabambas, nombre con el que se fundó, el 15 de febrero de 1901, y que provenía del “stud Alianza”, ubicado en la misma calle. Las camisetas blanquiazules de los aliancistas provienen justamente de la vestimenta de los jockeys de aquel stud, pues estos lucían chaqueta azul, mangas negras y blancas y gorra negra, tal y como se describe en el “Libro de oro de Alianza Lima” (2002).
En mayo de 1912, el Sport Alianza apareció en la Liga Peruana de Fútbol, creada en febrero de ese año. Y recién en 1918, cuando Alejandro ‘Manguera’ Villanueva tenía solo 10 años, el club logró su primer título en la liga. El cambio de nombre a Alianza Lima empezó a comienzos de la década de 1920. Primero se le conoció como Sport Alianza Lima, para diferenciarlo de los equipos del Callao.
Con seguridad hacia 1925 -en que se jugó un partido internacional del equipo blanquiazul ante el Belgrano de Uruguay- ya se le llamaba Alianza Lima. En ese sentido, Villanueva debutó y deslumbró con su juego cuando el equipo de sus amores ya llevaba el nombre por todos conocido.
De esta forma, campeonó dos años seguidos: en 1927 (el debut de Villanueva) y 1928, al lado del 'Mago' Valdivieso en el arco y los defensas Rostaing y Soria; los mediocampistas Quintana y los hermanos García (la "línea de acero" del medio); y los otros delanteros Neyra, Koochoi y el gran José María Lavalle. ‘Manguera’ encabezaba ese “Rodillo negro” que avasallaba a sus rivales con una potencia y habilidad con las que luego el equipo 'grone' sería visto en las siguientes décadas.
El mundial en Uruguay 1930
Con ese refuerzo anímico de sentirse los mejores del medio, Alejandro Villanueva y gran parte de la escuadra aliancista fueron convocados a la selección peruana para intervenir en el mundial de Uruguay de ese año, al cual fue invitado el Perú. El 18 de junio de 1930, El Comercio publicó en su portada las fotografías de los integrantes de esa delegación.
Del cuadro aliancista, además de Villanueva, asistieron al llamado: Juan 'El Mago' Valdiviezo (arquero), Alberto Soria (defensa), Domingo García (mediocampista), Julio Quintana (mediocampista), Demetrio Neyra (mediocampista), Jorge Koochoi (delantero) y José María Lavalle (delantero). Era la delantera completa blanquiazul. Ocho jugadores en total, en posiciones claves para un combinado muy popular y del que se esperaba un buen papel mundialista.
El 25 de junio de 1930, los seleccionados nacionales partieron en el barco ‘Orcoma’ desde el Callao hacia Montevideo. La semana anterior habían estado concentrados en una casa enfrente del viejo Estadio Nacional, a donde iban a realizar sus prácticas y también a cenar todas las noches.
Pocos días antes del viaje, el equipo hizo una visita al cementerio general para visitar y dejar un arreglo floral en la tumba de un deportista uruguayo (Humberto Erba), fallecido en Lima hacia poco tiempo. Asimismo, debido a la inauguración del Estadio Centenario en Montevideo, la delegación llevaría como regalo a Uruguay un hermoso cofre de plata.
El primer partido, con la selección de Rumania, el 14 de julio de 1930, convocó alrededor del local del diario El Comercio a una masa de gente, pues se había instalado, en el frontis del entonces nuevo local, unos altoparlantes que trasmitían los momentos claves del partido. ‘Manguera’ Villanueva destacó en el juego, pero no llegó a concretar un buen partido. La violencia de los rumanos mandó en la cancha. Perú perdió 3 a 1, en un choque donde hubo más fuerza y valor que técnica depurada.
El segundo partido con Uruguay también fue derrota 1 a 0. Ocurrió el 18 de julio y la afición volvió a reunirse entorno a El Comercio para seguir los momentos más emocionantes del cotejo. Era, además, la inauguración oficial del estadio Centenario, que bullía de hinchas. Se trató del mejor partido de los peruanos, aunque no arrancó Villanueva.
El joven delantero peruano aprendió mucho de esa experiencia mundialista. De hecho, él y sus compañeros valoraron esos encuentros, ya que fue como un impulso para seguir mejorando. Empezaron a jugar con renovados ánimos, no solo los partidos de la liga nacional sino también los partidos internacionales en los que participó en esa larga década de 1930.
Lo que más se recuerda de Alejandro Villanueva y sus compañeros mundialistas era que, luego de haber participado en Uruguay 30, dejaron sentado en el Perú quiénes eran los mejores al conseguir un tetracampeonato, de 1931 a 1934. Así, el equipo victoriano realizó viajes constantes a Chile para enfrentar a equipos de ese país. Alianza Lima era una escuadra admirada, y eso lo demostraban las tribunas de los estadios chilenos repletos de hinchas que aplaudían al equipo blanquiazul con Villanueva como su líder nato.
Con esa fortaleza y pleno reconocimiento, varios de esos jugadores aliancistas, junto con colegas de otros equipos peruanos, formaron parte del equipo que viajó a Berlín (Alemania), donde se realizarían las inolvidables Olimpiadas de 1936.
Las olimpiadas en Berlín 1936
Ese año, no se jugó la Liga Oficial en Lima, debido a que la selección peruana se preparaba para participar en los Juegos Olímpicos de Berlín. Con su club Alianza Lima, Villanueva jugó en ese periodo una docena de partidos amistosos con equipos locales y extranjeros. Luego, se embarcaron rumbo a Europa.
El 8 de agosto de 1936, con un Villanueva en su mejor momento (ya acompañado de ‘Lolo’ Fernández, el ídolo de su rival Universitario), el combinado peruano jugó un partido clave con su similar de Austria, equipo superior en el papel. Sin embargo, los nacionales derrotaron con claridad 4 a 2 a esa escuadra que recibía el apoyo del régimen alemán de Adolfo Hitler. Pero dos días después, ante el reclamo austriaco, la FIFA intentó obligar a los peruanos a jugar de nuevo el partido. El hecho, irregular a todas luces, provocó que la delegación nacional se retirara en protesta por la arbitraria medida.
El pueblo peruano los apoyó sin condiciones. Marchas en las calles y grupos de jóvenes y adultos entonando el himno nacional en la Plaza de Armas de Lima dieron un cariz emotivo a la solidaridad nacional con el equipo formado por aliancistas, universitarios y jugadores de otros equipos locales. No había ningún distingo. El caudillo Villanueva, de 28 años, era consciente de estar viviendo una circunstancia especial de la historia del país. A su regreso, todos ellos fueron recibidos como unos héroes.
Alianza Lima siguió su camino y tuvo el orgullo de contar con Alejandro Villanueva el resto de esa década. ‘Manguera’, incluso, soportó la pérdida de la categoría en 1938, pero colaboró con mucha mística y dignidad con el regreso de la escuadra blanquiazul a la primera instancia del fútbol nacional en 1940.
Toda esa generación brillante de la década de 1930, con ‘Manguera’ Villanueva a la cabeza debía dar paso a las nuevas generaciones. El “Caballero del balón”, como le llamó alguna prensa, siguió en Alianza Lima hasta los primeros años de la década siguiente.
Un claro bajón en su estado físico motivó que ya no fuera parte de la selección nacional en el campeonato sudamericano de 1939 en Lima, el que fue todo para ‘Lolo’ Fernández. No disfrutó en la cancha de ese triunfo que nos coronó campeones por primera vez en el continente.
El año 1943 fue el último del crack ‘grone’ en el equipo. Casi no jugaba y tenía 35 años. Su estado de salud no era el mismo. Esa habilidad y picardía, ese brillo especial en su toque y desplazamiento se habían apagado lentamente.
La muerte de un maestro
Su decaimiento era notorio, pero él quería seguir jugando, no se resignaba. Hasta que el público mismo le hizo sentir el paso de los años. El día que sintió los primeros silbidos en la cancha, aceptó la idea de dejar de jugar. Ya parecía enfermo, y después de 17 temporadas dejó el fútbol profesional y también gran parte de la vida. Una vida bohemia, de malas noches y de una deficiente alimentación lo llevaron a una lamentable situación en su salud. Villanueva enfermó de tuberculosis.
“Ha muerto el deportista Alejandro Villanueva”, tituló El Comercio, y en la nota se remarcaba que hace meses el jugador de Alianza Lima "fue atacado del terrible mal”. Cuentan los cronistas que eran las 11 de la mañana de aquel martes 11 de abril de 1944, cuando en un cuarto del Hospital Dos de Mayo, el gran jugador blanquiazul dejó de existir, quizás recordando aun su juego maravilloso en un mundial o su viaje a la gloria en Berlín.
El entierro de Alejandro 'Manguera' Villanueva fue masivo. Cinco días después, el domingo 16 de abril de 1944, se jugó un clásico Alianza-Universitario, cuya taquilla fue entregada en su totalidad a sus deudos.