Sin querer que la tachen de blasfema, dice que tiene una cualidad que la asemeja a Jesucristo: la resurrección. Por supuesto como él era hijo de Dios, solo empleó tres días.
“Yo como soy hija de una señora de Costa Rica, necesité varios años. Cuando volví a la vida tenía más de setenta (...). ¿Cómo explicarles esta etapa de mi vida? Podría decir dolor y así quedaría todo solventado. Así fueron los quince años en el infierno. (...). Pero cuando ya no se comprende nada, cuando como un teporocho andas por la vida, cuando nada se dice sensato, cuando no se puede ver ni sentir nada, entonces es necesario volver. Y la vida parece más hermosa. Como siempre que se gana una batalla”. (Y si quieres saber de mi pasado, Chavela Vargas).
Y volvió con sus rancheras, las sacó de las cantinas y las elevó a los teatros. A principios de año tropezó con la muerte que no se la llevó para que siga cantando. En una ruidosa cafetería de hotel y a pesar de una mala noche (sin tequila, no sean malpensados), conversamos con esta dama de 83 siglos de vida.
Una amarga infancia
- En las memorias que publicó el año pasado usted habla con tristeza del desamor de su infancia.
Es muy amargo, pero posiblemente eso me hizo madurar inconscientemente y luchar sola contra todo. Eso pasó con el desamor de mi madre, pobrecita quizá ella no tuvo la culpa, le puso más atención a los hijos varones..
- ¿Quizá era natural en esa época?
En aquel tiempo sí, las madres se volvían locas por los hijos hombres y entonces yo pagué el plato del desamor y el desamparo. Luego me mandaron a una hacienda con gente que yo no conocía, con la que no tenía nada en común y nunca lo tuve. Hace poco me los encontré y al verlos, no sentí odio sino desprecio por ellos.
- ¿Por qué la dejan en la hacienda?
Porque mi padre y mi madre se separaron, estaban muy desorientados y los cuatro hermanos fuimos repartidos: mi hermanita Ofelia, que es la que queda, se fue con mi mamá y a mí me mandaron a la finca de unos tíos. Qué mentiras que la sangre jala. Yo puedo ser tu hija y si no me reconoces y no hablamos, no hay nada. En esa hacienda en lugar de pagar peones todos trabajábamos. Al principio me pareció espantoso, pero me hizo bien. Yo rompí parámetros. Era una niña rara.
- Siempre le repetían: eres rara.
Sí, una niña muy rara, que se levantaba en la noche a ver la luna. Soñaba con las estrellas y un mundo que he logrado vivir después: dulce y encantador. Ese fue un sueño que se convirtió en realidad cuando crecí.
- Fue un premio al esfuerzo.
Un premio a mi sufrimiento y a mi manera de vivir la vida en soledad y en lucha. Yo dije: a mí nadie me va a domar. Era como una yegua desbocada y así hasta ahora. No bajo la cabeza
- Antes de que la llevaran a la finca, sufrió una seguidilla de enfermedades. Digamos que llegó al mundo con mala pata.
No. Yo fui una niña marcada para hacer algo en la vida. Pero había que pagar un precio y lo pagué. Sufrí de polio y estuve muy grave. Ahora que me volví a enfermar recordé esa época: tenía como seis años y mientras mis hermanos jugaban yo los miraba con unas cosas de hierro en las piernas.
- ¿La mandaron al colegio?
Fui una temporada y como no me caía bien estudiar no regresé. A nadie le importó.
- ¿Le decían rara como un estigma?
Para mí nunca fue un estigma. Era mi vida: así nací, me crié y fui creciendo fuerte.
- ¿Antes de los 15 años ya sabía que tenía una opción sexual distinta?
Sí, lo descubrí y lo asumí con mucho orgullo.
- A muchos esto les cuesta una vida.
No lo creas, es miedo a la sociedad que te rodea.
- Dicen que la castigaban sin darle de comer...
No, simplemente no me hacían caso, que era un desprecio disimulado. En el alma de un niño eso duele mucho.
- ¿Qué tipo de relación le hubiera gustado tener con su madre?
No sé, a estas horas ni me preguntes. Quizás a mi edad pensé subconscientemente que como todo en mí era al revés, la relación que tenía con mi madre era la normal.
México: su segunda patria
- ¿Y por qué decidió viajar a México a los 14 años?
Por su magia...
- ¿Cómo lo conocía?
Lo oía por la radio, en sus canciones y me preguntaba: “¿Cómo llego a ese país?” Por eso la x de México es la cruz en la que me sacrifiqué para llegar a donde quería. Lo maravilloso es que lo logré. Hay muchos que se quedan en el camino destruidos. Yo agarré el alcohol por angustia, pero lo dejé. No tomo drogas. Soy una persona sana que no se avergüenza de nada, que no tiene deudas con la sociedad ni con el mundo ni con Dios ni con nadie.
- Nadie en su familia cantaba.
Yo cantaba desde chiquita y descubrí que cantaba bien.
- A pesar de que cuando llega a México le dicen que canta horrible.
A un señor le pareció que cantaba horrible y a mí me pareció que cantaba bien. Los demás no me hacían caso. Fue una búsqueda eterna que tenía que llegar a un final victorioso. Nunca me sentí derrotada, el alcoholismo fue un paréntesis en mi vida. Yo quería imponer mi manera de cantar, ese estilo, ese grito de angustia, ese suplicar a veces.
- Macorina fue su primer triunfo...
Sí, un poeta hizo los versos y yo le puse música e hice el arreglo. Ella existió, era hija de negro con china, una mezcla muy bella.
- Comentó que hasta al Papa le gustaba. ¿Cómo lo sabe?
Porque en la televisión en Cuba dijo: “A mí me gusta la música de Chavela Vargas.” No es que me lo haya dicho, pero supongo que oye la Macorina.
- Usted conoce a muchos políticos, entre ellos a Fidel Castro, pero creo que no le cae muy bien.
Como persona no lo juzgo, porque hay gente que a uno no le cae bien aunque sea muy buena. No juzgo nunca al político, porque cada uno tiene una manera de gobernar y de ver el mundo y yo no tengo la gran cultura para apuntarlos. Allá ellos con el pueblo.
- ¿Conoció a Fidel antes de la revolución?
Yo lo conocía porque vivía frente a la embajada de Cuba en México y él iba ahí. En un carrito andaba paseando a unas prostitutas.
- ¿Una especie de caficho?
Sí, sí.
- ¿Quién diría que después se convirtió en líder de la revolución?
Bueno, hay un paso.
La política, el arte y su amor por Frida Kahlo
- A usted nunca le gustó la política.
Me choca, está peleada con el arte que es algo sublime. Pero muchos artistas han usado su arte para hacer política.
¿Diego Rivera por ejemplo?
Ah, no, Diego era un genio como pintor y no necesitaba usar nada para nada.
- Pero buscaba dar mensajes a través de sus murales.
Bueno, sí, un mensaje político, como el del rico con la mano extendida dándole al pobre. Pero Diego era un impacto en sí. Como artista era genial, esos que nacen una vez cada mil años. Él y Frida.
- ¿Cómo siendo tan feo, podía ser tan conquistador?
Era adorado, un hombre muy alto y cuando se paraba, parecía que se mecía y el pelo, como que le flotaba. Era un batracio, un sapo.
- Un sapo atractivo
Un sapo adorado.
- ¿Cómo lograba sostener esta situación de amor entre usted y Frida con la presencia de Diego?
En ninguna parte con gente inteligente hay problemas. Los problemas quedan para los analfabetos.
- ¿Ustedes lidiaron bien con esta convivencia de a tres?
Muy tranquilos, yo quería a Frida, por mi admiración por ella como artista y después como mujer. Pero ahí no había una cosa rebuscada, ni nada feo, no confundamos nunca estas cosas. No tienen un fondo de porquería, ni de mentira, al contrario.
- Las cosas que usted habla de Frida son muy bonitas.
Solo queda decir cosas hermosas de la mujer en la vida. Si mujer fue mi madre, todas son adoradas, adorables, por eso yo le canto a la mujer.
- La vida de Frida fue un continuo sufrimiento.
Con dolores espantosos. Después del accidente, ella estuvo muchas horas en una mesa de billar donde la acostaron con un fierro metido por la vagina, deshecha. Fue muy valiente. Todo ese dolor que habría obligado a mucha gente a volverse maldita, ella lo sublimó.
Los grandes artistas que influenciaron en su música
- ¿Quiénes influyeron más en su lucha por un espacio en México?
Nadie, fue una orfandad. Lo puedo decir a grito abierto, nadie me ayudó ni a encontrar un lugar en la música, ni a dejar el alcohol.
- Pero influyó la imagen de artistas como Agustín Lara, José Alfredo Jiménez...
No su imagen en sí, sino su música. El arte más que la persona. La voz de un Pedro Vargas, un Jorge Negrete, una Lucha Reyes. Una señora que en un partido de fútbol que iba perdiendo México, se levantó de su asiento y en plena cancha empezó a cantar: “Ay Jalisco no te rajes” y ganaron el partido con la voz de Lucha. Todo era así, encantador.
- Usted siempre habla de sus revólveres.
En parte es una leyenda negra y en parte es cierto. Me encantan las armas: son muy estéticas.
- ¿Le gusta disparar?
Sí, cuando hay un ruido raro antes de preguntar, yo disparo.
- ¿Alguna vez ha herido a alguien?
No, nunca
- Usted se movía entre las cantinas y los castillos de los millonarios.
Sí, entre el jet set y los ‘teporochos’, (‘teporocho’ es el que bebe y ya no tiene esperanza ni salvación y duerme en la calle).
- ¿Cómo hizo para adaptarse a mundos tan diferentes?
El jet set tiene sus ratos de aburrimiento y le encanta conocer gente diferente. Para el jet set soy un souvenir, me agarran y me acunan.
- ¿Y le gusta ser un souvenir?
Ah sí, a mí me gusta que me apapachen y me quieran.
- Pero no le gustó cuando la llevaron a Hollywood.
No, para nada. El cine ni me lo nombres, lo odio.
- Pero las películas de Pedro Almodóvar resucitaron su fama.
Yo no he hecho películas con Pedro, yo he cantado en sus películas. No me gusta salir en escena.
- ¿Y ahora con Salma Hayek?
Ah, con Salma porque se trataba de la película de Frida.
- ¿Qué papel le dieron?
Canto una canción. Yo soy la muerte que está en una cantina con Frida y trato de llevármela. Es una escena muy linda.
* (Esta entrevista fue publicada en El Comercio el 12 de octubre de 2002)