Es una experiencia extraordinaria haber conocido al Dalai Lama Lhamo Thondup. Es diferente de todas las personas que he conocido. Aunque, desde un punto de vista general, se lo puede considerar algo así como un Papa, su conducta no tiene nada que ver con la de un pontífice. Los papas, aunque a veces sonríen, nunca se ríen y son muy solemnes. Lhamo Thondup es todo lo contrario. Es un espíritu ligero, aunque sumamente profundo. Suena a paradoja, pero es así. El Dalai Lama no solo sonríe, también se ríe y, a veces, a carcajadas. Hace bromas con sus interlocutores, se rasca la cabeza a cada rato, y bosteza sin miramientos. Que yo recuerde, nunca he visto bostezar a un Papa, por lo menos en forma no disimulada.
Después de que le hice la entrevista, fuimos todos a la Biblioteca Nacional, donde hubo dos sesiones. En la primera, el Dalai Lama estuvo al centro de una larga fila, en la que estaban representantes de todas las religiones existentes en el Perú. Había atuendos impresionantes, como el de un monje ortodoxo y, sobre todo, la del representante de la religión anglicana. Un hombre muy alto, con una crecida barba, calota en la cabeza, pequeña sobre los hombros y hasta la mitad del pecho, y luego, una larga sotana. Todo el vestido era de un agresivo color rojo borgoña. A su derecha estaba el representante de la Iglesia Católica, de tamaño más o menos normal, pero parecía un enano. Traté de ubicar a los representantes de las demás religiones. Había un japonés, pero, que desilusión, en lugar de ser un representante del budismo Zen, era un pastor evangélico.
Yo creía que el Dalai Lama iba a dialogar con algunos de los representantes de diferentes religiones, pero no fue así. Habló en tibetano. Tenía un traductor que daba la impresión de ser excelente y de comunicar de manera cabal todo lo que decía el gran monje. Como soy muy aficionado a los lenguajes, traté de captar los sonidos del idioma en que hablaba Lhamo Thondup. Tenía la u francesa, y la oe alemana. Pero no es un idioma nasal como el chino. En realidad no suena en absoluto como chino ni como japonés. He averiguado que es un idioma de origen mongol y que está emparentado con el húngaro.
Después de la reunión con los representantes de las diferentes religiones, se pasó a una sesión de preguntas. Como sucede siempre, al principio reinaba la timidez en la sala, nadie se atrevía a preguntar. Hasta que se arriesgó una mujer. Esta vez, Lhamo Thondup habló en inglés. Su inglés es correcto, pero su pronunciación, a veces, deja mucho que desear. En muchos casos el traductor acudía en su ayuda y repetía su respuesta en perfecto inglés. Las respuestas del Dalai Lama eran siempre iluminadoras, respondía con humor y la concurrencia reía. La sesión fue larga y duró alrededor una hora y media. Haber asistido ha sido una gran experiencia y ha contribuido a reforzar el concepto que me había formado del gran hombre. Vamos, ahora, a la entrevista.
Es un gran honor su santidad estar en su presencia y que me haya concedido una entrevista, siendo uno de los grandes líderes espirituales del mundo. Mi honor es ilimitado. Vengo de parte de El Comercio, diario en el cual trabajo desde hace 70 años. Pero no le haré las preguntas sobre temas que ya han salido en diarios y revistas. El director quiere algo nuevo, quiere que hablemos sobre su filosofía, su manera de ver el mundo, sobre todo aquello que pueda ser iluminador para nuestros lectores. Además de periodista, soy un hombre dedicado a la filosofía y durante muchos años me ha interesado el problema religioso, y sobre todo el budismo. Lo he estudiado bastante, de manera que haré las siguientes preguntas.
-¿Es usted un buda?
No.
-¿Cómo es el sentimiento de liberación? Los textos dicen que es un sentimiento de perfecta calma, de autocontrol absoluto, y de desaparición de todo deseo.
Se elimina todo lo negativo, esa, es la clave de todo.
-Entonces hablemos sobre el nirvana. ¿Qué cosa es este componente misterioso y fundamental de la Doctrina Budista, presente en todas sus variantes hinayánicas y mahayánicas?
Según la tradición antigua, el nirvana significa liberación. Es un antiguo concepto indio y no budista y que tiene significados o interpretaciones diferentes.
-¿Cuando se ingresa en el nirvana uno queda liberado del renacimiento?
Exacto. Una vez que se llega al nirvana la mente se torna independiente. Las emociones ya no dominan ni influyen en nada. El renacimiento no se produce más. El nacimiento ordinario es ya de otro, pero no es el mío.
-Casi todos los especialistas en budismo, tanto orientales como occidentales, difieren entre ellos.
Es natural. Hay desacuerdos reales entre los diversos maestros y esa es la única razón. Yo pienso que mientras el concepto de nirvana permanezca siendo un asunto intelectual, habrá diferentes interpretaciones, pero una vez que se experimenta desaparecen las diferencias. Eso está claro. Se llega al nirvana por medio de una técnica de la mente. Pero no es, de ninguna manera, una técnica de la mente. En él no se sobrevive, pues es independiente de la existencia real. Es una negación de la imaginación y la mente, y se ganan de este modo experiencias más profundas. Y, eventualmente, la visión equivocada de lo que es el nirvana, queda erradicada. Esta es mi visión al respecto. El nirvana es la última realidad de la mente. O, con mayor precisión, es el resultado del último paso que ha dado la mente real.
-¿Por qué el número de reencarnaciones es tan importante respecto de la sabiduría? ¿Se ha liberado ya de la rueda de la vida la persona que recuerda sus reencarnaciones?
Desde la perspectiva budista, alguien que tiene continuos renacimientos es considerado más creador, más precioso. Es un tema común tanto al budismo como al brahamanismo, hay muchas similitudes, pero naturalmente todo ello significa compasión, tolerancia, amor, autodisciplina, perdón. De acuerdo con las viejas tradiciones, todo esto es lo mismo entre el budismo, el catolicismo, el hinduismo y el islamismo. En el budismo es muy importante el concepto de karma. El concepto de reencarnación tiene que ver con el karma, lo mismo que el nirvana. Pero esta tradición no es solo budista, sino que también es brahamánica. En este sentido se puede considerar al budismo y al brahamanismo, como hermanos gemelos.
-Sobre el karma existe un tema que me preocupa mucho: es completamente mecánico. No corresponde al concepto de castigo impuesto por un poder superior, como Dios mismo. ¿Cuál es la profundidad de su fe en el karma.
Es verdad que el karma es mecánico. Las cosas pasan debido a esto y aquello. Puede hacerse la siguiente comparación: la ley del karma es como la ley de la causalidad. Esta ley rige universalmente en la naturaleza. Empero, puede haber una causalidad baja, o sea, no absoluta, sino probabilística. Por lo menos en ciertos casos. Cuando hay buena semilla y la tierra ha sido bien arada, se presentan rutinas para la cosecha. Si usted atiende intensamente a estas cosas, puede observar que también se refieren a su vida. Si alguien tiene una buena educación, si trabaja respecto de sí mismo, será una buena persona. Es cierto que el karma es mecánico. El que ha hecho bien renace en una situación superior a la que tenía. Si ha hecho mal, renacerá en una posición inferior. Pero, y esto es muy importante, no en todo caso se producen las cosas de modo puramente mecánico. A veces, hay una producción de castigo (descenso), o de premio (ascenso), que es probabilística. Solo puede producirse el karma en un 99%, pero siempre habrá algo que usted no puede predecir y todo esto depende no solo de esta vida sino también de las otras vidas que suelen estar ocultas. Las reflexiones que acabo de hacer, para los budistas, son filosóficas. Pero también lo son en la concepción brahamánica.
-En el Hinayana y el Mahayana la creencia en la reencarnación es algo comparable al aire que respiramos. No hay posibilidades de dudar o de pensar negativamente sobre ella. Empero, la idea de la reencarnación no es tan simple. ¿Cómo es posible? ¿Por qué nadie, con muy pocas excepciones, recuerda sus vidas anteriores? Además el hecho de haberse reencarnado muchas veces significa que el reencarnado es un hombre sabio y liberado.
Esas personas son completamente excepcionales, recuerdan de manera muy clara sus vidas pasadas y eso depende, eventualmente, de los nacimientos anteriores. Esta creencia existe no solamente en el budismo mahayánico, sino también en el hinayánico.
-Si no me equivoco, el budismo tibetano pertenece al Mahayana o Gran Vía. Y, entonces, debe ser muy diferente del budismo hinayánico, que es más antiguo y más fiel a las enseñanzas del mismo Buda, que están expuestas en el Udana y el Dharmapada.
No es así, pues el budismo tibetano es completo, pues incluye al budismo mahayánico en su práctica del theravada, al budismo hinayánico y, además, al budismo tántrico. Hemos discutido sobre este hecho notable con monjes de Tailandia y de Sri Lanka, con quienes hablamos, además, sobre el budismo chino y el japonés, y todo eso significa que nosotros tenemos todas las visiones o concepciones tradicionales.
-Esto es nuevo para mí.
Lo que sucede es que los modernos expertos occidentales en budismo no ven la profunda riqueza del budismo, no la conocen.
-Temo que la entrevista ha sido larga, pero tengo una excusa por haber abusado de su bondad: nuestros lectores están ávidos por saber de usted. La importancia que tiene para los peruanos, tanto cristianos como budistas, es mayor de lo que imagina. En el mundo hay una crisis de valores y en nuestro país es mayor. ¿Puede darnos un mensaje que nos ayude a superar la crisis en que estamos sumidos? Un mensaje que pueda tener una profunda influencia en todos los aspectos de nuestro país, incluso, el político.
La solución a la crisis de valores tienen que encontrarla ustedes mismos. Por supuesto, como hermanos y hermanas podemos compartir experiencias y puntos de vista, pero la solución debe venir de ustedes mismos.
(*) Esta entrevista fue publicada el 11 de mayo de 2006.