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Festival de la Primavera: el tradicional evento trujillano que se internacionalizó y trajo a Ricardo Montaner

Hasta 2019 el Festival Internacional de la Primavera era el evento que congregaba a miles de turistas en la ciudad de Trujillo. En esta nota recordamos cómo se inició uno de los eventos más tradicionales del Perú.

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Postal del 26 de setiembre de 1962 cuando el corso del Festival de la Primavera recorrió las calles del centro de Trujillo. Foto: GEC Archivo Histórico
Postal del 26 de setiembre de 1962 cuando el corso del Festival de la Primavera recorrió las calles del centro de Trujillo. Foto: GEC Archivo Histórico
Lilia Córdova Tábori

Hasta 2019 el era el evento que congregaba a miles de turistas en la ciudad de . Corsos con carros alegóricos, reinas de belleza, campeonatos y música eran la constante por estas fechas. Incluso en 2017 se declaró feriado no laborable para que nadie se pierda este tradicional evento.

Tal vez pocos recuerden que la única vez que el festival no se llevó a cabo fue a consecuencia del terremoto que destruyó Áncash en mayo de 1970. La ciudad de la eterna primavera también sufrió daños a consecuencia del sismo.

Primavera con historia

El Festival de la Primavera nació por iniciativa de Alberto Novoa, miembro del club de Leones, quien le propuso a su institución organizar un evento en honor a esta estación. Es así que un 24 de setiembre de 1950, las calles del centro de Trujillo fueron escenario de un corso con 12 carros alegóricos. La reina de la primavera, elegida por los socios del club de Leones, fue la joven Gladys Barriga Bringas.

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Entre las actividades del programa, según informó el corresponsal de El Comercio en aquella época, figuraban un festival de natación, una cabalgata y unas comparsas. La nota musical estuvo a cargo de la banda de los colegios San Juan y Seminario. El primer desfile primaveral se cerró con una fiesta.

Desde un inicio el objetivo del evento fue realizar obras sociales. En esa oportunidad se recaudaron 800 soles que sirvieron para construir dos aulas del colegio San Vicente de Paúl.

Las 'waripoleras' se ganaron el cariño del público trujillano desde que, en 1965, desfilaron por primera vez. Postal del festival de 1968. Foto: GEC Archivo Histórico
Las 'waripoleras' se ganaron el cariño del público trujillano desde que, en 1965, desfilaron por primera vez. Postal del festival de 1968. Foto: GEC Archivo Histórico

De Trujillo para el mundo

En 1960 la fama del Festival de la Primavera cruzó nuestras fronteras. Las reinas de belleza de países vecinos fueron invitadas a participar del corso. Las informaciones de la época dan cuenta del revuelo que las jóvenes causaban y de los cócteles que se realizaban en su honor.

Tan grande fue la acogida del Festival de la Primavera que en 1961 el presidente Fernando Belaúnde Terry, mediante Decreto Supremo N15, oficializó su carácter internacional.

En 1965 Alberto Goicochea Iturri, presidente del club de Leones, presentó a bastoneras norteamericanas, conocidas como ‘waripoleras’. Las jóvenes se ganaron rápidamente el cariño de los trujillanos. Ese mismo año, Trujillo fue designada Capital de la Primavera por Ley del Congreso N15621 del 28 de setiembre de 1965.

Reinas de belleza son recibidas con un cóctel antes de su participación en el Festival de la Primavera. Foto: GEC Archivo Histórico
Reinas de belleza son recibidas con un cóctel antes de su participación en el Festival de la Primavera. Foto: GEC Archivo Histórico

A ritmo de marinera y con el esfuerzo de los socios del Club de Leones, el festival fue creciendo hasta extender su duración en 10 días. Durante algunos años se realizó el Festival Internacional de la Canción de Trujillo en el coliseo cerrado Gran Chimú. En la primera edición se entonaron 48 canciones de género criollo e internacional. Los mejores solistas y conjuntos se disputaban 100,000 soles en premios.

Roberto Cantoral, Pepe Miranda interpretando una canción de Mario Cavagnaro, los argentinos Cristina y Lauro Volpi y el venezolano Ricardo Montaner fueron algunos de los participantes. Con el paso del tiempo se incorporaron ferias, exposiciones, cabalgatas de caballitos de totora y campeonatos de tabla.

Un jardín rodante

El corso, que comenzó en las estrechas calles del centro, se trasladó a la avenida España teniendo al coliseo Mansiche como punto de concentración. Unas tres horas duraba el desfile de coloridos carros alegóricos con las reinas de belleza saludando a la multitud; mientras las ‘waripoleras’ hacían acrobacias con sus bastones sin descanso. El corresponsal del diario decano, en 1968, calificó al corso como un jardín rodante de reinas y flores.

El corresponsal del diario decano, en 1968, calificó al corso como un jardín rodante de reinas y flores. Foto: GEC Archivo Histórico
El corresponsal del diario decano, en 1968, calificó al corso como un jardín rodante de reinas y flores. Foto: GEC Archivo Histórico

Las actividades que se realizaban durante el festival eran gratuitas y los fondos recaudados destinados a obras sociales. Gracias a este esfuerzo se han construido y equipado escuelas, centros de salud, albergues, parques infantiles y entre otras obras sociales.

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