Alfonso Grados Bertorini fue uno de los pioneros del periodismo deportivo en el Perú. Encantó a los lectores como ‘Toribio Gol’ y se ganó el apelativo de ‘Señor Concertación’ cuando logró reunir a varios sindicatos en una mesa para dialogar en los años 80.
Corría la década del 30 cuando Alfonso Grados Bertorini se enamoró del fútbol en su natal Pisco. Junto a un grupo de amigos se las ingeniaban para juntar dinero y comprar la revista El Gráfico que llegaba con mucha demora a provincias.
Se formó en las aulas del colegio Guadalupe. Estudió Derecho en San Marcos, pero su verdadera vocación, el periodismo, la descubriría por casualidad. Junto a Sebastián Salazar Bondy escribiría sus primeras “divagaciones en prosa”.
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En 1949, Alfonso Grados Bertorini inició su aventura periodística con el lanzamiento de la revista deportiva Equipo. Los periodistas Raúl Villarán, Federico La Rosa Toro y Guillermo Cortez Núñez formaban la redacción de esta publicación que revolucionó el periodismo de la época.
Los cuatro mosqueteros firmaban sus artículos con varios seudónimos. Allí hace su aparición Toribio Gol. “Yo me llamo Alfonso Toribio, y tenía miedo de que la gente descubriera que me llamaba Toribio, y a ese feo nombre le puse, pues, el gol. Toribio Gol”, así explicaba el pionero del periodismo deportivo a cuanta persona indagaba por el peculiar sobrenombre.
Su pluma se paseó por el diario Última Hora y las revistas políticas Ya y Etcétera. Pero el reconocimiento del público lo obtiene con su columna ‘Vuelta Olímpica’ del diario La Prensa. Pasará a la historia como aquel periodista de cabellera alborotada que se amanecía rodeado de redactores y diagramadores, de fotografías y lápices de cera dándole forma al periódico.
El Sudamericano de 1957, que se jugó en Lima, marcó el inicio de las coberturas periodísticas especializadas en deporte. Alfonso Grados Bertorini convocó a las mejores plumas de La Prensa para informar en cinco páginas todos los detalles del torneo. Además, reforzó el plantel con los experimentados periodistas Ricardo Lorenzo Rodríguez “Borocotó” y Julio “Jumar” Martínez.
El presidente Fernando Belaunde Terry lo nombró ministro de Trabajo en dos oportunidades. La primera se vio interrumpida por el golpe de Estado del general Velasco. La revancha llegaría en 1980 cuando le encargaron dicho ministerio.
El ambiente social de la época estuvo marcado por los despidos masivos de trabajadores. Las huelgas eran pan de cada día, hasta que el 14 de enero de 1981, en vísperas de otro paro, el ministro Grados Bertorini dispuso la creación de la Comisión Nacional Tripartita.
Un día después se sentaban en la misma mesa representantes del gobierno, el sector empresarial y los gremios sindicales (CTP, CGTP, CTRP y CNT) con el fin de resolver la crisis provocada por los despidos arbitrarios durante el gobierno militar.
Impulsar el tripartismo en nuestro país le valió el apelativo de “Señor Concertación”. Su gestión en el ministerio de trabajo será recordado por sentar las bases del diálogo social entre empleados y empleadores con el objetivo de mejorar las condiciones laborales.
Alfonso Grados Bertorini compartió su pasión por el deporte rey con el gran futbolista Lolo Fernández, de quien admiraba su nobleza y caballerosidad dentro y fuera de las canchas. Sérvulo Gutiérrez y Alfonso Tealdo fueron sus compañeros de noches de bohemia. Conoció al cantante y compositor puertorriqueño Daniel Santos siendo la canción “En el juego de la vida” una de sus favoritas.
“Yo me pregunto y me respondo por qué tanta inmoralidad en este país”. Con estas palabras el cómico Guillermo Rossini imitaba al amigo y político en el programa Risas y Salsa. A pesar de haber sido congresista y diplomático, Alfonso Grados Bertorini siempre se definía a sí mismo como un periodista que se emocionaba cada vez que gritaba gol.
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