“En la COP 20 es indispensable negociar cosas realistas”
Con motivo de la Tercera Audiencia Descentralizada sobre el Cambio Climático, realizada por El Comercio y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 23 de agosto pasado en Arequipa, antesala de la Vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 20), que se llevará a cabo en Lima del 1 al 12 de diciembre, este Diario conversó con la abogada ambientalista franco-peruana Patricia Cuba-Sichler y con el ingeniero y economista francés Benoit Leguet. Ambos especialistas participarán en la COP 20, ya que el 2015 Francia organizará la COP 21.
— Dra. Cuba-Sichler, ¿por qué es importante la COP 20?
El Perú prepara la COP 20 de diciembre próximo, en coordinación con las instancias de la ONU, los demás estados miembros y el país anfitrión de la próxima COP 21, que tendrá lugar en Francia, en diciembre del 2015. Será ahí donde, según los acuerdos tomados en las pasadas COP y el programa establecido por las Naciones Unidas, deberá adoptarse el futuro acuerdo global y, en principio, jurídicamente vinculante que reemplazará al Protocolo de Kioto de 1997.
— ¿Entonces, existen sinergias entre la COP 20 en Lima y la COP 21 de París en el 2015?
Por supuesto. Dicho acuerdo global y jurídicamente vinculante en el 2015 no podrá concretarse si no se logran avances significativos en la estructuración del acuerdo en la COP de Lima. Cabe recordar que el Protocolo de Kioto es el primer instrumento legal que instaura normas vinculantes para dar fuerza jurídica a los principios adoptados por la convención. Basado en una distinción binaria entre países en desarrollo y países industrializados, el Protocolo de Kioto impone a estos últimos objetivos cuantitativos de reducción de sus emisiones de seis gases de efecto invernadero (GEI), responsables del incremento del calentamiento global en un porcentaje promedio de 5%, entre el 2008 y el 2012.
— Señor Leguet, como especialista de la economía del clima, ¿cuáles son en su opinión los principales obstáculos para alcanzar un acuerdo vinculante en la COP 21 en París y cómo puede avanzar en ese sentido la COP 20 de Lima?
Creo que es indispensable alertar a la opinión pública y a los actores políticos sobre la necesidad de negociar cosas que sean útiles y sobretodo realistas. Los dos principales desafíos de la negociación internacional sobre el clima son, en mi opinión, el crear reglas transparentes para crear confianza mutua entre países divergentes y promover fuentes de financiamiento que inciten y movilicen al sector privado.
— Por ejemplo…
Habría que brindar mecanismos idóneos a los países para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y medir los progresos alcanzados hasta el 2050. En vez de esperar la adopción de medidas “vinculantes” que serán difíciles de hacer adoptar, podría promoverse la aplicación global del Monitoring, Reporting, Verification (MRV) de las emisiones GEI. El grado de compromiso podría definirse en función del grado de ambición de las partes. Ello se va a ir definiendo desde diciembre próximo en la COP 20 en Lima. Lo más simple sería que todos los países aceptasen medir sus emisiones de GEI, tal como se ha hecho en la COP 19 en Varsovia del 2013 para la deforestación tropical. Lo más ambicioso sería que los países acepten someter a evaluación internacional sus políticas nacionales, pero tal grado de compromiso parece poco probable, ya que toca temas muy delicados como el de la soberanía nacional. Pero, sin duda, el MRV es una de las medidas que contribuiría a la necesaria transparencia para reducir las discrepancias entre los diversos bloques.
— Y respecto al financiamiento, ¿qué alternativas propone la CDC Climat?
Respecto al financiamiento, sabemos que los fondos públicos no bastarán para lograr el objetivo de limitación del calentamiento climático a 2 grados hasta el 2050 o para reunir los 100.000 millones de dólares prometidos para el 2020 por los países del norte. Por lo que es necesario, primero, movilizar las inversiones privadas de sectores intensivos en carbono hacia sectores más sobrios en carbono y, segundo, movilizar nuevas fuentes de financiamiento asociando a las empresas, el sector privado y la sociedad civil en su conjunto. Para alcanzar las propuestas mencionadas en la COP 21, la COP 20 de Lima deberá, desde ya, orientar las discusiones para fomentar la transparencia y el financiamiento privado.
— ¿Cuáles serían concretamente los mecanismos para movilizar dichos fondos privados e incitar nuevas fuentes de financiamiento?
Desde hace varios años, el equipo multidisciplinario de la CDC Climat trabaja en esos temas. Muy recientemente hemos sometido a consulta pública nuestro reciente estudio titulado “Smart Unconventional Monetary (SUMO) Policies: giving impetus to green investment”, que examina tres familias de proposiciones de mecanismos de financiamiento reforzados por políticas monetarias no convencionales orientadas hacia las inversiones verdes. Estas políticas no convencionales son: la utilización de los derechos especiales de giro (DEG) emitidos por el FMI, el aligeramiento cuantitativo verde y la emisión de certificados de carbono. Creemos que estos mecanismos tienen un fuerte potencial para brindar montos de financiamientos importantes, a bajo costo, para los proyectos ambientales y reducir el riesgo ligado a las inversiones verdes para los inversionistas privados. Debido a que tienen la precaución de considerar las situaciones específicas de cada país, estos mecanismos nos parecen perfectamente adaptables.
— Dra. Cuba-Sichler, ¿en qué y cómo afectan estas negociaciones internacionales a la sociedad civil peruana y a la economía nacional?
Concretamente para el Perú se plantea el doble desafío de, en primer lugar, jugar un rol preponderante conduciendo las negociaciones hacia un consenso factible con sus pares latinoamericanos y, en segundo lugar, anticipar reglas para que sus principales actividades generadoras de GEI sean virtuosas y menos carbonizadas sin afectar el crecimiento económico o frenar la inversión.
— ¿Qué nuevas políticas podrían estudiarse?
Por ejemplo, podrían estudiarse políticas para el sector agrícola que, si bien aporta importantes divisas al país, genera a la vez gran cantidad de GEI. Del mismo modo, el rol activo que el Perú ha logrado desarrollar en la promoción de proyectos generadores de bonos de carbono a través del mecanismo de desarrollo limpio (MDL) podría reformularse y promoverse.
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Textos: Iris Valderde | Fotos: Alessandro Currarino