Viaja a los manglares, al bosque seco y al encuentro de las ballenas jorobadas
Ni bien publiqué en Facebook que viajaba a las playas del norte, las preguntas de algunos viajeros no se hicieron esperar: “¿Saben si para ir a Piura o Tumbes hay peligro?”, escribió Anilú. “¿Ya está bien todo en el norte?”, “¿es seguro viajar en estas fechas?”, consultó Maria Elena. Mientras que Daniel fue directo al grano: “¿Ya no hay dengue?”.
Después de 4 días viajando desde Tumbes a Talara (Piura) puedo asegurarles que el norte está en su mejor momento: buen sol, acceso a todos lados, cero plagas (hay zancudos como siempre y grillos también pero no en cantidades masivas), comida deliciosa y como si eso no bastara, ballenas jorobadas hasta fines de octubre.
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DEL MANGLAR A LA MESA
Arrancamos en la ciudad de Tumbes. Tomamos la carretera Panamericana Norte y 15 minutos después volteamos a la izquierda en un desvío que nos condujo a nuestra primera parada: El Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes, un área protegida que abarca 2.972 hectáreas de bosque de mangle, un árbol de enormes raíces que crece entre las aguas del mar y de río. Un lugar que es el paraíso de los avistadores de aves porque es habitado por 148 especies aladas.
Ingresamos por Puerto 25, en Zarumilla. Abordamos una lancha a motor y viajamos al corazón de esta área natural protegida. Transitamos canales, hicimos una parada en la Isla de los Pájaros y luego observamos a Eugenio Dioses Franco extrayendo conchas negras del santuario. Las sacaba y las guardaba en su bolsillo con una habilidad envidiable pues lleva 40 años en esta labor. Finalmente seleccionaba y devolvía las que medían menos de 4,5 cm., como dicta la norma.
Minutos después y casi como un mea culpa, Santiago Aguayo confiesa que hace algunos años fue un depredador: “En esa época sacábamos entre 180 a 200 cangrejos. Para el año 2003 habíamos acabado con todo. Por eso propusimos la veda junto con Sernanp. Diez extractores de cada asociación nos hicimos guardaparques y a los 3 años recuperamos la especie”, expresa orgulloso este tumbesino que con un guante gastado saca enormes cangrejos rojos.
Tanto Eugenio como Santiago forman parte de las seis asociaciones de concheros, cangrejeros y pescadores que viven de los frutos del mangle pero sin depredar. Son alrededor de 300 y todos respetan los límites de extracción, las tallas y tiempos de veda. Además, se turnan para acompañar a los visitantes y para preparar el suculento ceviche de conchas negras con el que todo visitante debe cerrar su visita. En el restaurante de Puerto 25 se ofrece un menú de S/15 y platos a la carta desde S/ 35.
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ADRENALINA NORTEÑA
En el límite entre Tumbes y Piura se encuentra el fundo La Caprichosa, famoso por su circuito de canopy que te hace volar atado a un arnés. Son cuatro líneas dispuestas a diferentes alturas, la primera tiene 800 metros de largo, está a 150 metros del suelo y resulta todo un reto. Después de eso, cruzar las demás resulta muy fácil. Si aún queda coraje y resistencia puedes continuar con el circuito de cuerdas, la palestra o salir a cabalgar por el bosque seco que ahora está un poco más verde de lo normal.
La administradora del fundo, Catherine Chuzón, recuerda que el 1 de febrero la quebrada Fernández se activó con las lluvias y bloqueó el acceso al lugar: “A mediados de abril recién pudimos ingresar caminando por un paso de herradura que nos tomaba una hora de trayecto. Encontramos todo inundado, maleza y los techos de los búngalos dañados”. Ella calcula pérdidas superiores a los S/ 200.000 debido a los meses que dejaron de funcionar, el cierre del ecolodge y la caída de turistas.
Actualmente ya todo está restablecido y se puede llegar en cualquier tipo de vehículo. Todo el circuito de aventura está operativo y desde el 27 de julio abre nuevamente el alojamiento, con 25% de descuento en agosto debido a que no han recuperado la señal de WiFi (S/ 294 por noche para dos).
Si eres de los que se pregunta si hay dengue, Chuzón responde que junto a la limpieza de la maleza fumigaron dos veces así que no hay riesgo.
Un día con tantas emociones fuertes merecía unos buenos masajes frente al mar. Justo al caer la tarde y cuando el cielo se pintó de tonalidades anaranjadas, la masajista Fénix Lara me brindó una sesión relajante que combinaba la técnica tailandesa, acupuntura y reflexología. La hora costó unos S/ 100 en el hospedaje mancoreño, Samana Chakra.
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TEMPORADA DE GIGANTES
El domingo tocó madrugar para ver ballenas jorobadas. La excursión con Pacífico Adventures nos llevó al encuentro de lobos marinos, piqueros de patas azules, pelícanos y cormoranes que descansaban en la plataforma petrolera MX1. Vimos un cetáceo juvenil que soplaba y sacaba la cola del agua y también a un grupo de delfines.
El guía y estudiante de biología, Daniel Cáceres, nos cuenta que después de una semana de iniciada la temporada de ballenas recién salieron tres embarcaciones de Pacifico Adventures a la mar. La caída del turismo tras el paso del Niño Costero fue brutal, hubo semanas en las que ningún turista nacional se asomó por las playas norteñas y recién se ven señales de recuperación.
Se estima que entre 7.000 a 9.000 ballenas transitan esta zona cada año y la temporada se prolonga hasta octubre. El precio de esta experiencia es de S/ 130 por adulto y S/ 110 por niño. La agencia Canechi Tours le suma los traslados ida y vuelta desde cualquier hotel en Máncora y cobra lo mismo.
El último día me permití tirar la toalla frente al mar más cálido de la costa peruana y disfrutar del verano en pleno invierno. Para viajar a estos destinos te conviene revisar las ofertas del portal Y tú, ¿qué planes? y los datos que comparto en Facebook e Instagram. No dejes de seguirme en las redes.
* Imagen destacada: Sebastián Gonzalez.