La salud en los viajes espaciales
La semana pasada, los astronautas Scott Kelly de Estados Unidos y Mikhail Kurnienko de Rusia regresaron a la tierra después de haber pasado 340 días en el espacio. ¿Qué cambios ocurren con la salud del ser humano después de tan larga estadía en el espacio?
La Estación Espacial Internacional (EIS) es un proyecto iniciado en noviembre de 1998 y es financiado y conducido por Estados Unidos, Rusia, Japón, Canadá y la Unión Europea. Considerada la empresa humana mas costosa que jamás se haya construido ($150.000 mil millones de dólares en el 2010), se calcula que cada día que un astronauta pasa en la EIS cuesta aproximadamente $7.5 millones de dólares.
La EIS circunda el planeta en una órbita baja entre 330 y 435 kilómetros, a una velocidad de 27.724 kilómetros por hora y da una vuelta completa al planeta cada 93 minutos (15.54 órbitas por día). Allí, durante 340 días, vivieron en soledad Scott Kelly y Mikhail Kurnienko. El record mundial lo tiene Valeri Polyakov, astronauta ruso que pasó 438 días en el espacio entre 1994 y 1995.
Los seres vivientes (seres humanos incluidos) se han adaptado durante millones de años a la vida en la tierra, gozando de elementos naturales tales como días de 24 horas, repartidos en tiempos mas o menos iguales de luz y oscuridad, presencia de la gravedad que imperceptiblemente gobierna sus funciones vitales, interacción con otros seres vivientes, disponibilidad de infinita variedad de alimentos, protección atmosférica de mortales rayos cósmicos, etc.
Cuando el ser humano se aventura a alejarse del planeta, son precisamente esos elementos los que desaparecen de un momento al otro. Imagine tener cero gravedad y andar flotando todo el tiempo, imagine tener 15 amaneceres o anocheceres en 24 horas, imagine estar constantemente bombardeado por rayos cósmicos, imagine no poder masticar ni deglutir normalmente, imagine defecar en una máquina que succiona lo que usted elimina, imagine tomar agua derivada de su propia orina y sudor, imagine ver relámpagos constantes de luz a pesar de estar con los ojos cerrados, imagine no poder dormir y estar constantemente insomne. Creo que no queda ninguna duda que el estar sometido a cambios tan radicales en la vida diaria van a tener que pasarle la factura a la salud. Repasemos algunos.
Efectos inmediatos
Se producen apenas sale el cohete al espacio. La enorme fuerza de aceleración del lanzamiento hace que la sangre del cerebro se vaya a los pies y los astronautas pierdan momentáneamente el conocimiento. En la actualidad, se evita este problema orientando el cuerpo del astronauta para que la sangre vaya al pecho, en vez de a los pies. A los pocos minutos después del lanzamiento, se producen fuertes nauseas por una desorientación del oído interno, órgano que controla el equilibrio. La misión del Apolo 9 tuvo muchos problemas cuando el astronauta Rusty Schweickart vomitó mas de la cuenta durante el vuelo.
Efectos a mediano plazo
El mas fastidioso es la hinchazón de la cara y la parte alta del cuerpo y el enflaquecimiento de las piernas. Esto se produce porque al no existir gravedad, el astronauta siente como si todo el tiempo estuviera “boca abajo”. Eso hace que se congestione la cara, los ojos, la nariz, y por tanto la linfa escape de los vasos sanguíneos y se hinche la parte alta del cuerpo, dejando al revés, la parte baja con menos líquido.
En esta etapa se ha documentado también que los ojos de los astronautas cambian de forma, sufren hinchazón de la retina y el nervio, debido probablemente a aumento de la presión cerebral dentro del cráneo.
Otro efecto importante a mediano plazo es que al no usar los músculos por la falta de gravedad, los astronautas empiezan a sufrir una rápida y generalizada atrofia muscular. Experimentos en ratas han demostrado que en solo 10 días, se puede perder hasta el 30% de la masa muscular. Dos horas diarias de intensos ejercicios y levantamiento de pesas evitan que el astronauta se convierta muy pronto en un verdadero guiñapo humano, débil como un trapo. Además de los músculos esqueléticos, se ha documentado también que el musculo del corazón puede mostrar signos de debilidad.
Además del efecto sobre los músculos, los huesos pierden calcio con mucha facilidad, se ha calculado por ejemplo que un astronauta puede perder hasta 2% de su masa ósea en solo un mes. Este problema se agrava porque los astronautas no pueden usar el sol para que su piel fabrique vitamina D. Eso hace que dependan de ejercicios y suplementos de calcio y vitamina D.
Un problema muy común, y uno de los efectos mas conocidos de la vida en el espacio, es la torpeza que muestra el astronauta para manipular objetos de uso común y para realizar actividades rutinarias. Este problema es consecuencia de la falta de gravedad, que no solo hace que los objetos no tengan peso y floten, sino que no le permite calcular la fuerza de sus músculos para realizar actividades. Cuentan los astronautas que al regresar a la tierra y no reparar que los objetos ya no flotan, se convierten en personas muy torpes porque se les caen todas las tazas y platos que tienen entre las manos.
Los trastornos del sueño son también muy importantes en esta etapa. Tener un nuevo amanecer cada hora y media hace que el delicado sistema de control del sueño se altere severamente. Para evitar eso, cada astronauta tiene una pequeña celda que puede oscurecerse completamente, sin embargo, ellos solo duermen seis horas por noche. Pero la falta de gravedad hace que al dormir y relajar sus músculos, el astronauta adopte una extraña postura, con la cabeza inclinada hacia adelante y los brazos flotando alrededor del cuerpo.
Efectos a largo plazo
El astronauta crece. El astronauta Kelly ha regresado cinco centímetros mas alto que cuando partió hace casi un año. Este increíble fenómeno empieza a producirse progresivamente algunos meses dentro del viaje espacial y se explica conociendo la anatomía de la columna vertebral.
La columna vertebral esta compuesta por la superposición de una serie de huesos llamados vertebras, los cuales están separados entre si por un tejido blando, llamado cartílago intervertebral. Ese cartílago intervertebral tiene en su centro una gelatina espesa llamada núcleo pulposo, que dicho sea de paso, es la que se “derrama” cuando se presenta una hernia de la columna. Al no existir gravedad, y por tanto eliminarse la presión que ejercen las vertebras sobre esos “colchoncillos”, estos absorben líquido y se expanden, haciendo entonces que todos los tejidos de la espalda se estiren también, provocando entonces el aumento en la talla del astronauta. Kelly recuperará su talla original en los próximos meses.
El astronauta puede desnutrirse. Este es un problema muy serio pues depende de alimentos pre preparados, exquisitamente balanceados, para sobrevivir. Sus alimentos son líquidos o licuados, y pueden causar problemas cuando pequeñas cantidades de alimentos o líquidos se escapan de la boca o los contenedores y flotan libremente en la cápsula espacial.
Los sentidos cambian en el espacio. Aparte de la severa congestión nasal, que impide sentir el sabor de ciertos alimentos, los astronautas han reportado cambios en el sentido del olfato, el gusto y la vista. Al parecer por el bombardeo constante de los rayos cósmicos, los astronautas se quejan de sentir como relámpagos de luz incluso cuando tienen los ojos cerrados.
Las defensas disminuyen. Múltiples experimentos en humanos y animales demuestran que el sistema inmunológico o de defensa se deprime en el espacio. Mayor susceptibilidad a infecciones y al cáncer por las radiaciones son preocupaciones constantes entre los médicos de la NASA.
El astronauta se deprime. Las estrictas rutinas diarias, la ausencia de actividades de diversión, el ver a la misma persona a cada momento, el vivir encerrado en una cápsula, el no poder alimentarse adecuadamente, el saber que esta tomando agua reciclada de su propia orina y la de su compañero, no sentir el sabor de las comidas y bebidas, sentir que su cuerpo es diferente, ver flashes de luz incluso con los ojos cerrados, no saber si se va a regresar bien, el extrañar a la familia, etc. son factores que golpean fuertemente la salud mental del astronauta. Este es un asunto muy importante, y que de acuerdo a los científicos de la NASA, se toma en cuenta desde antes del inicio de un viaje espacial al examinar cuidadosamente la salud mental de los astronautas. Nadie quiere imaginarse que pasaría si un astronauta pierde la razón en pleno vuelo.
Corolario
Me parece que el ser humano está tan adaptado a la vida en el planeta tierra que será imposible que pueda adaptarse a la vida durante largos periodos de tiempo en otros planetas. Si bien creo que va a ser posible hacer un viaje a marte, el cual, dependiendo de la proximidad de las órbitas, podría tomar alrededor de 7 meses en cada tramo, ese viaje solo permitiría una breve estadía en el planeta rojo.
Dada la condición tan frágil y endeble de nuestro cuerpo y nuestra salud mental, creo que es mejor cuidar nuestro planeta y aprender a vivir en armonía, que buscar ilusamente otros mundos que colonizar.