Pedir feedback
Cuando trabajamos en equipo o reportamos a alguien, sus opiniones sobre nosotros tienen potencialmente un alto impacto en nuestra carrera, marca personal y reputación. Por eso siempre es una buena idea preguntarles cómo nos ven, cómo nos sienten, cómo vamos. Pedir feedback es preguntar cómo valoran -o no- nuestro trabajo y su contribución a las metas u objetivos. Tal cual las empresas se afanan por saber el nivel de satisfacción de sus clientes con sus productos, servicios o marcas, igual nos toca conocer el nivel de esa satisfacción de nuestros “clientes”, es decir, jefes o colegas con los nuestros. La información que nos den sobre la percepción que tienen sobre nuestro aporte de valor es muy valiosa para mejorar, crecer, afinar, desarrollar, mantenernos relevantes y vigentes. Y nada mejor que pedirla bien y con frecuencia.
Hay quienes prefieren ni preguntar sobre estos temas por razones diferentes, que van desde la falta de interés hasta el poco aprecio que pueden sentir por sus jefes o colegas. Otros tampoco lo hacen, ya que quizá no se ven aún como proveedores de servicios que dependen de la satisfacción de sus clientes para que sus servicios continúen siendo requeridos. También hay quienes aún no tienen establecido un compromiso real con la calidad de los servicios que brindan, ni tienen claro el impacto y la importancia de la satisfacción de sus clientes con su futura carrera y su reputación. Y así, muchos prefieren ni enterarse de cuáles son sus oportunidades de mejora sobre su desempeño y la calidad de su trabajo y actitudes.
Pedir feedback -más allá del formal o preestablecido en algunas organizaciones- requiere de la madurez necesaria para recibirlo positivamente y, sobre todo, para hacer algo al respecto. La idea es saber pedir feedback frecuente, honesto y provechoso sin generar confrontaciones ni momentos incómodos con nuestros “clientes”. Para eso es vital buscar el momento oportuno y la circunstancia adecuada. Pasa por pedir una reunión y explicar que valoramos su opinión sobre nuestro perfil, desempeño y avances. No es buena idea pedir feedback cuando uno está teniendo una mala semana, cuando está molesto o frustrado.
Es importante explicar con sencillez que sentimos todo feedback como una oportunidad para crecer, aprender y mejorar. Nunca está de más recalcar que es valioso e importante para nuestra mejora y, por ende, para nuestra carrera. Así, nos toca escuchar con atención cuando nos estén dando retroalimentación sobre nuestros servicios, actitudes o performance. Incluso tomar notas puede ser una buena idea para recordarlo todo bien. Asentir es una positiva señal de atención y comprensión a lo que escuchamos. No significa que necesariamente estamos de acuerdo con todo, pero sí que estamos apreciando la oportunidad de recibir información valiosa sobre nuestro trabajo.
Es clave no ponernos a la defensiva. No debemos asociar jamás la retroalimentación o feedback con un cuestionamiento a nosotros o nuestro trabajo. Una actitud a la defensiva inhibe a quien está colaborando con nuestra carrera. Tampoco es momento de dar explicaciones ni tratar de justificar nada y menos de culpar o acusar a otros.
Una sesión de feedback, por corta o informal, es la oportunidad ideal para pedir ideas para mejorar, sugerencias sobre cómo implementarlas y practicar los nuevos comportamientos y actitudes. Vale esbozar algunas ideas iniciales sobre nuestras intenciones de mejora y el plan para hacerlo. Y, por supuesto, nos toca agradecer con autenticidad el tiempo, los comentarios y aportes recibidos. ¡Todo feedback es una oportunidad de crecimiento a aprovechar!
*Publicado en la revista Aptitus, el 22/11/2019