Lo que la ciencia dice (1): Celulares y tumores cerebrales
Ayer se ha rebotado una noticia por muchos medios de comunicación en el mundo. El Comercio dice: “Nuevo estudio relaciona celulares con tumores cerebrales“. The Guardian escribe “Usuarios intensivos de teléfonos móviles con mayor riesgo de cáncer cerebral“. The Daily Mail, como siempre sensacionalista, dice: “Usar el celular más de 15 horas al mes aumenta tres veces la probabilidad de desarrollar un tumor cerebral“. The New Zealand Herald se pasa de la raya y dice: “Sólo 30 minutos de uso del celular al día triplica los riesgos de cáncer“. Ven cómo varían los titulares de un lugar a otro. En unos dice que un estudio relaciona el uso de celulares con los tumores cerebrales, mientras que en otros afirman que con 30 minutos de uso del celular al día ya triplicamos el riesgo de cualquier tipo cáncer.
Pero, se han preguntado ¿qué dice realmente el estudio en mención? El título del estudio es “Mobile phone use and brain tumours in the CERENAT case-control study” que traducido sería “Uso de celulares y tumores cerebrales en el estudio de control de casos de CERENAT”, el cual fue realizado por un grupo de investigadores franceses liderados por la Dra. Isabelle Baldi. Leí el artículo completo (lo pueden descargar de aquí) y les comentaré lo que realmente dice el estudio y no toda las tonterías que aparece en muchos medios de comunicación que lo único que hacen es desinformar o malinformar.
¿Quiénes formaron parte del estudio?
Entre junio del 2004 y mayo del 2006, un estudio llamado CERENAT colectó información de personas que fueron diagnosticadas con tumores (benignos o malignos) en el sistema nervioso central en cuatro departamentos franceses. De todas estas personas, Baldi y su equipo sólo se enfocaron en los que padecían de gliomas y meningiomas (dos tipos de tumores cerebrales que pueden ser benignos o malignos), porque estos se desarrollan en lugares donde los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) de los celulares pueden alcanzar.
El objetivo del estudio era ver si estas personas tenían tumores cerebrales porque hablaban mucho por el celular. Así que para hacer la comparación se necesitaba un grupo de control, o sea, un grupo similar de personas pero sanas. Para el grupo control se eligieron al azar a personas que formaban parte de las listas electorales locales.
Es así que participaron del estudio 253 personas con gliomas, 504 para el grupo control de gliomas, 194 con meningiomas y 388 para el grupo control de meningiomas. A todas estas personas se les hizo una encuesta para colectar datos sobre el uso de sus celulares (duración y número de llamadas), su nivel educativo, el consumo de alcohol y tabaco, y la exposición a pesticidas y diferentes tipos de radiación que pueden aumentar el riesgos al desarrollo de tumores y podrían alterar los resultados.
¿Cuáles son las conclusiones del estudio?
Primera: La mitad de las personas encuestadas, tanto en los grupos con tumores cerebrales como en los grupos control, usaban regularmente sus celulares. En otras palabras, el uso del celular no tiene nada que ver con que padezcas o no de gliomas y meningiomas.
Segunda: El asociación entre el riesgo de aparición de gliomas y el uso de los celulares se observó en personas que hablaron por el celular más 896 horas acumuladas en 5 años. Y ¿de donde salió 896 horas? Pues este valor corresponde al último decil. En estadística, si ordenamos todos los datos de menor a mayor y luego lo dividimos en 10 partes iguales, el valor que divide a cada uno de los grupos se le llamará “decil”. Por lo tanto, el último decil es el límite sobre el cual se encuentra el 10% de los datos que presentan los mayores valores. Es así que la asociación entre los gliomas y el uso de celulares se da en ese 10%, que corresponde a las personas que tienen un mayor número de horas acumuladas hablando por el celular.
Es a partir de este dato de donde los medios de comunicación sacan que “hablar 30 minutos al día provoca cáncer” porque si dividimos 896 horas entre 5 años, nos da casi 180 horas por año; y si a esto lo dividimos entre 12 meses nos da 15 horas por mes; y si a esto lo dividimos entre 30 días nos da 0,5 horas por día que es lo mismo que media hora al día. No obstante hay mucha diferencia entre decir 896 horas acumuladas en 5 años que 30 minutos acumulados en un día. Ni siquiera podríamos decir que el riesgo padecer de gliomas aumenta si hablamos por el celular 30 minutos diarios por 5 años. Los datos estadísticos no funcionan así.
Para decir la barbaridad de los 30 minutos diarios, el estudio debería ser de la siguiente manera: primero, tomar a dos grupos de personas, uno de ellos hablará por celular más de 30 minutos diarios y el otro hablará menos de 30 minutos diarios. Dentro de los dos grupos incluso puede haber sub-grupos con diferentes rangos de minutos para hacer el estudio más consistente. Luego les hacemos seguimiento por cinco años y comparamos estadísticamente el número de casos de personas con glioma en cada uno de los grupos. Si en uno hay más que en el otro, es muy probable que la diferencia se deba a la variable que hemos estudiado (el tiempo hablando por celular). Pero antes de emitir nuestras conclusiones, tenemos que ver si hubo otros factores que podrían haber alterado este efecto, por ejemplo, que las personas que conformaban grupo que habló más por celular eran mucho más sociables, por lo que salían a más fiestas y bebían más alcohol, o tal vez porque las personas de este grupo tenían un trabajo más estresante y siempre debían estar en comunicación con su jefe o sus subordinados. Hay muchos factores que también influyen en la aparición de tumores, tales como, las sustancias tóxicas, el estrés, los factores genéticos, etc.
En el estudio también se menciona que las personas que hablaron por más de 15 horas al mes aumentan el riesgo de padecer de gliomas. Sin embargo este valor no tendría sentido porque faltaría determinar cuántos meses serían necesarios para poder observar este incremento en el riesgo. Es por eso que el dato de las horas acumuladas en los 5 años es mucho más útil.
Tercera: Para el caso de menigiomas, el riesgo aumentó de forma similar que en grupo de los gliomas tanto el las horas acumuladas en 5 años (>896 h) como en las horas acumuladas por mes (>15 h). Además, se observó una asociación significativa de este riesgo cuando las personas realizaban más de 18.360 llamadas cuando se hizo un análisis univariado (analizar una variable a la vez) pero no en el multivariado (analizar más de una variable a la vez).
Resumiendo…
No es lo mismo decir tumores que cáncer. Un tumor puede ser benigno (no crece de forma desproporcionada, ni invade tejidos, ni hace metástasis) o maligno. Los gliomas pueden ser benignos o malignos (no se hace la distinción en el estudio) mientras que los meningiomas son principalmente benignos. Por esta razón, el estudio nunca demuestra o sugiere que el uso del celular aumenta el riesgo de cáncer.
Los datos son de hace más de 8 años. El uso de celulares ha cambiado mucho desde entonces. Muchas personas ya no hablan tanto por celular como lo hacían antes gracias a herramientas como el Whatsapp, FB Messenger, Line, etc. Tal vez si lo hagan los promotores de venta o los extorsionadores, a quienes estoy seguro desearíamos que sufran de tumores cerebrales para que no nos sigan molestando con sus promociones de tarjetas de crédito o amenazas.
Correlación no implica causalidad. Esto deben guardárselo bien en la cabeza. El hecho de que haya una correlación entre dos sucesos, por ejemplo: cuanto más A más B, como es en este caso, no indica que A cause B. Primero se debe definir y demostrar la forma cómo el suceso A influye o afecta el suceso B a través de la experimentación. Por ejemplo, un suceso A puede ser que el número de visitas en la página de YouTube de Wendy Sulca aumentó en 25% el último año y un suceso B puede ser que las exportaciones de espárragos se redujeron en 25% el mismo año. Esto no quiere decir que los nuevos videos de Wendy Sulca en YouTube que provocaron un aumento en el número de visitas tengan la culpa del problema en las exportaciones de espárragos. De repente fue la falta de lluvias, problemas en las fábricas de procesamiento o con las certificaciones sanitarias, etc. Lo mismo puede aplicar para este caso porque aún no existen pruebas fehacientes que demuestren que las radiaciones electromagnéticas emitidas por los teléfonos móviles provoquen el desarrollo de tumores cerebrales.
Finalmente, en la literatura científica podrán encontrar decenas de estudios similares realizados en muchos países, algunos con un mayor número de participantes y de datos colectados, pero cuyas conclusiones difieren mucho entre sí. Sin dudas sería muy interesante hacer un estudio similar en el país para ver los resultados que aquí obtenemos.