Sesgo y prejuicios al hablar sobre transgénicos
Dependiendo de la línea editorial de un diario, una revista o un programa informativo, la misma noticia puede tener más de un enfoque que incluso podrían ser opuestos. Lo vemos todos los días.
Los estudios científicos no son ajenos a esto, más aún cuando se trata de un tema controversial como los transgénicos.
Por ejemplo, tenemos un estudio como este:
“Secuenciación del transcriptoma del álamo transgénico (Populus x euramericana ‘Guariento’) que expresa múltiples genes de resistencia”. ¡WDF! Para el público general esto es chino (y no sólo porque los autores lo sean), pues si el título del estudio es indescifrable, imagínense lo que será su contenido.
Es aquí donde entran los periodistas y comunicadores científicos. Ellos se encargan de traducir toda esa jerga científica y ponerla en un lenguaje accesible para cualquier mortal. El problema es cuando ellos —o los medios para los que escriben— tienen sus sesgos, prejuicios o posición respecto a esta tecnología.
¿De qué trata el estudio?
En el año 2007, un grupo de investigadores chinos desarrollaron un álamo transgénico. Éste árbol tiene gran importancia industrial pues su madera es ligera, fácil de trabajar y con buenas propiedades mecánicas. Mediante un bombardeo con microproyectiles cubiertos de ADN, le introdujeron cinco genes —tres de bacterias, uno del arroz y uno del tomate— los cuales le confirieron resistencia contra el ataque de insectos y el estrés ambiental (escasez o exceso de agua y salinidad del suelo).
Los álamos tienen unos 45.000 genes. Eso es más del doble de lo que nosotros tenemos. Cada gen contiene la información requerida para el desarrollo y funcionamiento de la planta. No todos los genes se expresan de la misma manera y en el mismo lugar. Varía según el tejido, las condiciones ambientales, la estación del año o la edad del individuo. Para que un gen se exprese, primero se convierte en un ARN mensajero (ARNm), que es responsable de extraer la información contenida en el ADN y llevarlo fuera del núcleo para que sea traducido en una proteína. El paso del ADN al ARNm se llama transcripción y a todos los ARNm que tiene un organismo en un determinado momento se le llama transcriptoma.
En el presente estudio, los investigadores compararon los transcriptomas del álamo transgénico y de su clon no transgénico (convencional) para observar diferencias a nivel de la expresión genética.
Los investigadores hallaron 782 genes que no se expresaban de la misma manera, de los cuales el 80% lo hacía más de lo normal (sobre-expresados). Varios de ellos codificaban proteínas que activaban otros genes (factores de transcripción). Otros formaban parte de diversas rutas metabólicas para la formación de glucosa, almidón, aminoácidos, etc. Y también identificaron unos 200 genes que posiblemente (técnicamente, putativos) estarían relacionados con la respuesta al estrés ambiental y biológico (plagas).
De manera objetiva, esto es lo que dice el estudio. Ahora veamos como lo cubrirían dos personas —o medios de comunicación— con diferentes sesgos y prejuicios respecto a los transgénicos.
En contra (Tipo EcoPortal)
Titular: “Álamo transgénico altera la expresión de mil genes”.
Gorro: “Cambios inesperados podrían generar tumores en la población, alertan los científicos”.
A favor (Tipo ISAAA)
Titular: “Álamo transgénico activa la expresión de 200 genes de resistencia”.
Gorro: “Millones de pequeños agricultores saldrán de la pobreza y se comprarán un Ferrari”.
En ambos casos, los titulares no mienten porque los investigadores sí hallaron 782 genes [Titular 1: 'mil' porque se suele redondear al número superior con cuatro cifras más cercano] que no se expresaban de la misma manera [Titular 1: 'alterados' o cualquier sinónimo que indique efecto negativo] en el álamo transgénico, de los cuales 200, posiblemente [Titular 2: lo da por hecho], estén relacionados con la mayor resistencia del árbol.
Las palabras usadas no son las más precisas y esto se puede repetir a lo largo del texto, incluso se le puede dar interpretaciones a los resultados que van más allá de lo que los datos realmente dicen. Además, el 99% de los lectores no irán a la fuente original para contrastar lo escrito en la nota informativa.
Desde el punto de vista de la bioseguridad, es importante saber si la diferencia en la expresión de tantos genes es bueno o malo para la planta, el ecosistema y el consumidor final. En este caso, bajo condiciones controladas (en invernaderos), parecen ser buenas pues el álamo se vuelve más resistente a las condiciones adversas del entorno. ¿Afectará en algo a la calidad de la madera o el rendimiento del árbol? Estudios adicionales deberían abordar esta pregunta.
Los defensores de los transgénicos dicen que no pasa nada con las diferencias halladas en los transcriptomas ya que se puede encontrar las mismas diferencias —o incluso otras más— si se compara dos variedades convencionales de la misma especie o la misma variedad cultivada en diferentes ambientes. Y es verdad. Pero, en este caso, la diferencia se debe a los genes introducidos y no a otros factores.
Las diferencias en la expresión genética también se observan en los maíces, mandarinas y papas transgénicas. El tema es saber si estas diferencias podrían modificar la calidad o inocuidad del producto, ya que dentro del mismo individuo también encontraremos diferencias en la expresión genética si analizamos su transcriptoma en diferentes etapas de desarrollo (crecimiento, floración, fructificación, etc.) o partes de la planta (hojas, tallos, raíces, etc.).
La introducción de uno o más genes en un organismo —así sean de la misma especie o pariente silvestre— puede modificar los niveles de expresión de otros genes. Los mecanismos por los cuales ocurre esto son complejos y lo podemos abordar en otro post.
La desinformación —o mala información— no sólo viene de los medios contra los transgénicos. Por ejemplo, este meme dice que la transgénesis afecta 1 a 4 genes, pero ya vimos que son muchos más los que son afectados. Claro, no a nivel de su secuencia pero sí en la forma cómo se expresan. Y es la expresión de los genes junto a los factores ambientales lo que dan la forma y características a un individuo (fenotipo).
Además, ¡qué barbaridad!, el cruzamiento tradicional afecta entre 10.000 y 300.000 genes (quisiera saber qué organismo vivo tiene 300.000 genes). Pero ¿eso es malo? No creo pues para desarrollar una planta transgénica comercial también se hace cruzamiento tradicional. Los maíces transgénicos son híbridos: uno de los parentales es transgénico y el otro una variedad convencional mejorada de alto rendimiento, los que son cruzados tradicionalmente.
En conclusión, ninguna tecnología es buena o mala, sólo útil o no. La bioseguridad es la clave para un adecuado aprovechamiento de los transgénicos, pues permite maximizar los beneficios reduciendo al mínimo sus efectos sobre la salud, el ambiente y la biodiversidad. Además, el análisis se hace caso a caso y los beneficios o perjuicios no pueden ser generalizados.