Una joya marciana en Perú
A cuarenta kilómetros al suroeste de la ciudad de Arequipa y en medio de uno de los desiertos más áridos del mundo existe un lugar fascinante. Al menos lo es para un grupo de investigadores que quieren saber cómo se originó la vida en la Tierra y si somos el único planeta donde la hay. “Al evaluar los aspectos geológicos, físicos, la química de la materia orgánica, la presencia de sales, los hábitats para la vida, etc., nos dimos con la sorpresa de que muchas características podían ser análogas a las que hay en Marte”, comenta el Dr. Julio Valdivia-Silva, asesor principal y presidente de la Sociedad Científica de Astrobiología del Perú [aquí su Facebook], en una entrevista.
Y es cierto. Al ver las diversas fotografías tomadas a las Pampas de la Joya, nos damos cuenta del abrumador parecido que tienen con las imágenes captadas del planeta rojo por la sonda “Curiosity“. Esta similitud lo convierte en un lugar interesante para probar los instrumentos que formarán parte de las futuras misiones espaciales. Lamentablemente, el crecimiento demográfico y las invasiones ponen en riesgo los planes de investigación que se tienen para este laboratorio natural.
Para el Dr. Christopher McKay, científico planetario del NASA Ames Research Center, las pampas de La Joya tienen características únicas en el mundo en cuanto a su aridez, química del suelo y microbiología. “Es un importante lugar para el estudio de Marte en la Tierra que debe ser protegido”, comenta. Sin embargo, los proyectos presentados por el Dr. Valdivia y su equipo al Gobierno Regional de Arequipa, han quedado olvidados en algún escritorio.
A diferencia de otras áreas protegidas, lo que se quiere preservar en las pampas de La Joya es el aspecto sin vida que tiene. Estudios realizados por McKay y Valdivia han demostrado que la cantidad de materia orgánica que hay en esta zona es una de las más bajas en el mundo.
Gracias a los ambientes análogos a Marte en la Tierra, las misiones espaciales a nuestro vecino han sido exitosas.
A mediados de la década de 1970, las sondas Viking I y II fueron las primeras en tocar el suelo marciano. Su objetivo fue buscar indicios de vida en ese planeta. No la encontraron, pero muchos científicos —entre ellos McKay— creen que si algún día esto ocurre, lo más probable es que comparta un origen común con la Tierra.
Hoy en día, la sonda Curiosity viene estudiando la habitabilidad de la superficie de Marte y desde la perspectiva de la astrobiología ha tenido importantes descubrimientos. Ha confirmado la presencia de nitratos (la forma biológicamente activa del nitrógeno) y de compuestos orgánicos como el clorobenceno y el metano en el suelo y la atmósfera.
Para McKay, la estrategia que deben emplear las futuras misiones es centrarse en el muestreo por debajo de la superficie. “Unos pocos metros serían necesarios; y si es más profundo, mucho mejor”, comenta.
No hay dudas que la astrobiología se ha vuelto un área de estudio sumamente interesante. Para McKay, en los próximos veinte años podríamos detectar una atmósfera rica en oxígeno en un exoplaneta similar a la Tierra, hallar indicios de vida en Marte, Encelado o Titán (dos de las lunas de Saturno), incluso recrear vida en el laboratorio.
Nota: Este artículo fue elaborado gracias a información proporcionada por la Sociedad Científica de Astrobiología del Perú. También podrán encontrar más información en la web de la Asociación Peruana de Astrobiología.
Actualización (07/09/2015; 11:35): El Dr. Julio Valdivia-Silva es asesor principal y presidente de la Sociedad Científica de Astrobiología del Perú.