Resurgimiento de la malaria en la Amazonía peruana
La malaria llegó al Perú junto con los españoles, en el siglo XVI, diseminándose por toda la costa y los valles interandinos. El principal síntoma era la aparición de fiebres intermitentes que, por aquellos tiempos, se curaba utilizando un polvo hecho a base de la corteza de un árbol: la quina. A medida que la población migraba hacia la región amazónica en busca de nuevas oportunidades, el dominio de la malaria se seguía extendiendo. Sin embargo, la región andina siempre estuvo a salvo de la enfermedad. El mosquito que la transmitía (Anopheles) no vivía arriba de los 1500 metros.
Para inicios del siglo XX, la malaria se había convertido en un serio problema de salud pública, especialmente, durante las campañas agrícolas en la costa peruana, entre los meses de marzo y agosto. Miles de pobladores andinos dejaban sus hogares en busca de trabajo en los inmensos arrozales y cañaverales de los latifundistas. Ellos, al no estar expuestos a la malaria desde niños, no adquirieron ningún grado de inmunidad, provocando grandes brotes de la enfermedad cada vez que migraban a la costa.
En 1916 se da la primera ley nacional de control de malaria. Los dueños de las tierras agrícolas debían distribuir la quinina entre sus trabajadores, eliminar las larvas de Anopheles y ubicar las viviendas y habitaciones a una distancia mínima de los cultivos de caña de azúcar y arroz. Sin embargo, a medida que se deforestaba la selva para extraer la madera y se construían más carreteras y vías ferroviarias, la enfermedad se extendía sin ningún tipo de control. Esto sumado con las limitaciones de la Dirección de Salubridad Pública (todavía no existía Ministerio de Salud), denuncias por distribución de quinina adulterada y la desconexión entre el gobierno central y la Amazonía peruana, provocó un aumento exhorbitante de los casos de malaria, la cual casi acaba con la tribu Machiguenga, en 1934. A fines de la década de 1930, se estimaba unos 300 mil casos de malaria al año en el país.
Con la creación del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en 1942, se empieza abordar el tema de la malaria de manera más organizada. Se crean instancias que proveen de asistencia técnica y estadísticas gracias a convenios con organismos internacionales, especialmente, con la Fundación Rockefeller.
En 1944 se reportaron unos 95 mil casos de malaria en el país, de los cuales la tercera parte eran de la Amazonía. Estos números se reducían gradualmente cada año, pero no a la velocidad que se deseaba. La malaria estaba siendo controlada pero no erradicada.
Tres años después se empieza a aplicar el DDT (un insecticida que mata a las larvas de los Anopheles y de otros insectos transmisores de enfermedades) en casi todos los valles costeños y algunos de la Amazonía. Esta medida tuvo un impacto muy grande: la malaria fue prácticamente erradicada de la costa peruana y, desde 1963, se reportaron menos de 1500 casos al año.
En la década de 1970, hubo una drástica reducción de los fondos destinados al control de la malaria. Tal vez nuestras autoridades se confiaron del éxito de la campaña de erradicación de las décadas pasadas. Había menos dinero para comprar DDT. Las dosis aplicadas no fueron las suficientes y los mosquitos se volvieron resistentes al insecticida. La malaria empezó a resurgir y para 1987 ya se reportaban cerca de 40 mil casos en el país, la gran mayoría en la Amazonía.
Hasta la década de 1980, el 99% de los casos de malaria se debían a Plasmodium vivax (uno de los cuatro parásitos responsables de esta enfermedad). Sin embargo, en la década de 1990 aumentaban los casos de malaria por P. falciparum. En 1997 (año que se dio un fenómeno de El Niño de moderada intensidad) se desató una terrible epidemia en Loreto. Fueron mas de 158 mil personas infectadas (1 de cada 3 loretanos), el 34% por P. falciparum, los cuales eran resistentes a los principales fármacos que se utilizaban para su tratamiento.
Debido a esto, en el 2001 se cambia la política nacional de tratamiento contra la malaria por las terapias combinadas basadas en la artemisina. Nuevamente los casos de malaria en la Amazonía se reducen a unos 50 mil en el 2005.
En octubre de ese año arranca el proyecto “Control de la Malaria en las Zonas Fronterizas de la Región Andina: Un Enfoque Comunitario” (PAMAFRO), el cual finalizó en diciembre de 2010. Gracias a este proyecto los casos de malaria en Loreto se redujeron en un 80%, con menos de 12 mil en el año 2011 (el 50% del total nacional). En algunos distritos de la región ya no se reportaba ningún caso. Nuevamente se había logrado controlar la enfermedad y todo parecía indicar que en los siguientes años se podría erradicar de la zona.
Lamentablemente, todas las medidas de control implementadas por PAMAFRO no fueron continuadas por el Ministerio de Salud. Adicionalmente, las intensas lluvias que se dieron en el 2012 hicieron que la malaria resurja [otra vez] en la zona. Ese año Loreto reportó más del doble de casos que el año anterior. En el 2013 superó los 43 mil y en el 2014 alcanzó los 61 mil. El año pasado se registraron un total de 55 904 casos de malaria en el país, el 96,6% en Loreto.
Como hemos podido ver a través de este breve viaje histórico, muchas veces hemos estado cerca de eliminar efectivamente la malaria, especialmente en zonas de alta incidencia. Sin embargo, el resurgimiento de la enfermedad se dio por descuido del Estado al no continuar y mejorar las políticas de control de la enfermedad que estaban dando buenos resultados.
Referencia:
Soto-Calle, V., Rosas-Aguirre, A., Llanos-Cuentas, A., Abatih, E., DeDeken, R., Rodriguez, H., Rosanas-Urgell, A., Gamboa, D., D´Alessandro, U., Erhart, A., & Speybroeck, N. (2017). Spatio-temporal analysis of malaria incidence in the Peruvian Amazon Region between 2002 and 2013 Scientific Reports, 7 DOI: 10.1038/srep40350
Griffing, S., Gamboa, D., & Udhayakumar, V. (2013). The history of 20th century malaria control in Peru Malaria Journal, 12 (1) DOI: 10.1186/1475-2875-12-303