Los Incas fueron los mejores cirujanos de cráneo de la época
Hoy en día sería impensable realizar una cirugía craneal sin antes haber realizado una tomografía al paciente (para identificar el lugar exacto del problema), sin aplicarle anestesia local o general y sin hacer uso de antibióticos para prevenir una infección en la zona de intervención. Pero, durante el periodo incaico, estas cosas no existían. Aún así, la tasa de mortalidad de una persona sometida a una trepanación craneana era menor al 20%. Esto es realmente sorprendente porque, tres siglos después, durante la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1846-1848), la misma cirugía provocaba la muerte de la mitad de los pacientes, según un estudio publicado en World Neurosurgery.
Para llegar a esta conclusión, tres investigadores estadounidenses analizaron más de 800 cráneos trepanados que fueron encontrados en diversas regiones del Perú, los cuales tenían una antigüedad que variaba entre los 2800 a 500 años. La tasa y tiempo de supervivencia del paciente fue determinada en función al nivel de regeneración del hueso a lo largo de orificio provocado por la trepanación. Si la persona muere durante o a los pocos días de la cirugía craneal, el orificio muestra bordes filosos.
Izquierda: Trepanación de persona fallecida tras la intervención. Derecha: Trepanación exitosa. Se nota la regeneración del tejido óseo.
Las trepanaciones realizadas por la cultura Paracas (400 a 200 a.C) tenían tasas de supervivencia del 40%, mientras que las realizadas durante el periodo preincaico (1000 a 1400 d.C) alcanzaron hasta el 91% de éxito en algunas regiones. Durante el Imperio Inca (1400 a 1500 d.C), solo una de cada cinco trepanaciones acaba en muerte y más del 90% de ellas no estaban asociadas directamente con golpes y fracturas en el cráneo sino por otras razones aún desconocidas (posiblemente para el tratamiento de jaquecas y epilepsias).
Aún es materia de debate qué herramientas usaron las antiguas civilizaciones peruanas para realizar las trepanaciones. Los cuchillos de obsidiana (en las más primitivas) y los “tumis” serían algunas de las opciones. Estos últimos habrían permitido hacer cortes más precisos. De esta manera, se evitaban dañar la duramadre, evitando así que las heridas se infecten y causen la muerte del paciente.
Los investigadores también observaron que, a medida que pasaba el tiempo, los puntos en los cuales se hacían las trepanaciones se perfeccionaban. Por ejemplo, durante el época incaica se evitaba hacer las incisiones en la fosa temporal y la línea nucal del cráneo debido a un mayor riesgo de hemorragias. Asimismo, los orificios eran más pequeños. También se encontró evidencias de trepanaciones hechas después de la muerte del paciente que posiblemente tenían fines de entrenamiento y aprendizaje.
Las trepanaciones craneanas se han realizado en diferentes culturas por más de 10 mil años. Incluso, Hipócrates (460-370 a.C) escribió sobre la forma cómo se hacía en la antigua Grecia. Sin embargo, existen muchas incógnitas sobre el procedimiento que empleaban las antiguas civilizaciones peruanas a pesar del gran éxito alcanzado. Es increíble ver en un solo estudio más de mil años de perfeccionamiento de la técnica, la cual fue transmitida de generación en generación por vía oral.