Más conciertos de metal en Perú, pero unders y locales
Si bien es cierto varios de los grandes y medianos del metal no han tocado en el Perú este año, lo que hacía presagiar un paisaje sombrío y un retroceso para los seguidores de nuestro amado género, por otro lado, han florecido los conciertos de retorno y la actividad metálica local, así como la presentación de algunos shows más under y subculturales. Algo que parece continuar.Este año las hordas metálicas no hemos ido ni al Estadio Nacional ni al de San Marcos ni a la explanada del Monumental. A lo más nos hemos acercado a la Vocé, Esencia y en la mayoría de casos hemos estado por el Etnias y el Calabozo en Jr. Chota, entre otros.
Aunque esto eventualmente puede ser visto como un retroceso, no deja de ser cierto que en el país dimos un salto muy grande: de shows pequeños y eventuales saltamos a ver a Iron Maiden (aunque en años anteriores ya se había vuelto habitual la visita de Kreator y Destruction), de repente nos sentimos en el ojo de la tormenta (nunca lo estuvimos en verdad, Lima jamás estuvo de moda ni igualó o superó a Santiago o a Buenos Aires, ni mucho menos nos envidiaron, como algunos ilusos decían). Luego de varios conciertos que dieron pérdidas económicas (Slayer, Motörhead, Halford; en realidad los únicos que la hicieron en términos de negocio fueron Iron Maiden, Ozzy y Metallica; Kiss salió pero no fue el éxito económico mostruoso que se esperaba), la ola de grandes espectaculos se contrajo a casi cero con varias cancelaciones incluidas.
Sin embargo eso generó como respuesta una mirada a un metal internacional menos masivo pero más under e identitario, así como un espacio para las bandas locales que habían quedado un tanto olvidadas. Hemos tenido a Vader, todo un icono del death metal mundial y aún en plena vigencia; Sodom y Hyrax, bandas de trayectoria metálicamente incuestionable que si bien no son megaestrellas, sus obras constituyen referentes dentro de nuestra historia; Barón Rojo, que tocó por primera vez en Lima y que es un ejemplo de banda cuya música forma parte del panorama mental de los bangers locales; el show de Assassin y Masacre, bandas de expectativa enteramente metálica y muy bien organizado; y los que se acercan de Abrahel, Dead Infection y sobre todo Mystifier, así como la gloria de Whiplash, son una señal de la vitalidad de un movimiento metálico que aún descanza en algo más que el dinero y el comercio.
No solo eso, los conciertos locales, que siendo pequeños y aún llevados sin mucha ambición de público, se han vuelto más habituales. Mazo, Oxido, Curriculum, Reino Hermitaño, Hands of Doom, Anal Vomit, Armagedon y varios otros grupos están en actividad conciertística más o menos constante. A esto se ha sumado la importante política de lanzamientos oficiales de cd’s y vinilos de bandas actuales e históricas, cuyo trabajo así puede ser finalmente conocido en buenas condiciones. Eso impulsa el contacto entre headbangers de antes y de ahora, el intercambio de experiencias y el fortalecimiento de la escena (así como sirve para desenmascarar a los impostores).
Todavía se vienen por lo menos tres grandes shows con una expectativa por lo menos mediana en audiencias, Arch Enemy, Europe* y Nightwish. Estos grupos, cada uno en su estilo y época, han sido muy reconocidos y conservan o tienen una gran base de fans en el mundo. Espero que estos shows puedan servir de punta de lanza para una imagen más sólida de la escena local, pero recordemos, que esos conciertos más grandes tengan éxito es una consecuencia de la solidez de la escena local, que se evidencia en los conciertos más pequeños y unders y la escena de bandas locales, no al revés. Los grandes conciertos internacionales no van a crear lo que no haya ya acá. Si nuestra escena es sólida entonces nuestra proyección también lo será. Si no, nos hundiremos en la negra noche del anonimato histórico.
* El artículo lo escribí días antes del concierto de Europe.