Gran éxito del Lima Metal Fest 2015, esperamos que sea el comienzo de una nueva tradición headbanger en nuestro país
La escena metalera local ha crecido constante y a la vez precariamente, es algo muy típico de nuestro país tener movimientos que son pertinaces y precarios a la vez. Una de sus muchas debilidades es la carencia de festivales de metal. De hecho se trata de una inversión arriesgada, las audiencias metálicas en el país rara vez son nutridas, salvo que se trate de Megadeth, Metallica o Iron Maiden, las audiencias no superan las mil personas y es habitual rondar el centenar. Así que a pocos le quedan ganas por lanzarse a la piscina de la incertidumbre con algún show ya no digamos con un festival. Así que la gente de Thrashirts y Soulgrinder zine merece el reconocimiento de la valentía y el idealismo. Además que se atrevieron a presentar un cartel de 20 bandas, todas pertenecientes al under y al metal extremo. Los cabezas anunciados como sabemos eran Terrorizer y Nocturnus AD, dos de los nombres más emblemáticos del death metal de la época del cambio de década 80/90, además de las bandas chilenas Torturer y Sadism por su particular significación histórica para nuestra escena (tocaron en Lima en 1992 en sendos conciertos en una época aún auroral de la escena local). A ellos se unían grupos de indiscutible trayectoria como los thrashers MX de Brasil o las bandas peruanas Reino Ermitaño, Cobra y Kranium, entre otras.
Se trata de un cartel especializado, son bandas absolutamente intrametálicas y eso tenía sus pros y contras. Lo mejor es que los que vayan serían los que verdaderamente están en el metal y no cualquier curioso. Nada que ver con esos festivales de rock generalistas que se han puesto de moda en Lima y que lamentablemente son un arroz con mango que ni siquiera respeta un mínimo de nivel de calidad en las bandas, (son capaces de mezclar a Molotov con Vilma Palma e Vampiro, cualquier cosa). Este cartel era enteramente headbanger. Sin embargo esto produce una limitación evidente a niveles comerciales. ¿Cuánta gente conoce estos grupos o forma parte de la subcultura del metal lo suficientemente como valorar este festival? Puede ser todo un problema y también un reto.
Es evidente que se trató el tema con verdadero profesionalismo como pocas veces se ha visto en Lima en lo que a metal se refiere, y de esta envergadura es realmente inédito. Comentábamos hace una semana el Rock and Heavy fest con Grim Reaper, Tim Ripper Owens y Mike Vescera que fue un verdadero logro en profesionalismo, aunque a una escala menor. Esta vez la organización del Metal Fest se lució, con una planificación muy puntillosa. Es verdad que no todo salió como esperábamos, lamentablemente una de las bandas más fuertes, Terrorizer se cayó y mucha gente estaba entusiasmada por ese grupo, verdadero fundamento del metal extremo. Sin embargo algo que salvó al evento fue que se le manejó como un acontecimiento cultural metálico, al menos así lo vimos acá en Headbangers.
Un festival de metal también debiera ser una ocasión de celebrar nuestra cultura, nuestras características, nuestra diferencia y nuestro aporte a la cultura nacional y universal. Y este Metal Fest fue así. Eso se logra, por ejemplo, con una buena expometal en la que se pone al alcance del público diferentes materiales que justamente refuerzan nuestra identidad, como música en diversos formatos, accesorios, polos, revistas, zines, etc. La presencia de los sellos y tiendas locales contribuye poderosamente con esta idea. En ese sentido es extraordinario que se haya logrado congregar a los principales distribuidores de metal en el Perú.
En el plano de la infraestructura, las cosas anduvieron muy bien en una escala no vista antes por estos lares. Dos escenarios gemelos de primer orden en los que se alternaban las bandas sin generar retrasos, sonido profesional y grabación con varias cámaras, incluido un dron contribuyeron a darle una envergadura especial al show. Además en lo que es comida, las cosas estuvieron aceptables, con bastante opciones y, también, cerveza (se podría buscar una mejor marca) y otras bebidas. El espacio ocupado, una de las canchas auxiliares de la universidad San Marcos fue muy adecuado en cuanto tamaño y accesibilidad. Quizás demasiado grande, pero hay que pensar en esas dimensiones.
Sin embargo el ingrediente más importante es la comunidad headbanger misma, o sea los metaleros, tanto el público como los músicos, quienes somos los actores mismos de esta identidad. Y sí se vivió esa comunidad misma, los viejos amigos y compañeros de lucha de tantos años encontrándose y abrazándose con cariño en una ocasión especial. Además compartiendo con las bandas que luego de tocar caminaban por el recinto tomándose fotos, firmando autógrafos. Más allá de los conatos de peleas (que no fueron tolerados, ya que votaron bastante gente sin contemplaciones), el espíritu predominante fue el de la hermandad.
Headbangers, por razones laborales, solo pudo asistir luego de la 7:30 pm y el show comenzó pasadas las 2:00 pm, así que fuimos testigos de solo una parte. Nos perdimos por ejemplo el show de Faith Or Fear, algo casi imperdonable, pero la vida es así: imperfecta. Alcanzamos a disfrutar del show de los brasileños MX y luego de los chilenos Sadism y Torturer, (acudieron a nuestra mente recuerdos de aquellas presentaciones ya legendarias en la Concha Acústica de San Miguel en 1992). Fue extraordinaria la presentación de Kranium, quienes tocaron temas de su clásico disco Testimonios, como El Obraje así como otros más death thrash de la época de sus demos Sociedad o Suciedad y Mundo Interior. La penúltima banda fue Runa de Huancayo, en un loable esfuerzo de la organización por darle realce a una banda provincias. La noche fue cerrada por Nocturnus AD reencarnación de los clásicos death metal, que en su época destacaron por lo insólita de su propuesta, ya que era muy técnica y empleaba teclados, algo realmente poco frecuente en 1990. La banda también toco temas del primer disco de Morbid Angel, como el famoso Angel of Disease, ya que Mike Browning, baterista vocalista de la banda fue el primer cantante de Morbid Angel.
El festival en cuanto organización y calidad de las bandas, fue redondo. Solo la caída de Terrorizer empañó un poco el resultado final, sin embargo el disfrute apenas quedó mellado, ya que Nocturnus como final de cartel estuvo genial, pese a ser una banda mucho más hermética. Lo que faltó lamentablemente fue un mayor apoyo del público, de acuerdo con la organización, asistieron alrededor de mil personas, es difícil precisarlo ya que el espacio era grande. No podemos pedir festivales de metal si la gente al final no va a ir, y creo que la entrada, a cien soles, no estuvo caro. Además aunque es normal que la gente se quiera divertir y beba, es lamentable que muchos no tengan control de ello y estén desde las 5 de la tarde tirados en el pasto muertos de borrachera. Acá no entendemos a qué van.
Ojalá los organizadores se animen el próximo año a reeditar un show de estas características y se superen, desde Headbangers les felicitamos y sobre todo les exhortamos a que promocionen material de este show fuera del país, para atraer otro cartel que supere al actual y poder tener más ediciones del Lima Metal Fest. Muchachos, así se hace patria, así se hace metal.