George Floyd: una tendencia que mueve masas en Estados Unidos
La muerte de un hombre afroamericano en Estados Unidos, a manos de la policía no es un cuento nuevo. Es el pan de cada día en el país del norte, donde se ha maquillado el abuso policial racista con tecnicismos. Pero la realidad es una y el corazón del pueblo siente por igual la muerte de cada uno de sus hijos. No hay explicaciones suficientes que justifiquen el asesinato de una persona por su color de piel. No hay libro o teoría que aguante tal sinsentido.
A pesar de eso, sucedió una vez más. El lunes 25 de mayo, la rodilla del oficial Derek Chauvin apretó con más fuerza el cuello de George Floyd. ¿Qué pasaría por su cabeza en ese lapso? Ocho minutos de súplicas, ocho minutos de agonía de un hombre enorme de 46 años que repetía “I can’t breath” ( no puedo respirar).
Según la policía de Minneapolis, Floyd tenía US$20 falsos. Por eso estaba siendo intervenido por cuatro agentes policiales con el mayor rigor posible. ¿Acaso la vida de una persona vale veinte dólares? No sé si alguna vez Chauvin se pregunte eso o crea que el mundo es injusto con él porque “estaba cumpliendo con su trabajo” (una disculpa que algunos perpetradores de este tipo de abuso se repiten a sí mismos para poder seguir viviendo “tranquilos”).
El protagonista del viral más aterrador de mayo 2020, Derek Chauvin, ha sido acusado de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario en segundo grado. Fue trasladado a la Correccional de Minnesota en Oak Park Heights, un penal de máxima seguridad. Según los registros judiciales, deberá presentarse ante la corte el próximo 8 de junio.
Tal y como se ve en ese video captado por los transeúntes, Chauvin no tuvo misericordia con su detenido. Pero junto a él iban tres policías más, de los cuales se ha hablado poco o nada. No es la primera vez en la historia de los Derechos Humanos que los perpetradores prefieren centralizar la culpa en un solo individuo, pero eso ya es otra historia.
Vayamos a lo nuestro, las redes sociales. Este crimen azotó los corazones de millones de estadounidenses que decidieron pese al coronavirus, salir a las calles. La indignación le ganó al instinto de supervivencia. Son varios años viendo cómo jóvenes “no blancos” mueren en intervenciones policiales, son varios años de soportar un racismo solapado en las relaciones sociales.
Más de 40 ciudades se encuentran con toque de queda, muchos decidieron violarlo y seguir manifestándose. Otros prefirieron continuar la protesta en redes sociales, donde la favorita es Twitter. Desde ahí coordinan, pasan videos, dejan testimonio, ven las trasmisiones en vivo de algunos canales de noticias y reciben el apoyo de millones de personas en el mundo que no pueden acompañarlos a marchar en las calles de su país.
Quizás Twitter no es la mejor del mundo, pero es la red social que hay y permite difundir con mayor agilidad corrientes de pensamiento político o simplemente debates. De esta forma, en una semana de protestas en todo Estados Unidos hemos sido testigos del renacer de muchos hashtags como #BlackLivesMatter, vimos apagarse las luces de la Casa Blanca e incontables videos que muestran la intolerancia dentro de la “democracia más grande del mundo” en tiempo real.
El día más álgido, hasta la fecha, ha sido la explosión social que se vio el 31 de mayo. Fue en esta fecha que la masa popular obligó a que el presidente Donald Trump y su familia se refugiaran en un búnker. Las imágenes de las protestas en Washington DC recorrieron el mundo, especialmente cuando la respuesta de la Casa Blanca a las 23:00 fue apagar sus luces. Un hecho que no se veía desde 1889.
Toque de queda en Twitter
Luego vino un toque de queda en DC desde la 1:00 hasta las 6:00 horas, pero fue algo inusual. Ya que al día siguiente, saltaron denuncias de que en las horas que comprendía dicho toque de queda se suprimieron las comunicaciones (no había internet ni teléfono). Este es un dato que aún debe corroborarse, ya que también salió un mensaje masivo que indicaba que “este bloqueo no había sucedido y que no se asusten”.
Lo curioso de este mensaje es que había sido replicado de forma idéntica por algunas cuentas de usuarios reales. Se usó el hashtag #DCblackout. El mensaje era el mismo. Parecía una operación realizada por bots de Twitter. Incluso algunos señalaron que ellos no habían lanzado ese tuit, por lo que inmediatamente se animaron a cambiar su contraseña.
Anonymous vuelve
Como la cereza del pastel, en la misma fecha (31 de mayo) Anonymous reapareció tras tres años de silencio y “reveló” ( y sí, lo digo entre comillas) una serie de datos perturbadores que harían temblar las bases del poder en el mundo. Especialmente porque establecían un supuesto vínculo entre el pedófilo Jeffrey Epstein y el presidente estadounidense, además de una larga lista de figuras públicas.
Dentro del contexto de las protestas, los hackers también apoyaron con su granito de arena a las movilizaciones bajo el paraguas del hashtag #BlackLivesMatter. Anonymous hackeó la página de la policía de Minneapolis y puso ‘Fuck tha Police’ en las radios policiales de Chicago.
En cuanto a las “revelaciones”, es discutible. Ya que muchas de estas se encontraban en internet hace varios años, e incluso se trata de información pública. Lo que han hecho es ponerlos en agenda, pero de eso profundizaremos en un próximo post.
Black Lives Matter
Mientras tanto, se han realizado dos autopsias al cadáver de George Floyd. La primera negaba que la causa de muerte haya sido la asfixia, pero la segunda – realizada de forma independiente- enmarcaba este hecho como la principal causa del desafortunado desenlace.
Este crimen ha vuelto a poner en el centro al movimiento Black Lives Matter (“Las vidas de los negros importan”). Ha resurgido como un león y ha adoptado a nuevos integrantes que se suman en la protesta callejera con miles de tapabocas que dicen las últimas palabras de Floyd : “I can’t breath“.
En un año, un mes o un día, quizás juzguen a Chauvin y a sus compañeros. Sin embargo, nadie podrá devolverle la vida a George Floyd, ni a Ahmaud Arbery, Breonna Taylor o al pequeño Tamir Rice de 12 años de edad, entre tantas otras víctimas del abuso policial contra los afroamericanos. La gente que ha salido a marchar, la que no puede dormir porque no deja de leer hilos de Twitter o ver videos sobre este tema, los que donan, todos lo hacen porque no quieren que en el mundo la vida de un ser humano valga 20 dólares o la “confusión” de un policía con prejuicios.