Perú en el Mundial (y en las manos de tres grandes del cómic)
A estas alturas, cada vez me queda más en claro que los peruanos nos dividimos en dos grupos: los que hemos visto a la selección de fútbol en un Mundial y los que añoran hacerlo. Y lo más triste es que cada cuatro años, el segundo aumenta y se lamenta, mientras que los del primero ya no sabemos si reír con esta tragicomedia deportiva o qué.
Pero bueno, al mal tiempo mejor cara, y a pocas horas de sumarnos por TV a la fiesta más grande de la pelota, de organizar pollas y apuestas con las selecciones que actuarán en Brasil y de empezar a gritar goles ajenos, me pongo la blanquirroja, desempolvo las memorias y me digo que alguno bueno habrá que compartir. Y lo encuentro como en este blog nos gusta: con cómics.
En realidad, con las joyas de tres maestros argentinos del cómic que fueron recogidas en las 780 páginas de “Los Mundiales de Fútbol y la Copa 82”, una colección de 39 fascículos semanales previos al campeonato en España, publicados por Crustel S.A. de Argentina e impresos en los talleres de Editorial Bruguera de España.
A simple vista, la obra prometía y cumplió. No solo porque incluía la historia de todos los campeonatos jugados con una tonelada de datos, anécdotas, perfiles, estadísticas, curiosidades, etc., etc., sino porque de arranque, las portadas eran caricaturas de estrellas del fútbol de todos los tiempos magistralmente dibujadas. Y entre estas, las de tres peruanos.
Estas imágenes de Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz y Julio César Uribe se codeaban con las de estrellas como Pelé, Maradona, Cruyff, Beckenbauer, Fontaine, Yashin, Moore, Rossi, etc., y eran obra de un autor que firmaba como Lucas Yeite
Este era el seudónimo que en la época utilizaba Carlos Nine, un ilustrador, dibujante y pintor que ha publicado en América, Europa y Asia. No empleaba su verdadero nombre por una gran razón: tenía un pasado de activismo político de izquierda que la dictadura de su país en esa época no perdonaba.
Lo curioso es que, según recuerda el blog El Oficio del Plumín, Lucas terminó siendo el nombre del primer hijo del artista y El Yeite Ilustrado fue como bautizó a su editorial. Su obra más conocida es “El Patito Saubón”, la historia de un militante comunista que vende artículos de puerta en puerta para seducir a las mujeres burguesas para convertirlas a su ideología. O como lo describieron en el diario “Página 12”, la historia de un pato marxista heredero de Chandler.
Pero volvamos a la Copa del 82. En los fascículos también se incluía la historia gráfica de los mundiales, entregas en historietas de dos páginas cada una que eran narradas por un muñequito en forma de televisor con vestimenta de torero, la mascota creada para esta publicación. Una historia en la que el Perú también estaba presente.
Allí estaban, pues, la inauguración del mítico estadio Centenario de Montevideo (con derrota nacional 1-0 frente al anfitrión) en 1930.
La volteada 3-2 frente a Bulgaria con el dribiling del Cholo Sotil y la actuación de Cubillas ante el Brasil de Pelé en México 1970.
Y esa primera e inolvidable ronda ante Escocia, Holanda e Irán en Argentina 1978 (y lo que vendría después).
Ese compendio visual de datos, esperanzas, tristezas, emociones y goles eran fruto de un guion elaborado por el también argentino Carlos Albiac y los dibujos de su compatriota Osvaldo Walter Viola (Oswal).
Albiac, quien falleció en agosto del 2012 a los 84 años, trabajó en innumerables cómics: Alamo Jim ,Perdido Joe, Aventuras en Oceanía, El doctor Fogg, Lord Jim, El Inspector Bull, Los aventureros, Río Kid y muchos más.
De sus propias palabras se desprende que cultivó una gran amistad con Oswal, con quien solía conversar por teléfono sobre las secuencias y el desarrollo narrativo de algunas historias. Se llevaron tan bien que en una entrevista con el blog La Duendes, cuatro meses antes de fallecer, bromeó sobre esa relación (no sin cierta dosis de autocrítica): “Nos debemos la mejor historieta todavía”.
Oswal, quien se inició como animador de dibujos animados, ha hecho dupla con muchos guionistas argentinos, y también creó (e ilustró) personajes como Sónoman. Eso sí, tiene hasta ahora algo muy claro: “No existe buena historieta sin buen libreto”. Y sobre Albiac la tuvo más clara: consideraba que tenía un “intuitivo conocimiento del valor expresivo de la imagen”. Por eso se llevaban bien.
Ah, antes de terminar esta reseña quisiera destacar algo. En esa historia gráfica de los Mundiales solo hay una entrega que hace referencia a las eliminatorias, y tiene precisamente a Perú como estrella absoluta. Sí, así es: se trata de la campaña de 1969, cuando los dirigidos por Didí eliminaron a Argentina.
Estas son dos páginas que vale la pena compartir (y releer y observar una y otra vez para subrayar que alguna vez fuimos los que impusimos el ritmo de la fiesta).
¿O acaso no merecemos estar allí otra vez… algún día?