Shipibos cuidan el ambiente separando su basura
El fin de semana pasado tuve la oportunidad de estar en Pucallpa. Estando allí, pude visitar la Comunidad Nativa de San Francisco, en la que todos sus pobladores son descendientes de shipibos. Hoy hemos publicado una nota sobre cómo esta población ha empezado a manejar sus desperdicios de manera imaginativa para cuidar el medio ambiente. Si quieres saber más sobre esto, ver algunas fotos y un video sigue leyendo.
Mi presencia en el lugar era como parte de los capacitadores del taller de Crónicas, Fotoperiodismo y Creación de Blogs de Corresponsales Escolares de El Comercio y la Red de Periodistas Jóvenes de Cedro.
Luego de más de una hora de camino en peque peque desde el Puerto Callao, a orillas de la Laguna Yarinacocha, llegamos a la comunidad. Mientras supervisaba las labores del grupo que tenía a mi cargo, decidí ingresar a una casa que servía como templo y en donde se estaba celebrando un servicio de la iglesia adventista.
Me sorprendió que en medio de su charla, el pastor hiciera un paréntesis para recordarle a los comuneros los peligros de echar desperdicios inorgánicos a la calle. “¿Cuánto creen que se demora una botella de plástico en desintegrarse? ¿Un año, cinco, veinte, cien? No. No se desintegra nunca. Solo contamina (…) Por eso, no botes las envolturas de las galletas o golosinas ni las botellas en tu chacra ni en la calle. Las botellas las puedes juntar y luego vendérselas a los recicladores en Pucallpa. Quizás no ganes mucho, solo para tu pasaje de ida y vuelta, pero por lo menos ya se volverá a usar ese plástico y no contaminas la comunidad”.
Palabras muy simples, pero de gran llegada. Inmediatamente abandoné el lugar y fui en busca de alguna de las autoridades de la comunidad para saber si es que era una iniciativa de la comunidad o parte de un programa más grande.
Por referencias y un poco a las corridas encontré al subjefe, Hernán Mondaluisa, que me explicó que gracias a un acuerdo con la ONG ANIA habían podido iniciar una campaña de educación en toda la comunidad para el cuidado del ambiente.
Me llamaron la atención unos hoyos fuera de las casas, que tenían al lado unos maderos de los cuales colgaba un costal. Resulta que el costal es para recolectar los desechos inorgánicos y el hoyo para los orgánicos. En el caso de los orgánicos, el hoyo recibe principalmente desperdicios de comestibles. Cuando se llena, el hoyo es cubierto con tierra. Luego, se le siembra un coco. Los desechos se convierten en el abono que nutre a la nueva planta. La cantidad de plantas de coco que rodean las viviendas de la comunidad nos habla del tiempo y de lo bien que a avanzado este proyecto.
¿Si para los shipibos no ha sido difícil acostumbrarse a seleccionar sus desperdicios, lo será para nosotros? El Comercio iniciará una campaña de educación para la población, con el objetivo de cuidar nuestro ambiente. ¿Nos quieres ayudar? Cuéntanos qué haces tú para cuidar el medio ambiente. Quizás tu experiencia nos pueda servir para lo que publiquemos en el diario.
- El blog con crónicas de los jóvenes participantes del taller
- Un video del viaje realizado el fin de semana que pasó.
Bruno Ortiz B.