Piden a padres de menores hablarles sobre redes sociales
En abril, Iván, de 20 años, fue secuestrado mientras iba a su trabajo. Su caso fue muy comentado en su Rusia natal debido a que es hijo de Eugene Kaspersky, fundador de Kaspersky Labs, una de las principales empresas de seguridad informática. Seis días después, la policía capturó a sus secuestradores y rescató sano a Iván. Semanas después, Eugene Kaspersky hizo un mea culpa por medio de una carta abierta en un blog, pues las investigaciones determinaron que los secuestradores usaron activamente las redes sociales para el análisis de información personal y la rutina diaria de sus víctimas. Al parecer, Iván puso mucha información personal en la principal red social rusa VKontakte y Eugene no había conversado con él sobre los peligros que ello podría traer. “No cometa el mismo error. Actúe ahora para proteger a sus hijos contra situaciones no deseadas (…) La gente debe entender que una vez que algo se ha publicado en Internet estará allí para siempre”, señaló Eugene Kaspersky. A partir de esta información, Augusto Ayesta y Giovanni Lamarca nos brindan sus puntos de vista sobre este problema y recomendaciones para evitarlos.
A estos dos expertos y amigos míos les hice las siguientes preguntas:
- ¿Qué información personal se podría compartir en línea? ¿O no se debe compartir ninguna información personal en línea?
- Consideras adecuado que redes sociales como Facebook tengan como mínimo de edad de sus usuarios los 13 años? ¿Crees que debía ser mayor esa restricción o que no debería existir?
- Qué recomendaciones se puede dar a los usuarios con respecto al tipo de información que deben compartir?
Me contestaron lo siguiente:
Giovanni Lamarca
Profesor de Comunicaciones de la UPC
1. Cabe preguntarse: ¿qué información compartirías con tu novia a quien amas? ¿Tienes la respuesta? Y si se vuelve tu ex?
Hay seis niveles de información persona: Imaginemos tres bloques: Lo pública, lo semi pública y lo privada. Todos hablan de mí. Los tres cruzan a su vez con al menos dos tipos de contenido: el laboral y el íntimo. Y allí aparecen los seis niveles (que pueden ser 9 si añado el académico, 12 si añado a los amigos, 15 si agrego a la familia, etc.)
Si hablamos de publicar, en rigor, solo debemos hacerlo con aquello que aluda a la información pública. No importa el contenido (incluso contenido tan personal como mi nombre, apellido y foto). Así tenemos el mail (mí mail) de trabajo, pero no mi mail personal. El teléfono de la oficina pero no mi celular. Mi nombre y mi foto pero no mi última borrachera.
Lo semipúblico es difuso. Un número de celular lo pueden tener mis amigos, pero hay punto en que más de un extraño lo tiene en agenda. Pasó del privado al semipúblico y, de allí, a que aparezca en una web o en una Base de Datos, solo un paso.
2. No debe existir dicha restricción. Sería inviable (a menos que Facebook nos obligue loguearnos con huella digital y lector de iris) Usurpar la identidad de un adulto es ahora muy fácil para alguien menor de 13 años. Es más seguro explicarle los peligros de la red. No porque la calle sea peligrosa, encarcelaremos a nuestros hijos en casa. Al contrario, hay que salir con ellos y enseñarles a caminar solos.
3. Solo una, que curiosamente leí en Internet (no recuerdo la fuente) y es “nunca publiques nada que no quieras ver en la portada de un periódico o en el noticiero de la noche” Los niveles de privacidad, así permitan el acceso “solo a nuestros amigos” no garantizan que nuestros amigos sean ingenuos o dejen de serlo.
Augusto C. Ayesta
Consultor en SocialMedia
1. Lo que debe primar al momento de compartir cualquier tipo de información en Internet, ya sea en Redes Sociales o cualquier servicio en línea (boletines, suscripciones, concursos, etc.) es el sentido común. Y en esa dirección hay que preguntarse varias cosas, por ejemplo: ¿Por qué tengo que entregar esa información personal? ¿Qué uso podría darle la empresa que maneja el sitio web donde requieren mi información? ¿Es realmente necesario compartirla? ¿Aseguran que mi información personal no será usada con otros fines a los expresados en ese sitio web?
De otro lado, es un hecho que las redes sociales de Internet han trasladado muchos espacios que antes eran personales e íntimos hacia una especio de vitrina online, que durante las 24 horas tiene la posibilidad de transmitir lo que estamos haciendo en nuestra vida cotidiana. Y a muchos usuarios de internet les gusta mucho compartir su vida con el resto (el 72% de los tuits de los usuarios son relacionados a temas personales). Esto tiene muchas ventajas como el intercambio de información y conocimiento, movilidad de profesionales, etc.
Si parte de mi estrategia de marca personal es hacerme conocido en la red, compartiré mucha información con mis contactos. Pero si deseo mantener un nivel de privacidad importante, tengo todo el poder para hacerlo, es tan simple como revisar las configuraciones de privacidad que tienen las redes sociales más populares como Facebook y Twitter. Lo que sucede es que la gran mayoría de personas no gusta tomarse varios minutos para hacerlo y luego organizar sus contactos. Generalmente tienen las cuentas con las configuraciones estándar, que tienen una privacidad muy limitada.
Otro tema es la sobre las licencias que los usuarios le otorgan a los servicios de internet que usan, muchas veces sin saberlo. Por ejemplo, en Facebook, en su declaración de derechos y responsabilidades se deja bien claro que cuando un usuario publica contenido o información con la configuración “Todos”, significa que está permitiendo que todos, incluidas las personas que son ajenas a Facebook, accedan y usen dicha información y la asocien al dueño de la cuenta, incluyendo el nombre y la foto de perfil. Por eso hay que tener mucha precaución con la información que se coloca, porque finalmente es pública, si el usuario por descuido no configura los niveles de privacidad de su cuenta en Facebook. Y la gran mayoría de redes sociales tienen políticas parecidas, salvo algunas como Diáspora, que aun está en proyecto.
Al final, el usuario debe ser muy consciente de lo que quiere y no quiere compartir en la red. Nadie le va a obligar a compartir información que no desee.
2. Hoy en día cada vez es más temprana la edad en la que los niños tienen acceso a Internet. Es común ver a niños y niñas de menos de cinco años navegando entre sus páginas de juegos favoritas. Imagínate a los 13 años… ya están totalmente alfabetizados en el mundo digital. Sucede, además, que es muy fácil engañar a estas redes sociales mintiendo en el año de nacimiento. En ese sentido, debería haber mayores controles cruzados que vinculen a los padres sin llegar a quitarle la privacidad de sus menores hijos.
Cosas simples como poner la PC en un lugar visible, o limitar el uso de smartphones entre menores funcionan bien. Además también están los controles parentales que son una buena opción para evitar acceso no adecuado para menores en la red; Microsoft tiene uno muy bueno y gratuito. Pero lo más importante para estar seguros online, es lo que podemos hacer offline. Una buena charla entre padres e hijos es mejor que cualquier sistema de seguridad online. Mantenerlos al tanto de todos los beneficios y riesgos de la web es una responsabilidad compartida entre padres, educadores, Estado y empresa. Dejar a un menor solo en la web sin ninguna guía sería como abandonarlo en la selva, desnudo, sin protección ni herramientas.
3. Recomendaciones:
1. Antes de compartir cualquier información personal, se deben leer los términos y condiciones de los servicios que se vayan a usar. A veces son complicados de entender, pero no imposibles.
2. Comparte solamente aquello que estás seguro que no te arrepentirás después.
3. Configuración. Eso es clave, configura siempre tus niveles de privacidad y acceso a contenido en tus rede sociales.
4. Revisa también las licencias que le otorgas a todos estos servicios.
5. Si crees que compartir determinada información en la web te pondría en riesgo, sencillamente no lo hagas (Foursquare y Facebook Places, por ejemplo).
6. Si tienes mal configurada tu privacidad y te gusta hablar mucho de fiestas, dinero, compras o actividades que digan mucho de tu estilo de vida, recuerda que eso lo podrán ver todos, los buenos y los malos. Cuidado con eso.
7. Recuerda también que cada vez más los empleadores están hurgando en las redes sociales al momento de evaluar a sus candidatos para un puesto laboral. Por ejemplo, una foto en estado de ebriedad en Facebook o Twitter, puede manchar el CV más impecable.
8. Recuerda que en Internet nada ser borra y todo perdura. Lo que postees o compartas hoy, te puede afectar (para bien o para mal) de aquí a algunos años.
9. Usa el sentido común y piensa esto: si está en Internet, es probable que en algún momento todos puedan tener acceso a ello.
10. Vive momentos íntimos y offline ¡Valen mucho!