“El Perú está en la escena mundial de la ciencia”
El proyecto del secuenciamiento del genoma de la papa fue una iniciativa de la Universidad de Wageningen (Holanda). En el 2005 convocaron a la comunidad científica internacional para identificar interesados en el tema. La doctora Gisella Orjeda, docente e investigadora de la Universidad Cayetano Heredia, venía de participar en el secuenciamiento del genoma del arroz en Francia y atendió al llamado. Ella encabezó el grupo de jóvenes científicos que permitió al Perú formar parte del consorcio internacional creado para este fin.
¿Cuál fue la principal motivación para participar de este proyecto?
Pensé que sería muy importante que el Perú participara, porque el Perú es el origen de la papa. Además, consideré que podría ser la persona indicada, pues venía con la experiencia reciente. Era una forma para que el Perú saltara a la escena internacional en ciencias.
Y así formaron parte del consorcio…
Sí. Pero ellos no dan dinero, sino cada investigador debe conseguir sus propias fuentes de financiamiento. Conseguí apoyo internacionales, como el del Fondo Especial Multilateral del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral-OEA (Femcidi) y el Fondo Pérez Guerrero; y en el país el primero que nos apoyó fue el Concytec con un ‘grant’ que nos permitió conseguir el equipamiento de nuestro laboratorio.
¿Cuál es la importancia real de esta investigación?
Hasta ahora el mejoramiento de las papas podría llevar hasta 30 años, dependiendo de la especie. Eso significa que tenga la cantidad adecuada de nutrientes, que tenga determinada forma para poder pelarla mejor, que se pueda cocinar mejor, que sea resistente al clima, etc. Al conocer la secuencia de ADN puedo saber cuáles papas, aún en el invernadero, tienen los genes que me interesan. Así se ahorra dinero, tiempo y el cultivo es mucho más efectivo. Va a facilitar el acelerar los procesos. Si no usamos algo, no somos los verdaderos dueños. Esto nos permitirá disfrutar al máximo nuestras papas.
¿Cuál es el siguiente paso?
Este recién es el comienzo. Ahora el grupo está realizando trabajos en conjunto con el INIA sobre papas nativas. Por ejemplo, una estudiante de la universidad está trabajando con genes que están implicados en la calidad del tubérculo. Cada vez que se hace una investigación de este tipo se abre un abanico de posibilidades.
ALTA VOZ
¿Tiene algún mensaje para el gobierno que empieza?
Quería recordarle al nuevo presidente que los científicos estamos aquí presentes para seguir contribuyendo al desarrollo nacional y pienso que es tarea del gobierno facilitar la investigación científica y la educación a alto nivel, porque es lo único que va a permitir dar un salto cualitativo en el desarrollo y la innovación en el Perú.
¿Qué haría falta para cambiar esa situación?
Una de las cosas que se podría hacer es que los agregados científicos que el Perú tiene en el mundo no sean solo médicos, sino científicos que trabajen allá. Ellos tienen el conocimiento de la estructura de las investigaciones en esos países y se podrían convertir en el enlace con nuestros sistemas de investigación. Que establezcan lazos de colaboración.
En esta investigación tuvieron varios problemas administrativos para la compra de los equipos que necesitaban…
Por eso es fundamental cambiar todo el sistema de adquisiciones del Estado en los institutos nacionales de investigación. Hoy solo hay un sistema de adquisición igual para todos, lo cual es nefasto. No es flexible para hacer las compras que se necesitan para el desarrollo de una investigación. Muchas veces es fundamental para nosotros elegir una marca y comprar determinado equipo, en lugar de destinar ocho semana a una licitación. El sistema de investigación nacional debe tener un estatus particular dentro del Estado.
Sin embargo, la ciencia y la tecnología hasta ahora no han estado entre las prioridades de los gobiernos…
Espero que lo urgente no haga que el nuevo presidente olvide lo importante; y lo importante es invertir en el cerebro de los peruanos.
Experiencia fructífera
Germán de la Cruz es uno de los dos representantes de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga que forman parte del equipo peruano para este proyecto.
¿Cómo fue la participación de la universidad?
Tuvo que disponer de dos investigadores incorporados a tiempo completo en el consorcio por tres años. Además, invirtió US$200.000 en la compra de equipos de laboratorio para uso en genómica. Lo más difícil fue la gestión de compra de equipos, debido a las trabas administrativas que encontramos en el Ministerio de Economía y Finanzas que no permitía hacer un uso más simple de los fondos.
¿Y qué le dejó este proyecto en lo personal?
Fue una experiencia muy fructífera. Nos hemos formado en genómica y todos esos conocimientos los llevaremos de vuelta a Huamanga para compartirlos con los alumnos.