La varita para quitar la grasa no es mágica
La semana pasada se reportó el fallecimiento de Manuel Manriques Cervantes, de 50 años, en una clínica a la que había acudido para, al parecer, someterse a una liposucción. El caso se encuentra en investigación para determinar responsabilidades. A propósito de este lamentable hecho, vale la pena revisar aspectos generales de ese procedimiento quirúrgico. Si quieres saber más sobre este tema, sigue leyendo este interesante informe de Pamela Montes.
La liposucción surgió cuando los cirujanos plásticos encon-traron la manera de remover en tiempo récord la grasa acumulada por meses o años en los cuerpos de las personas. Esta técnica consiste en aspirar un número determinado de células grasas utilizando cánulas de distinto calibre que penetran la epidermis, y atraviesan la dermis, hasta llegar al tejido adiposo.
Es un método mecánico, por tanto, el médico realiza movimientos internos para que la cánula pueda succionar adipositos. Las primeras liposucciones se realizaron en la década del 80. Al ser el tejido graso una zona irrigada por donde se cruzan venas y arterias para nutrir la piel, eran frecuentes los sangrados excesivos. Con los años la técnica mejoró, y una de las innovaciones fue la infiltración de un suero antes de la liposucción.
“La solución de Klein -llamada así por su creador- genera una vasoconstricción. Al entrar en contacto con los vasos sanguíneos, los contrae y la cánula no los lesiona. Existe sangrado de todas formas, pero en menor cantidad. También nos permite sacar una mayor cantidad de grasa”, explica Augusto Campbell, médico cirujano de la clínica que lleva su nombre. Además, el especialista remarca que esta cirugía no es una solución para la obesidad ni un método para perder peso.
“Lo saludable es perder peso naturalmente, con ejercicios y dieta balanceada. Pero existen grasas localizadas que son difíciles de eliminar y en este caso retiramos el exceso. No más del 8% del peso total de la persona. No se recomienda retirar más de cinco litros de grasa”.
El examen de riesgo quirúrgico es una práctica obligada, pero también es obligación del paciente comunicar con veracidad y detalle su historial médico. En torno al riesgo preoperatorio, la cirujana plástica Jackelin Cruz, docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, comenta: “Si la persona tiene un estado de salud aparentemente normal, el chequeo preoperatorio es el de rutina: exámenes de laboratorio como hemograma, hemoglobina, perfil de coagulación, función renal, descarte de diabetes y, de acuerdo con cada persona, algún examen adicional. En pacientes con problemas cardíacos, por ejemplo, necesitaremos otras pruebas”.
El protocolo exige que, además del cirujano plástico, el anestesiólogo evalúe al paciente con los exámenes practicados. Él es pieza clave e infaltable en el quirófano. De acuerdo con los cirujanos plásticos, además de verificar la formación y experiencia del médico, el paciente debe saber que una liposucción solo se realiza en una sala de operaciones completamente equipada, y nunca en un consultorio.
MÁS SOBRE LIPOSUCCIÓN
ANESTESIA GENERAL O LOCAL
El uso de anestesia general o local depende de cada caso. Para las liposucciones pequeñas (extracción de uno o dos litros) se utiliza anestesia local. Si se realiza en varias partes del cuerpo, lo adecuado es emplear anestesia general, porque el paciente necesita un monitoreo permanente y control total de su sistema respiratorio y circulatorio.
HISTORIAL MÉDICO
El paciente tiene que informar acerca de sus antecedentes al cirujano plástico y su estado actual de salud. Incluso un resfrío podría suponer el desarrollo de un espasmo durante la anestesia.
MUCHO CUIDADO
Las células grasas extraídas no pueden crecer nuevamente. Pero si la persona no sigue las indicaciones médicas, las células que quedaron pueden aumentar su volumen y ocupar los espacios libres de grasa.