ENTREVISTA: “A los inventores nos hace falta conocer el mercado”
No solo tiene tiempo para la docencia y la investigación, sino también para la invención. El ingeniero Bruno Castillón Lévano es uno autores con mayor número de inventos y solicitudes de patentes dentro y fuera del país. Actualmente es responsable del Grupo de Investigación de Equipos Médicos y Sistemas de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), donde explicó a El Comercio que la capacidad inventiva de los peruanos es sorprendente, pero que debería repotenciar los programas que eviten la fuga de talentos. “El capital humano que se formó con tanto esfuerzo termina saliendo de nuestro territorio por mejores ofertas económicas. Existen programas para evitar este problema, pero debemos evitar que esto prosiga par el bien común del país”, advirtió. Si te interesa saber más sobre este tema, sigue leyendo esta interesante entrevista de Sandro Medina Tovar.
¿En el Perú existen condiciones para dedicarse a la invención?
Va a depender un poco de cómo se quiere observar este tema, porque si la idea es solo desarrollar patentes, pienso que sí estamos en esa condición; ahora bien, el problema pasa cuando uno intenta comercializar esta patente. No es sencillo este proceso. Y ahí hay mucho por trabajar así como también la fuga de talentos que existe en el país.
¿Qué debería hacerse para fomentar la capacidad inventiva en el país?
Con mucha frecuencia observo que los estudiantes universitarios tienen la idea que obtener la patente de una invención es algo imposible. Y no es tanto así, de acuerdo a mi experiencia. Cierto que es difícil, pero solo hay que perseverar y estar convencido de querer hacer este tipo de trabajo. Los genios existen, pero la perseverancia juega un rol importante en los procesos de invención y la búsqueda de una patente. Algo importante también tiene que ver con la falta de conocimiento del mercado. A los inventores peruanos nos falta conocerlo. Somos hasta cierto punto artistas y hacemos lo que nos gusta, pero nos falta pensar a nivel global.
¿Qué resulta ser más difícil: un trabajo de invención u obtener una patente?
Son dos cosas distintas que se manejan a diferentes velocidades. Un invento sumamente complejo quizás te pueda tomar uno, dos o cinco años, pero de pronto la solución propia del invento te toma un minuto. Esto es así.
El apoyo de las instituciones (privadas o estales) también tiene un papel importante, ¿cierto?
Soy profesor e investigador en la PUCP, una institución que tiene un importante récord de patentes y solicitudes de patentes, y que me ha permitido desarrollar ideas y ensayar nuevos conceptos en un laboratorio específico. Hay un pequeño incentivo económico, pero lo más importante es que a lo largo del tiempo el apoyo ha sido constante. Esto es fundamental para todos aquellos que estamos involucrados con el tema de inventos. Más todavía, tuve un importante apoyo del FINCYT (Fondos para la Innovación, Ciencia y Tecnología) para la fabricación del Equipo telemédico de soporte de vida para neonatos críticos, el cual tuvo el reconocimiento de la comunidad científica nacional y extranjera.
¿Es una vocación dedicarse a la invención?
Ciertamente. Así como existen futbolistas o escritores, hay otro grupo que tiene la predilección por inventar. Es difícil, pero divertido a la vez. Durante varios años estoy involucrado con inventos referidos a equipamiento médico neonatal. ¿Por qué? En lo particular me encantan los niños y me centré en trabajos que los beneficiarán. Para ello tengo conocimiento de ingeniería, electrónica, enfermería y, además, tengo el respaldo de un grupo de médicos que permanentemente revisan mis trabajos.