Científicos usan con éxito un robot para dar terapia a niños con autismo
Un equipo de la Universidad de Vanderbilt (EE.UU.) desarrolló un sistema, que usa un robot, para ayudar a niños con trastornos de espectro autista (TEA) a mejorar su atención. El robot humanoide, que mide más de 60 cm, está dotado de diversas cámaras, sensores y computadoras diseñados especialmente para que los pequeños pacientes aprendan a concentrar su atención hacia otras personas u objetos a su alrededor. Esta habilidad social es conocida como atención conjunta y se desarrolla de manera natural.
Los investigadores demostraron que este sistema puede convertirse en una poderosa herramienta para mejorar el aprendizaje de habilidades sociales en menores con TEA.
En su estudio, publicado en “Transactions on Neural Systems and Rehabilitation Engineering” del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, los expertos señalan que los niños con TEA prestan más atención al robot y siguen sus instrucciones casi de manera tan eficiente como lo hacen ante un terapeuta humano.
Los hallazgos del estudio señalan que el robot puede jugar un papel crucial en la “emergencia de salud pública” generada por el crecimiento en el número de niños diagnosticados con TEA. Según las cifras en EE.UU., uno de cada 88 menores (uno de cada 54 varones) es diagnosticado con TEA, lo cual representa un aumento del 78% en cuatro años.
“Se trata de la primera prueba real en la que queríamos comprobar si los sistemas inteligentes de adaptación pueden tener un impacto sobre el autismo”, señaló Zachary Warren, director del Instituto de Investigación y Tratamiento de los Trastornos del Espectro Autista en el Centro Kennedy de Vanderbilt y miembro del equipo de investigadores.
Los expertos construyeron un entorno inteligente alrededor de NAO, nombre del robot comercial fabricado en Francia.
El robot se coloca en una mesa en la parte delantera de la sala. Hay pantallas en las paredes laterales. El niño se sienta en una silla lo suficientemente en alto para tener al robot a nivel de sus ojos. La habitación tiene una serie de cámaras web de bajo costo apuntando hacia el niño. Su propósito es rastrear los movimientos de la cabeza de los niños, por lo que el sistema puede determinar lo que ellos están buscando.
NAO fue programado con una serie de indicaciones verbales, como “mira aquí” y “vamos a hacer un poco más”, además de gestos para invitar a mirar algo o señalar alguna de las pantallas de la habitación. Se trata de las mismas indicaciones y gestos que los terapeutas humanos usan en sus ejercicios de atención conjunta.
Los investigadores probaron la eficacia del sistema robótico con una docena de niños de entre 2 y 5 años de edad: seis con TEA y un grupo control de seis niños de desarrollo normal.
El ensayo encontró que los niños de ambos grupos prestaron atención por más tiempo al robot de lo que lo hicieron con un terapeuta humano.
TRABAJO COMPLETO
Para los autores no basta con colocar al robot frente a un niño autista. “Hace falta una estructura sofisticada alrededor para que funcione”, señalan en el estudio. Consideran que, mientras más temprano se inicie este tipo de terapia, habrá mejores resultados.