En Estados Unidos, durante la década del sesenta, se construyeron silos misilísticos destinados al almacenamiento y lanzamiento de misiles durante la Guerra Fría. Luego de ser abandonados por más de 50 años, el arquitecto Alexander Michael decidió adquirir uno y transformarlo en una acogedora casa para disfrutar y descansar a casi 10 metros bajo tierra.
Michael pagó US$ 160 mil por un antiguo silo cerca a la Base Aérea de Plattsburgh, cerca de las montañas de Adirondak, en el estado de Nueva York. Hoy, la estructura oscura y fría tiene un cuarto, una cocina completa, baño y hasta sala de televisión.
El arquitecto intentó mantener los letreros originales de todo el silo. Él convirtió el centro de control para los lanzamientos y añadió colores como el azul, rojo y blanco para revivir el espacio.
El dormitorio se mantiene simple pero se le dio un toque de color con los detalles rojos en las tuberías. La iluminación que eligió para los ambientes guarda relación con el entorno al ser metálicas.
Desde que compró el silo en 1996, los trabajos de remodelación no se han detenido. Luego de transformar la zona de control en un mini departamento, su próximo plan es convertir la zona del lanzamiento en un centro para realizar actuaciones y performances de todo tipo.