A mediados del siglo pasado, el gran arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez dijo que la máxima aspiración de su oficio ya no era construir catedrales, sino museos de arqueología. En un país caracterizado por su afición a las obras colosales, era una forma de decir que cada época impone sus monumentos. A los arquitectos de este tiempo les ha caído la responsabilidad de restaurarlos.
Casa Sen. Es una estructura de acero forrada de madera y vidrio, en medio de un bosque.
Uno de los casos más reconocidos es el de Alejandro Sánchez García, un autor contemporáneo que ha recuperado varias joyas arquitectónicas. Sánchez no es un restaurador. En sentido estricto, su trabajo ha sido dar nuevos usos a espacios que estaban abandonados. Su primera obra de este tipo fue la renovación de una antigua prisión abandonada en San Luis Potosí.
Pasadizo del Centro de las Artes Centenario, en San Luis Potosí, en lo que fue una prisión del siglo XIX.
El arquitecto respetó el concepto original de panóptico, que incluye una torre central desde la que se dominan los puntos de la construcción. A partir de la estructura inicial, intervino los fríos espacios interiores y los convirtió en cálidas galerías y talleres del ahora Centro de las Artes de esa ciudad. Lo mismo ocurriría con otra prisión, algunos museos y con el local del Archivo General de la Nación de México.
Otro pasadizo del Centro de las Artes Centenario, en San Luis Potosí.
El caso más reciente fue el plan conceptual –a dúo con el arquitecto Bernardo Gómez-Pimienta– para la renovación de la Biblioteca de México José Vasconcelos, en el edificio de una tabacalera del siglo XVIII. Se trataba de delinear lo que sería la hoy célebre Ciudad de los Libros, un proyecto que reúne las bibliotecas de varios tótems de la cultura de ese país. Cada espacio interior fue asignado a un arquitecto distinto. Sánchez García asumió el de la colección “José Luis Martínez”, un diplomático, historiador y bibliófilo que en vida formó la mejor biblioteca literaria del siglo XX en ese país.
Casa Chipicas. Una piel de madera cubre las áreas de servicios, mientras que las zonas que dan hacia el jardín interior están cubiertas con vidrio.
Sánchez García tiene una destacada obra contemporánea, pero el rescate de reliquias podría convertirse en su pilar definitorio: todo arquitecto trascendental debe meter las manos en la historia. En pocos lugares es tan claro como en México.