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Redacción EC

El blanco y la madera clara es una de las mezclas más acertadas cuando se busca espacios amplios, luminosos y acogedores. Funciona en ambientes grandes y reducidos, y en el caso del dormitorio, inyectan una imagen limpia con un toque de calidez, que nos remiten a la decoración nórdica y rústica.

La arquitecta Carla Cruz aconseja aplicar este tono como fondo en los muros, textiles y objetos decorativos a fin de generar un efecto puro. Para que el ambiente no luzca plano, enriquécelo con texturas, pueden ser mantas tejidas, cortinas bordadas, alfombras de pelo alto o adornos con motivos en relieve.

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Contrarresta su fría presencia, añadiendo mobiliario o detalles en madera clara. Entre ellas figuran el pino radiata, cumala, bolaina y capirona. También el pumaquiro y el tornillo que poseen un color entre caramelo y amarillo. “Pueden estar presentes en la tarima de la cama, armarios, mesas de noche y la cómoda. También en la pared de la cabecera. Encontrarás piezas de 2,40 m de largo y 9,5 cm o 12,5 cm de ancho. En los pisos, opta por el pumaquiro y la capirona por ser de alto tránsito”, dice Luis Díaz, de Decomaderas. Conserva su aspecto natural con una capa de barniz al agua. 

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