El primer hito que se siente al ingresar al Museo del Juguete Perú, ubicado en el Jr. Huaraz 307, Breña, es el de conocer cada una de las piezas mientras se vive una experiencia que es casi natural: jugar en espacios de libertad y entretenimiento. El referido espacio captura la esencia de un universo en el que hasta los adultos no pueden dejar de sentirse niños.
Recuerdos eternos
Sin lugar a dudas, difícilmente, en el Museo del Juguete Perú habrá un niño o un adulto, con corazón de niño, que diga “ya me cansé, vámonos”. Sus cinco salas, más sus pasadizos, dónde se exhiben diversos juguetes y personajes, como el recordado Tío Jhonny; hacen que cada visitante no sólo ingrese, mentalmente, a un baúl de recuerdos; si no que pueda revivir sus experiencias lúdicas de antaño, y aquellos que no gozaron de estos juguetes de niños, despierten mucha curiosidad y asombro por todas las vivencias que tuvieron sus antepasados.
Todo empezó como jugando
La idea de formar este museo surgió hace más de tres años, a partir de la acostumbrada realización de la Feria del Juguete Perú. “Se tenía en mente la fantasía de crear un museo para preservar todos aquellos juguetes que significaron algo en nuestra infancia, y que marcaron nuestra niñez”, manifestó James Calderón, representante de este museo.
Los servicios
El Museo del Juguete Perú brinda un recorrido guiado, de lunes a domingo, por sus cinco salas. En las dos primeras se exhiben diversos juguetes clasificados, allí se puede encontrar una gran variedad de carritos de madera, de metal y de plástico, robots y diversos personajes de antaño, entre otros. La tercera sala muestra a los ThunderCats, donde en la totalidad de este espacio se recrea -con más de cien elementos- a esta serie animada estadounidense.
Aquí se pueden observar distintas escenas de las aventuras de este grupo de felinos humanoides extraterrestres, que para lograr un mayor interés de la audiencia y a pesar de que la serie era de Estados Unidos, se hizo una mezcla con el estilo de animación japonés.
En la cuarta sala se encuentra una recreación de los años 70. En este espacio, al colocarse el sombrero del Tío Jhonny, se revive la compañía de uno de los primeros animadores de la televisión peruana, quién terminaba cada programa tomando su vaso de leche con la conocida canción: “Las siete ya van a dar; el niño va a merendar; las siete van a sonar, y es cuento de no acabar. Porque el pequeño es un llorón que siempre sale con esta canción...”. Esto haciendo alusión a un niño que no le gustaba tomar la leche. La quinta sala es un bazar, dónde se pueden adquirir diversos productos que figuran en exhibición.
Más allá del juego
Es importante tener presente que los juguetes transmiten valores como la diversidad, la tolerancia, el respeto, la igualdad, el amor, la empatía; y que son muy necesarios para la formación y desarrollo de las personas. Si bien son compañeros inseparables durante la infancia, el reencontrarse con los que ya desaparecieron del mercado constituye una experiencia plena de emoción que se revive en cada espacio de este museo.
Proyecciones
James Calderón manifiesta que un proyecto en mente para este año es crear la feria itinerante del Museo del Juguete Perú, la cual recorrerá diversas regiones del país para que el público tenga más acceso. Esto a pedido de interesados en diversas partes del Perú.
Se busca llegar en caravana y que este museo se convierta en un atractivo turístico. Convirtiéndose así en una parada necesaria para todos los que visitan Lima.
Como afirmó el filósofo Walter Benjamín, quién compartía varias de sus afirmaciones con el psicoanalista Sigmund Freud: el juego -y ninguna otra cosa- es la “partera” de todo hábito. Comer, dormir, vestirse, lavarse, entre otros tienen que inculcarse al pequeño en forma de juego.
La mayor cantidad de los juguetes de hoy tienden a estar producidos para que el niño sea el protagonista y juegue con ellos de forma individual.
Visitar el Museo del Juguete Perú, se convierte en una oportunidad, no sólo para recordar y revivir los tiempos pasados, sino también para reflexionar acerca de no dejar que los juegos que permitían una amplia interacción social pasen al olvido y tal vez solo los podamos encontrar en espacios como estos.
Nota escrita por los corresponsales escolares de colegio Capitán Jorge Cieza Lachos: Ashly Luana Ortiz Vaez, Brissa Aracely Colonio Vallejo, Nayeli Shereen Yañez Torres y Valeria Nicole Carrera Julca. Con el acompañamiento de la docente Antonia Del Socorro Margarita Muñoz Valencia y la mentoría del periodista Israel Lozano.