Las calles, mercados y ríos de la ciudad de Iquitos se encuentran invadidos por mascarillas descartadas sin ningún tipo de previsión. Así, es muy notorio que a los ciudadanos loretanos nos falta consciencia ambiental, ya que estamos acostumbrados a “usar y tirar” lo que consumimos y a no practicar una cultura de reciclaje responsable.
En el 2020, los buzos de la ONG francesa “Operación Mar Limpio” rechazaron la acumulación de desechos hospitalarios, cubrebocas y guantes desechables que encontraron en el Golfo de Juan, en la Costa Azul de Francia, y alertaron sobre ese nuevo peligro derivado de pandemia de coronavirus. Si no queremos que esta nueva amenaza azote nuestra ciudad debemos estar vigilantes.
Cristian Vélez Ramírez, biólogo del Centro de Rescate Amazónico CREA, destacó que todo producto que se usa causa un impacto en el ambiente, “pero depende de las personas tomar conciencia de sus actos, para así proteger a los peces y aves que son los más afectados con este residuo”. Vélez manifestó que, para contribuir con el medio ambiente, en estos tiempos de pandemia es bueno salir menos de casa, usar protector facial -que tiene mayor duración-, tomar conciencia del cuidado de nuestro ambiente y fomentar campañas de sensibilización sobre el uso responsable de las mascarillas y su adecuada segregación.
“Todos los días junto mi agua en baldes del lago de Moronacocha, y muchas veces encuentro basura, entre esta, mascarillas que bota la gente. Y eso me molesta porque tengo que estar limpiando. Esto contamina mi agua que sirve para lavar y cocinar. Deseo que la gente tome conciencia”, señala Juana Pacaya Inuma (54 años).
Esta preocupada ciudadana iquiteña nos motiva a practicar conductas responsables respecto al empleo de las mascarillas. Por ejemplo, una vez terminado su ciclo de vida, debemos desecharlas en un lugar adecuado procurando no contaminar el ambiente, como sugiere la Organización Mundial de la Salud.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) aconseja, además, no tirarlas en la calle sino en un centro de reciclaje, de lo contrario millones de mascarillas estarían en el medio ambiente cada mes. Otra solución es el empleo de mascarillas reutilizables como las que propusieron un grupo de científicos, entre ellos el peruano Marino Morikawa, al crear cubrebocas biodegradables que protegen de los virus y bacterias en un 99% y tiene de cuatro meses a un año de duración.
Se espera que el gobierno también tome medidas para facilitar a todo el pueblo el acceso a la compra de esta amigable mascarilla.