“Eran pensamientos autodestructivos los que me consumían día a día... y yo ya no quería seguir así”, fueron las palabras de un joven cuya identidad se mantendrá anónima por motivos de privacidad, tras preguntarle qué lo motivó a pedir ayuda.
El objetivo de la ayuda psicológica en adolescentes es que estos sean más fuertes ante factores que podrían afectarlos durante esta etapa formativa. Así, ellos podrán mantener un bienestar emocional, psicológico y social más estable.
Lamentablemente, como nos menciona el psicólogo José de la Torre: “La salud mental, durante muchos años, ha sido un estigma. Cuando uno está mal de alguna picadura de muela, va al dentista; cuanto te fracturas, vas al médico; pero ¿y cuando tenemos problemas emocionales? por lo general lo resolvemos con nuestros pares o buscando algún juego en internet. Tendríamos que fortalecer, sensibilizarnos, generar mayor prevención y promoción de la salud para que haya un entorno saludable.”
Es así que nos preguntamos: ¿Es la salud mental en la adolescencia todavía un tabú?
En una encuesta realizada a 51 adolescentes de Lima, se descubrió la realidad por la que muchos atraviesan. El 90,2% de los encuestados afirman haber sentido alguna vez la necesidad de pedir y/o recibir ayuda psicológica. Sin embargo, el 68,6% no se atrevió a pedirla. Lo que lleva a pensar que, a pesar de que un gran porcentaje de adolescentes reconozca este malestar, más de la mitad se ven obstaculizados para poder comunicarlo.
Causas
Los resultados de la encuesta dieron a saber que las tres causas principales son la falta de confianza con los padres (60,9%), la vergüenza (21,7%) y motivos económicos (30,4%).
En esa línea, la constante comunicación entre padres e hijos y el reconocimiento de su salud mental son aspectos de suma importancia para el bienestar de los adolescentes, ya que más del 40% de ellos recurren primero a sus padres antes que a otras personas de su alrededor. No obstante, la falta de comunicación se evidencia en el 13,7% de las familias, mientras que el 58,8% nunca ha discutido acerca de la prioridad de la salud mental.
Si bien es cierto, aunque la situación económica puede dificultar el acceso a servicios psicológicos, existen centros de ayuda gratuitos, de los cuales sólo 1 de cada 10 adolescentes encuestados conocen de su existencia. Entre ellos se encuentran los servicios brindados por la Unicef, la Municipalidad de Lima e Infosalud.
En la actualidad, más adolescentes han aprendido a ser conscientes de cuándo necesitan ayuda psicológica y toman acción al respecto, ya sea acudiendo a especialistas en sus escuelas o en busca de un amigo.
No obstante, sigue siendo un aspecto que debe trabajarse. Por ello, se debe reflexionar sobre la comunicación, apoyo y confianza que mantienen en su entorno familiar y cómo podrían mejorarla en caso de que no sea la adecuada. Tal y como lo indica el psicólogo José de la Torre: “Ir al psicólogo se ejerce en la práctica; sin embargo, la dificultad está en que en muchos casos, por no decir la mayoría, no hay un soporte familiar.”
De esta manera, si en los hogares se borra el estigma que existe en la ayuda psicológica, los adolescentes tendrán mayor libertad al momento de expresar sus emociones y dejar el miedo a ser juzgados, ignorados o incomprendidos. “Fue una experiencia totalmente liberadora”, opinó el joven entrevistado acerca de su primera vivencia recibiendo ayuda psicológica.