El futuro campeón del Torneo Clausura podría definirse en Juliaca. Ubicada a 3.825 msnm, esta ciudad puneña es considerada por los clubes capitalinos y acostumbrados al calor como un lugar inhóspito y extremo para jugar al fútbol por el frío abrumador que congela las pasiones y la altura consumidora del físico. Quienes visitan a Binacional en el Estadio Guillermo Briceño Rosamedina han terminado apabullados.
“Yo sé que a muchos no les interesa, porque se mueven otros intereses, pero somos seres humanos, no se olviden de eso. Hemos jugado a casi 4 mil metros de altura con una lluvia terrible y a 4 grados. Si eso no es inhumano, díganme por favor qué es”, sostuvo Óscar Vílchez después de que su equipo, Alianza Universidad, cayera por un aplastante 7-0 ante Binacional.
Las críticas y atenciones se alarmaron con esas declaraciones atribuyendo a que los del sur se beneficiaban mucho con su condición de local por la altura y lo difícil que es jugar en Juliaca.
Roberto Mosquera, técnico del ‘Bi’ reconoció esta situación. Sin embargo, tuvo otro tipo de respuesta: “De repente es poco inhumano jugar en Juliaca, no es fácil, pero cuando entramos al torneo eso se sabe. Nadie los obliga a participar y Juliaca es parte del Perú. Deben buscar la fórmula, yo también he estado del otro lado”, sostuvo.
Es evidente la ventaja de un club en la altura y ello ha generado diversos actos considerados polémicos, como el del expresidente de la FIFA Joseph Blatter, que en 2007 anunció la prohibición de encuentros internacionales que se disputen a más de 2.500 msnm. Esta medida duró poco por la presión de los clubes afectados, y se volvería a jugar en ciudades altas.
Sin embargo, el mito de la altura es debatible por el rendimiento de muchos clubes e incluso selecciones. Bolivia es el mejor ejemplo. Los altiplánicos no ganan todos sus partidos en eliminatorias de Conmebol y seden muchos puntos, principalmente por tener una plantilla corta. En Perú, salvo Melgar, ningún equipo que juega en una sede superior a 3.000 msnm ha ganado un campeonato nacional porque seden puntos de local.
El caso de Binacional es excepcional, gana, gusta y golea en Juliaca, sede en la que se ha potenciado si comparamos su rendimiento de la temporada pasada en Moquegua. Con Javier Arce y ahora con Roberto Mosquera han encontrado la solidez y determinación necesaria para ser candidatos al título nacional.
En el Torneo Apertura solo supo ganar y perder, no empató. Obtuvo 12 triunfos y solo 5 derrotas. De esa campaña, ganó 8 veces en Juliaca y solo perdió una, con Sport Huancayo. Marcó 27 goles y solo recibió 8, tres en el día que cayó con los huancaínos. Aquella tarde, el “Rojo matador” pasaba muy bien de la defensa al ataque y no se ahogó en la altura puneña, porque están aclimatados. El orden en la zaga los favoreció para aprovechar contra ataques.
En el Torneo Clausura, Binacional jugó seis partidos en condición de local. Ha ganado 4 y empatado 2 (Cantolao y Real Garcilaso). Marcó 18 de sus 25 goles y le anotaron 4 de los 20 que tiene en total.
El 17 setiembre, Roberto Mosquera asumió la dirección técnica reemplazando a Javier Arce y vino la catarata de triunfos. No solo ganó de local, también comenzó a hacerlo de visitante ante la USMP y Pirata, empató con Huancayo también en un partido que pudo ganarlo.
Viendo esta situación, Alianza Lima y Sporting Cristal tendrán que vencer a un rival sumamente difícil en una ciudad de altura, donde el buen juego no suele prevalecer sino el físico y la eficacia. Si los íntimos consiguen un resultado positivo en Juliaca serán los principales candidatos al Clausura. Los Rimenses, del mismo modo, deben luchar para confirmar su presencia en las semifinales.
Los números de Binacional, después del bajón que tuvo al inicio del segundo semestre del año, son muy buenos. Es contundente de local y un buen visitante. Con la irregularidad de los demás clubes, los de Roberto Mosquera avanzan en silencio y pueden dar el batacazo esta temporada.