El pasado 13 de julio, día en la que se dio la victoria de Alemania ante Argentina en el Mundial Brasil 2014, Joachim Löw, de 54 años, ingresó a la historia del fútbol teutón como el primer entrenador en llegar a ser campeón sin haber tenido la experiencia, ni las referencias, de haber integrado, nunca, como jugador la poderosa selección nacional de fútbol de Alemania.
“De niño y adolescente, allá en Schönau, jugaba mundiales en la cabeza... Pero en la realidad el asunto no se me dio nunca. Lo importante, posteriormente, consistió en que no me aferré a ideas estáticas, sino a la voluntad de continuar desarrollando mi vida en torno al fútbol. En Schönau aprendí a comportarme ante la vida”, le reveló el estratega a la revista Focus en el 2008.
En ese entonces, llevaba apenas dos años como entrenador de la selección alemana, y muchas figuras del fútbol alemán, con excepción de su amigo, Jürgen Klinsmann, miraban con escepticismo su desempeño.
Schönau es el pueblo natal de Joachim Löw, enclavado en la Selva Negra, en el suroeste alemán, que pertenece al estado de Baden Württenberg. Ahí durante su adolescencia, en vez de jugar a ser hippie, Löw fue cinco años monaguillo en la iglesia principal del pueblo.
En la actualidad, en Schönau se estudia cambiar su nombre por el de Löwenau, en honor de su hijo ilustre.
El nacimiento de Joachim Löw, en febrero de 1960, en ese pueblo de costumbres campesinas y religión católica se convirtió en un suceso porque Hildegard, su madre, hoy de 80 años, tenía 36 años y varios más de casada sin haber tenido hijos.
Con su llegada, Joachim rompió esa barrera y se convirtió en el primogénito de un hogar de cuatro varones: él, más Peter, Markus y Hans, todos dedicados al fútbol.
‘EL TRIUNFO ES DE ÉL’
Peter Löw, el jefe de cantina en el pequeño estadio del pueblo, dejó saber que no tenía intención de hablar con la prensa sobre el triunfo de su hermano, porque es “el triunfo de él y de la Selección”.
“La familia es muy unida y se emociona con los grandes y pequeños logros de todos los integrantes. Ellos tienen muy claro que a Joachim en esta época de esplendor lo que más le gusta es poder estar con ellos sin que lo traten como a una celebridad", aseguró una amiga y colega del hermano de Löw desde el campo deportivo de Schönau.
Uno de los factores que ayudaron a Löw a trabajar sin la presencia de presión fue su entorno más cercano. Daniela Löw, su esposa desde hace 26 años, dijo a la revista de variedades Bunte antes de iniciarse el Mundial que su esposo era un “curtido” en asuntos de dificultades, y su matrimonio, la circunstancia vital donde él podía, si quería, hablar todo el tiempo de estrategias sin que a ella se le ocurriera tomarse “todo tan en serio como para cuestionarlo, interrumpirlo”, preocuparse o impresionarse.
Y para el semanario Stern, en una de las pocas entrevistas sobre su vida privada, dada el año pasado, Löw plasmó lo que significa para él el equilibrio entre la vida sentimental y profesional:
“Daniela y yo estamos juntos desde que yo tenía 17 años; es mi gran compañera y cómplice. Por ejemplo, ella nunca me ha recibido con la pregunta: ‘Mi amor, ¿qué pasó? ¿Por qué no ganaste?’ ”.
Esa actitud, que en la actualidad ya no tiene asidero, debió tener más valor entre 1978 y 1992, cuando Löw intentó sin éxito convertirse en estrella de fútbol.
En aquel momento, debió conformarse con su desempeño modesto en clubes casi desconocidos del panorama nacional y europeo, como el SC Friburgo, VfB Stuttgart, Eintracht Frankfurt, Karlsruher SC y, finalmente, en los clubes suizos de provincia FC Schaffhausen y FC Winterthur.
Como entrenador, completó ocho clubes en ocho años antes de llegar a Klinsmann.
Así, de derrota en derrota, en 1994 Joachim Löw cumplió 34 años, que celebró en Suiza, ya no como jugador, sino como entrenador del FC Winterthur, actividad que trajo consigo la obligación de iniciar estudios para adquirir la licencia de entrenador.
En el 2000 consolidó los requisitos para obtener la licencia oficial que ahora porta..
HAMBRE DE ÉXITO
Allí, al final de los años noventa y en las canchas de prácticas, conoció al atacante Jürgen, campeón mundial en 1990 y quien en ese entonces, igualmente, se preparaba para ser entrenador.
A diferencia de Löw, Klinsmann se alistaba para entrenar oficialmente, con la solvencia de portar credenciales de campeón y de haber anotado 110 goles en 221 partidos en la Bundesliga.
No obstante las diferencias sustanciales en las dos carreras, entre los dos se produjo un ‘flechazo amistoso’ y un reconocimiento de Klinsmann del talento escondido de Löw, por que, en el 2004, Klinsmann lo eligió como entrenador asistente de la selección de Alemania, cuando él mismo asumió la titular, en remplazo de Rudi Völler.
“Jürgen Klinsmann llamó a Löw porque, según sus propias declaraciones, él recordaba cómo, en las canchas de práctica, Joachim podía explicar las tácticas más complicadas y sofisticadas del fútbol de tal manera que cualquier persona, incluso los más lentos en pensamiento, pudieran entenderlo”, consignó el diario Die Welt, en su edición especial sobre el Mundial, este 15 de julio.
Durante el Mundial de Alemania 2006, cuando los germanos alcanzaron el tercer lugar, la amistad de Klinsmann y Löw se hizo más estrecha, a tal punto que el entrenador titular no dudó en hacer valer toda su influencia en el panorama deportivo germano, incluso por encima de las aspiraciones del ‘Káiser’ Franz Beckenbauer, para conseguir que Löw, y no el goleador mundialista Lothar Matthäus, se quedara a cargo de la selección, ante su retiro.
“Fueron las épocas en las que, durante las famosas y temidas ‘mesas de conversaciones’ de la dirigencia del fútbol germano, y también de los aficionados, se criticaba sin clemencia el estilo de Low y se afirmaba, sin recato alguno, que con él Alemania nunca volvería a hacerse con un título. Las críticas se concentraban, sobre todo, en la semifinal del campeonato europeo en el 2012, cuando Alemania jugó con Italia y perdió por la formación a la que apostó Löw”, recuerda Die Welt.
Estoico, paciente, concentrado, Löw siguió su marcha sin dirigir una sola declaración a las críticas que le llovían desde todas las esquinas.
“Este proceso, que culminó ayer con el triunfo merecido de la selección es producto de un experimento futbolístico de diez años de preparación, táctica, física y mental de los representantes de una generación de profesionales que han madurado para ser campeones", dijo Löw .
“Antes de hacer el cambio, en el minuto 88, de Miroslav Klose por Mario Götze, le dije a Mario: ‘Entra en la cancha y demuestra que eres mejor que Messi’. ¡Funcionó! El hambre de triunfo era inmensa en todos los jugadores. Tenían la técnica, la condición, la voluntad y el dominio; el resto siempre se define en el instante que el resto no tiene previsto”, eso lo dijo un día antes de regresar a su tierra como campeón.