A la edad en la que sus amigos pasaban sus días sin preocupaciones entre escuela, play station y pichangas en Buenos Aires, Juan Bautista Romagnoli ya estaba cruzando el charco para demostrar su talento en el difícil fútbol europeo. Tenía 13 años, la misma edad con la que Lionel Messi se fue a Barcelona a escribir su historia. El fútbol es así. Hay millones de niños en el mundo que sueñan con ser futbolistas, estrellas, cracks. Todos, por un momento determinado, siguen el mismo camino. Algunos, como Leo, llegan a la cima. Otros, por distintos motivos, se quedan o retrasan un poco su andar.
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Juan caminaba por la misma vereda de Messi. Delantero, goleador reconocido desde pequeño y hábil con el balón en los pies. Es decir, tenía todo para triunfar en el Viejo Continente. Pero la edad le jugó una mala pasada. “Estar lejos de casa no era fácil”, cuenta en una entrevista con el diario deportivo “El Bocón” ahora que tiene 23 años. Una década después de salir de casa en busca de un futuro prometedor en el balompié se proclamó campeón de la Liga 2 (segunda división del fútbol peruano) con Cienciano del Cusco.
Mientras viajaba a Inglaterra para probarse en el West Ham, Bautista Romagnoli nunca pensó que diez años después anotaría cinco goles para ayudar al ‘Papá’ a volver a la Primera. En esas más de diez horas en el avión imaginaba haciendo goles en el equipo de Londres. Los hizo, sí. Pero no convenció.
Un año después, en el 2010, fue a España. El poderoso Real Madrid era el siguiente objetivo. En apenas 365 días, Juan pasó de su querido Buenos Aires a Londres y ahora a Madrid. Tres ciudades que serían el destino turístico de cualquiera, pero él no estaba de paseo. Quería quedarse. Sin embargo, nuevamente el balón pasó cerca.
“Después de esta experiencia europea decidí establecerme en Argentina. Tras barajar varias opciones opté por ir a Vélez Sarfield. Estuve en las inferiores del club de Liniers casi cuatro años y alterné en algunas ocasiones en el equipo de reserva”, rememora.
Ni bien cumplió la mayoría de edad, Juan quiso cobrarse una revancha personal en Europa. Esta vez más cuajado, más maduro y con la mira bien puesta en los objetivos. Fue fichado por el Alcorcón B, equipo juvenil del club que milita en la segunda división de España. En el 2016 pasó a las filas del CD Toledo de la tercera. Dos años más tarde aceptó la propuesta del Cultural Leonesa de la misma categoría.
Su llegada al ‘Papá’
“Estaba en las vacaciones de Europa cuando mi representante vino con la propuesta de Cienciano. Yo quería probar nuevos retos deportivos. Sabía que era un club grande en el Perú y decidí aceptar. No me arrepiento de aquella decisión”, señala.
La mañana del viernes 26 de julio, alrededor de las 10:40, Juan Bautista arribó al Cusco para firmar su contrato con Cienciano. Seis días después de su celebrar su cumpleaños número 23, el delantero quería cumplir su sueño imperial.
Esta vez la adaptación no le afectaría. De hecho, sorprendió a todos como en pocos días se acopló a la altura y a su nuevo equipo. “La verdad no me costó mucho el tema de la altura. En menos de 20 días ya estaba jugando partidos de 90 minutos”, señaló.
Debutó en la victoria por 3-1 ante Juan Aurich en el Estadio Inca Garcilaso de la Vega. No anotó, pero dejó una grata impresión. Los goles llegaron después. Jugó dos partidos y marcó cinco veces: uno al Coopsol, otro a Caimanes, uno más al Atlético Grau y cerró con dos al Aurich.
El último domingo, Juan Bautista vivió un momento único, inolvidable. Por primera vez en su carrera iba a ganar un título. Días atrás no dudó en llamar a sus padres. Los quería cerca, con él. Les pagó todo con tal de tenerlos en la tribuna. Aunque buscó el gol por todos los medios, no logró anotar, pero le dio una alegría inmensa al pueblo cusqueño y a su familia. Su decisión de irse está dando sus frutos. Con sus goles ayudó a Cienciano, el ‘Papá de América’, a regresar a Primera después de cuatro años. En el ombligo del mundo va encontrando un lugar en el fútbol.