(Foto: AFP)
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Redacción DT

Por Ezequiel Fernández

En , país anfitrión de la , el equipo novedad es Santos. Lleva seis victorias, dos empates, una derrota, 74% de eficacia. Jamás había sumado así desde que el Brasileirao se inició en el 2003 con el formato de todos contra todos, ida y vuelta. Pero la nota es su fútbol de ataque. Un estilo “innovador”, dijo el ex crack Tostao, en un torneo cuyo resultado más repetido es el 1-0. Santos sale jugando siempre. A un toque. Juega 4-3-3 o 3-4-3. Su técnico fue invitado por la CBF a un debate con Tite, estratega de Brasil. El entrenador del elogiado Santos es Jorge Sampaoli. El mismo que no pudo o no supo trasladar a la ese fútbol de autor que sí había impuesto antes en Chile y en Sevilla. Y que ahora impone en Brasil.

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Sorprendió el arribo de Sampaoli a un club que lleva década y media sin salir campeón. Se cumplen 60 años de la goleada de Santos 5-1 a Barcelona en el Camp Nou. Es un resultado hoy inimaginable, pero así eran las cosas antes. En aquel 1959 Santos paseó a Pelé por el mundo. ‘O Rei’ jugó 103 partidos. Anotó 127 goles. Nigeria y Biafra pararon una guerra para verlo jugar.

Mil novecientos cincuenta y nueve fue también el año del primer campeonato nacional en Brasil. Santos fue subcampeón. Y ganó los cinco títulos siguientes, del 61 al 65, los tres últimos invicto. Brasil era tricampeón mundial de la mano de Pelé. Pero en la Copa América, tras el título de 1949 en su país, la ‘selecao’ sufrió 40 años de sequía. Volvió a ganar en Sudamérica otra vez de local. Un doble empate sin goles en la primera rueda contra Perú y Colombia provocó palos de la prensa, silbidos en el estadio y hasta rumores de despido en pleno torneo del técnico Sebastiao Lazaroni. Pero Brasil venció en la final a Uruguay y Lazaroni pasó a ser elogiado. Su fútbol utilitario sucumbió, sin embargo, al año siguiente en Italia 90, ante una Argentina todavía más cínica de Carlos Bilardo.

Brasil quiere ganar ahora una nueva Copa América en casa. El último 5-0 a Perú abrió expectativas, pero hasta un 95% de la población, según una encuesta de UOL, dijo que el torneo le era indiferente. Resabios acaso del 7-1 de Alemania, de los dirigentes corruptos, los boletos caros y de la ausencia de Neymar, que eligió ser celebridad antes que crack.

La AFA dejó partir primero al ‘Tata’ Martino. Y echó luego a Sampaoli, a quien había contratado como inicio de un proyecto que, supuestamente, debía ir más allá de Rusia.

Pero el Mundial, por errores propios y ajenos, pagó un costo demasiado duro. En Brasil, donde algunas encuestas hasta lo citan como eventual recambio para la Verdeamarilla, Sampaoli vive hoy a 100 metros del mar. Hace surf. Aprendió a jugar fútbol-tenis. Robinho lo desafió al fut-vóley. Va en bicicleta a los entrenamientos. Pide a su equipo sin estrellas que corran para recuperar el balón pero que estén más quietos para jugar. El club es una cosa, la selección otra. Para técnicos y jugadores. El eterno miedo a perder paraliza todo, especialmente el juego. Lo sufre hasta un supercrack como Leo Messi. Sea cual fuere el resultado ante Venezuela, suena difícil percibir el futuro de este nuevo proyecto liderado por Lionel Scaloni. Todo un símbolo, la ‘tele’ acompañó estos días crónicas desde Brasil con promociones de Uber, el nuevo espónsor de la AFA. La precariedad al palo.

La Nación/GDA.

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