"Alianza, cuando los administradores dejan de lado el fútbol"
"Alianza, cuando los administradores dejan de lado el fútbol"
Abraham Taipe

El club cumplirá una década sin obtener el título nacional. Malos dirigentes y administradores, que priorizan excesivamente lo económico, tienen parte de la culpa.

Alianza Lima tiene todo lo que cualquier equipo grande desea tener: una hinchada fiel y masiva, auspiciadores que a pesar de todo lo apoyan cada año, un estadio propio y una historia. Sin embargo, ayer tomó el camino sin retorno a una década sin títulos en el campeonato peruano. Y, como se establece líneas arriba, la culpa no solo es de los jugadores que pasaron por la institución.

Entre el 2001 y el 2006, Alianza acumuló cuatro títulos que fácilmente pudieron ser cinco. Obviamente, cuando un equipo obtiene títulos genera ingresos fuertes: taquilla, auspiciadores que pagan más, dinero por clasificar a torneos internacionales y la venta de jugadores más destacados.

Eso debió suceder, pero no fue así. El club entró en una crisis desconsoladora que propició que allá por el 2011 los trabajadores realicen “ollas comunes” ante la falta del pago de sus remuneraciones. También hubo jugadores que se marcharon por ese motivo. Según la Sunat, al 2012 Alianza tenía una deuda de más de S/45 millones. ¿Cómo se llegó a ese estado? La respuesta la tienen los dirigentes.

A partir de ese año, se formó una junta de acreedores que nombró como administradora temporal a Susana Cuba que empezó a ordenar la casa financieramente, se obtuvo un campeonato menor (La Copa Inca) y se llegó a final del torneo Clausura 2014. Pero la relación con los jugadores no fue la mejor. El problema de Cuba fue creer que estaba en una empresa y no en el negocio del fútbol. Un día quiso descontar el sueldo a los jugadores por cada partido perdido. Algo que jamás ha ocurrido. Sus críticas públicas al equipo terminaron por romper la relación. Se rescata que en su mandato Alianza presentó su plan de reestructuración y empezó a pagar su deuda.

Luego vino Christian Bustos, quien tampoco tenía experiencia en el fútbol, si bien ha traído nuevos auspiciadores parece inconcebible haber malgastado dinero en jugadores que no han marcado diferencia. Johnnier Montaño (cuya mejor versión data hace una década), Walter Ibañez (que no jugó un año en Chile), Reimond Manco (que venía de capa caída), Andy Pando (que no ha destacado en equipos grandes), Jorge Bazán (que tuvo un mal paso antes en el club), Luis Ramírez (de pobre paso por Brasil y discreto rendimiento en San Martín) y Eduardo Uribe (que había hecho campañas regulares) llegaron este año a La Victoria. Sin ir más lejos, por ejemplo el lateral Miguel Trauco debe cobrar mucho menos que cualquiera de los defensas del club íntimo.

Otro punto que se le criticó a Bustos en las últimas semanas fue alquilar el estadio de Alianza Lima a una congregación religiosa y postergar un partido del equipo en momentos que se necesitaba ganar todo. Ahora el club estrena un administrador de nombre Renzo Ratto, quien hasta donde se sabe tampoco tiene experiencia en el fútbol. Su reto será rodearse de gente que sí conoce.

Y como dice una amiga hincha acérrima de Universitario, el quino –esa broma que nació hace dos años- no está tan lejano. Ya han pasado las 2/3 partes de ese fatal número y la hinchada de Alianza no merece eso.

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