Con el Real Madrid recuperando su estela galáctica de los pies de Eden Hazard y el Barcelona abroquelando más estrellas en su firmamento con Antoine Griezmann y Frenkie de Jong, el mercado de pases europeo ha tenido a España como el principal gestor de las transacciones mediáticas (sus tres principales clubes son los únicos que superan los 200 millones de euros en inversión).
En la Premier League, apenas la novísima condición de Harry Maguire de defensor más caro de la historia –merced a su pase del Leicester al Manchester por 87 millones de euros– ha generado algún sobresalto, mientras que la Bundesliga mantiene la sobriedad germana y el PSG no pudo despilfarrar sus petrodólares con otra megaestrella. En la Serie A, la Juventus solo hizo ruido con la llegada de Matthijs de Ligt. Pero en este arranque de temporada, en el Viejo Continente no hay equipo que haya generado más expectativa que el Inter de Milán.
La reestructuración de la escuadra ‘neroazzurra’ a cargo de Antonio Conte obtuvo sus primeros réditos con dos victorias consecutivas en el Calcio (4-0 ante el Lecce y 2-1 frente al Cagliari). Puede que sus grandes refuerzos –Alexis Sánchez, Romelu Lukaku y Diego Godín– no ilusionen por sí solos. Sin embargo, la fortaleza del Inter radica en el entramado de un ejército que tiene los soldados justos para cumplir las distintas funciones estratégicas en el 3-5-2 clásico del ‘Comandante’.
Para ejecutarlo, Conte eligió cuidadosamente a sus intérpretes para exprimir los 155 millones de euros invertidos. “No se puede comer con 10 euros en un restaurante de 100”, ya le había advertido el técnico a los directivos de la Juventus en el 2014 antes de marcharse de Turín. El presidente interista, el chino Steven Zhang, entendió bien el mensaje pasado y dejó las ‘comidas rápidas’ de las últimas ocho temporadas –donde los interistas ni siquiera figuraron entre los tres primeros– para pedir reserva en ‘restaurantes gourmet’. El Inter fue el octavo club que más invirtió en refuerzos.
Sobre la buena base existente –Samir Handanovic en el arco, Stefan de Vrij y Milan Skriniar en defensa, Antonio Candreva, Marcelo Brozovic y Kwadwo Asamoah en el mediocampo–, el ‘Comandante’ gastó casi la mitad de su presupuesto en Lukaku –65 millones– y consiguió el préstamo de Alexis para armar su dupla de ataque, mientras que reforzó su defensa con Godín que llegó libre. Además, completó su batallón con jóvenes pretorianos que han sabido metabolizar su mensaje. Stefano Sensi (23 años, 5 millones), Nicolo Barella (22, 12 millones), Matteo Politano (25, 20 millones) se han insertado para reforzar a la tropa de la mitad de la cancha para adelante.
Con ellos tiene mucha variedad para mantener la cuadratura de un once vertical, con mucha salida por las bandas y que jamás deja de presionar para recuperar el balón. “Los rascacielos no pueden construirse en pocos días”, advirtió el estratega no como excusa, sino como un pedido de paciencia para llegar a la excelencia. Su objetivo implícito es terminar con la larga hegemonía de ocho años de la Juventus –las tres primeras coronas fueron con él como técnico– y recuperar el imperio ‘neroazzurro’ que dominó entre las temporadas 2005-06 y 2009-10.
Aunque con solo dos partidos es difícil pronosticar el futuro, este nuevo Inter ya da muestras de un cambio radical. Verlo encabezar la Serie A por delante de los de Turín, aunque sea por diferencia de goles, es un buen indicio para pensar que los ‘bianconeros’ no correrán solos esta temporada.
Trabajador, obsesivo, exigente, pero sobre todo comprometido –“con él no hay término medio; o estás con el equipo o estás contra él”, lo define Carlo Ancelotti, quien lo dirigió en la Juventus entre 1999 y el 2001–, el ‘Comandante’ siempre le exigirá el éxito a su ejército porque “quien llega segundo ha hecho un buen campeonato, pero no ha hecho historia”.