Daniel San Román

No tiene los títulos de Lewis Hamilton, ni la novedad de Charles Leclerc o la letalidad de Max Verstappen pero es sin dudas la estrella más rutilante de la categoría. Es el distinto, el que siempre puede sorprender, el que nunca se le puede dar por perdido. Con veintidós años en la categoría, 345 carreras disputadas, 32 victorias, 22 poles y dos títulos, es el único que puede mirar a los ojos a cualquiera de la grilla y generar escalofrío. Corrió contra Villenueve, encaró a Juan Pablo Montoya, le ganó la corona a Michael Schumacher, se peleó con Lewis Hamilton como coequiper, lo abrazó Flavio Briattore para celebrar su título con Renault y peleó tres títulos enfundados en el antiflama escarlata de Ferrari. Alonso es la historia misma de la categoría puesta a disposición de una platea que mira las carreras con el celular en la mano y el hashtag promovido.

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Sobre un monoplaza inofensivo como el Alpine, hace una semana se coló con autoridad en la primera fila de la grilla de largada de Canadá. Lo hizo con jerarquía y sin dejar dudas sobre su pertenencia a las luces protagónicas. Al final quedó noveno, producto de las novatadas propias de una escudería de poca experiencia, y con una sensación de rabia propia del que es consciente que tenía con qué ganar y rodar lejos de aquellos pilotos ad portas de la jubilación (¿Ricciardo?) que se montan en el monoplaza meramente para evitar vivir la modorra dominical de los simples mortales. Las imágenes de Fernando golpeando con los puños cerrados el timón de su Alpine deja en evidencia que el asturiano tiene la furia intacta de sus primeros giros de la Euro Open. Tal vez porque el domingo no solamente se escaparon algunos puntos sino la ocasión de ingresar a la historia con otra marca.

Hoy Alonso está a solamente dos unidades de pasar la valla de tener 2.000 unidades en la categoría reina. Una nada que lo pondrá en el Olimpo de los pilotos que más han puntuado en la división junto a Hamilton y Vettel, quienes si bien tienen más unidades que él esto sucede no por calidad sino por el sistema de puntuación que les tocó.

Quiere quedarse dos años más en la categoría, pero con la garantía de no deambular como un zombie sobre los ríos asfálticos. En Ferrari y Red Bull no tienen sitio porque sus grillas están aseguradas hasta el 2024. En Hamilton dependerá si Hamilton se jubila mientras que Alpine está en la encrucijada de apostar por sus canteras (Piastri) o ampliar con Fernando. Las otras dos opciones las tiene McLaren, donde parece que Ricciardo está casi fuera, y Aston Martin que dadas sus bajas prestaciones garantiza menos emoción que un acuario de almejas. Por lo pronto seguirá corriendo esperando esos puntos que le den una medalla más a su galardonado antiflama en estos tiempos que los jóvenes talentos no dejan de desperdiciar oportunidades mientras el forja las suyas con artesana paciencia.

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