Con los aficionados vestidos de amarillo brillante y animando ruidosamente a Lleyton Hewitt para que venciera a Roger Federer, la final del torneo de Brisbane tenía un aire surrealista de un viaje hacia el pasado.
No hubiera parecido fuera de contexto hace una década, cuando Hewitt pasó 80 semanas al frente del ránking mundial y Federer aún no ganaba un título de Grand Slam.
Pero el triunfo del australiano 6-1, 4-6, 6-3 sobre su rival más antiguo aún activo en la gira de la ATP fue evidentemente una sorpresa, y le proporcionó su primer título desde el 2010.
Los jugadores, ambos de 32 años y ex número uno del mundo, se han enfrentado en 27 ocasiones desde 1999, y ahora Hewitt mejoró su foja a nueve triunfos frente al 17 veces campeón de las grandes citas del tenis.
Hewitt no había ganado un título desde que derrotó a Federer en la final del torneo de Halle en 2010, y su última victoria en su país fue en el torneo de Sydney de 2005, el mismo año en que perdió la final del Abierto de Australia frente al ruso Marat Safin.
Federer, quien viene de una temporada en la que no alcanzó una final de Grand Slam por primera vez desde 2002 y ahora figura sexto en el ranking, dijo que el torneo de Brisbane le permitió medir su nivel con miras al primer Slam del año.