Observar las manos de Ariana Orrego es tomar conciencia, en solo una mirada, de la gran cantidad de trabajo que se necesita realizar para competir en la gimnasia de alto nivel. La peruana tiene solo 17 años y, sin embargo, sus manos –ásperas- cuentan una larga y sacrificada historia que comenzó mucho antes de Río 2016.
“Las tengo así hace mucho tiempo. Es por el entrenamiento y el trabajo. Todas las gimnastas tenemos las manos así”, cuenta sonriendo ligeramente. Se toma con buen humor las ocasionales miradas sorprendidas que puede recibir; sabe que son el reflejo del trabajo de cada día. “Ya estoy acostumbrada. Y eso que uso protección para las barras asimétricas, por ejemplo”, explica.
Así se ven las manos de #ArianaOrrego Reflejo de la chamba #GimnasiaArtistica #RioxDT #RioxDT pic.twitter.com/ess1lJA4kx
— Majo Fermi (@majofermi) 7 de agosto de 2016
Ariana Orrego compitió así en barras asimétricas. Nótese la protección en sus manos. (Foto: COP)
El desarrollo o gasto de algunas zonas del cuerpo son comunes en los deportistas de alto rendimiento. Así existe, también, la famosa ‘oreja del luchador’, una deformación de esta zona del cuerpo popular, entre quienes practican judo u otros deportes de contacto.
Ariana Orrego en plena competencia en Río 2016.
Ariana Orrego compitió ayer en la ronda clasificatoria individual de gimnasia artística. Aunque no pudo clasificar a las finales 'all around' y de aparatos, la deportista de 17 años se convirtió en la primera gimnasta peruana en competir en unos Juegos Olímpicos. Su mirada está puesta en Tokio 2020.
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