“Ricardo Gareca es un padre para mí”, le respondió Christian Cueva al periodista Pedro García hace menos de un mes. Ese reconocimiento de paternidad deportiva no era casual. Cueva, después del Mundial de Rusia, solo acumuló cuestionamientos por su conducta fuera de las canchas. Los videos viralizados del volante ya no eran goles memorables, sino registros de un deportista en evidente crisis extrafutbolística.
A pesar de su rendimiento en las Eliminatorias, Christian se convirtió en un futbolista que despertaba polémicas por sus convocatorias. Gareca lo dejó volver como hijo pródigo y lo alejó de cualquier posibilidad de crucifixión. Hoy, después del último incidente en un centro nocturno de Sao Paulo, es evidente que Christian Cueva les está fallando a quienes más confían en él. Le ha fallado a su “padre”.
Su riña nocturna con un hincha del Santos fue difundida en redes sociales el sábado. Era lógico que se viralice, no era cualquier futbolista el que había sido grabado en Sao Paulo sino Christian Cueva, el mismo que fue registrado en estado lamentable en el aeropuerto. Si fuera un hecho aislado ya estaría archivado y quizá sin sanción. La suspensión indefinida del Santos de Brasil es por no rectificar su comportamiento. Cueva podría quedarse sin jugar hasta fin de año por no cambiar. Ni siquiera había terminado su período de penitencia y ya pecó otra vez.
“Es poco inteligente quien no aprende de sus errores”, comentó ayer Paulo Autuori, directivo deportivo del Santos, club que ya no cuenta con Cueva hasta nuevo aviso. Christian Cueva, es preciso recordarlo, fue convocado por Ricardo Gareca en sus tiempos más difíciles. Estaba suspendido por faltarle el respeto a un árbitro (Ramón Blanco) y meses antes se había enfrentado a un grupo de barristas que entró a Matute para reclamarle al plantel su bajo rendimiento. Lo de este tiempo es un triste ‘déjà vu’. La hinchada pedía al correcto Benavente, y el ‘Tigre’ se la jugó por el cuestionado Cueva.
Hoy, ese “hijo” futbolístico ha puesto en una situación incómoda al técnico de la bicolor. En cada conferencia le seguirán preguntando por su jugador fetiche, le van a decir que no tiene consecuencia o que se está poniendo mano blanda en Videna. Autuori dijo que “Cueva es un problema para el Santos”. Ahora también lo es para la selección.
El rendimiento de Cueva con la Bicolor es innegable, su escape por la banda izquierda antes del gol de Jefferson Farfán a Nueva Zelanda se lo agradeceremos por toda la vida. Talento tiene y en gran cantidad. Lo que debe hacer ahora, si es que aún quiere mantenerse en la alta competencia, es dejarse ayudar.
Con 27 años aún está a tiempo. Dicen que tocar fondo en la vida a veces es hacer sufrir a los que más te quieren. Christian le está complicando el trabajo al hombre que tuvo fe ciega en su sutileza para tratar el balón.
Ojalá que la próxima charla entre Cueva y Gareca sea para tomar una medida en el corto plazo. Un penal lo falla cualquiera, no madurar a tiempo sí es una pena máxima.