La Sub 20 no clasificó al Mundial de la categoría en 2019 | Foto: EFE
La Sub 20 no clasificó al Mundial de la categoría en 2019 | Foto: EFE
/ ESTEBAN GARAY
Pedro Canelo

En agosto del 2015, la Federación Peruana de Fútbol hizo oficial la contratación de Daniel Ahmed como jefe de la Unidad Técnica de Menores (UTM) por cuatro años. Hoy, a solo dos meses de que culmine esta relación laboral, la mayoría de proyectos que comenzaron a desarrollarse en el 2016 se han paralizado.

En las primeras entrevistas que Agustín Lozano ofreció, como presidente en funciones de la FPF, fue muy enfático en asegurar que la federación pasaba por una severa crisis económica. Ese mismo discurso de austeridad lo repitieron en el área deportiva de menores. En resumen, a Daniel Ahmed le dijeron que no había plata para continuar con el último tramo de sus proyectos, como la Copa Centenario y los retos regionales. Esas competencias tenían dos objetivos centrales: masificar el fútbol infantil en provincias y estimular el trabajo formativo en los clubes profesionales del interior del país (algo prácticamente nulo en los últimos treinta años).

En el período de Ahmed dentro de la UTM hay cifras que valen la pena recordar: la actual Sub 15 tiene a un 50% de jugadores de provincias, la última Sub 17 de Silvestri alcanzó un 30%. La Sub 20, que el mismo Ahmed dirigió, no entra en este análisis porque este grupo de jugadores no formó parte del proceso formativo de esta unidad técnica (que comienza desde una Sub 13).

Estamos en el último trimestre del 2019 y la situación en las divisiones menores no ha cambiado. La federación ha dejado de invertir en la principal materia prima del balompié: los menores. Podríamos comprender esta situación si la FPF revelara esa austeridad en cada acción, en cada gesto. Y eso no es así.

La junta directiva de Agustín Lozano dice que no tiene dinero para los menores, pero sí tiene 125 mil dólares para repartir entre los 25 presidentes de las ligas departamentales. Este aporte “al desarrollo de las ligas” deja la sensación de que es una estrategia electoral para que Agustín Lozano gane las próximas votaciones (las ligas suman el poderoso activo de 25 votos) y sea el presidente de la FPF hasta el 2024. Él ya aceptó que podría postular y eso no sorprende porque ha sido uno de los primeros candidatos en inscribirse para las elecciones en el 2014 (fue tachado por ser funcionario público en ese entonces).

¿Por qué la prioridad es darle dinero a las ligas y cerrarle la puerta a esta Unidad Técnica de Menores? Porque Daniel Ahmed y su equipo de trabajo no votan para la presidencia. Porque este grupo de profesionales ha hecho un diagnóstico para mejorar nuestro balompié y una de sus conclusiones es categorizar con urgencia el fútbol profesional: es decir, fortalecer con menos equipos la Primera División, impulsar una Segunda y Tercera más competitivas y dejar el fútbol amateur (la bendita Copa Perú) en una Cuarta División, para darle tiempo a los equipos a que se fortalezcan como instituciones antes de intentar llegar a la máxima división.

En medio de esta crisis dirigencial, con estatutos aprobados con controversias y cuestionamientos, lo mínimo que se le puede pedir a la FPF es que no descuide el futuro. Ese menosprecio con el cual están tratando al fútbol formativo es una escena más para esta triste película no apta para menores.

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