Selección peruana
Selección peruana
Julio Vizcarra Torres

“Por ahí no jugamos al cien por ciento, no sé qué pasó. En el segundo tiempo entramos con más ganas, con mejor juego, pero creo que fue demasiado tarde”. Así, Yordy Reyna intentó explicar lo que sucedió el último martes en la cancha del RFK Stadium.

Perú perdió 2-0 ante El Salvador, que se llevó el amistoso habiendo rematado solo una vez al arco de Gallese. La sensación que dejó la derrota fue de una selección que jugó sabiéndose ganadora antes de tiempo, como si las realidades de cada equipo iban a pesar en el resultado final.

Y en esa imagen, las declaraciones del ex Alianza Lima se diferenciaron entre otras que buscaron justificar la sorpresiva caída desde otros puntos de vista en las que el denominador común fue el “jugamos mal”.

Obviamente, Perú jugó mal, no recuerdo una actuación tan pobre en la era Gareca, pero a pesar de ello pudo haberse llevado la victoria. Reyna tuvo tres ocasiones claras para abrir el marcador en el primer tiempo; mientras que la primera y única chance para anotar de El Salvador fue sobre los 91 minutos, cuando estaba arriba 1-0.

No solo la estadística debería servir para el análisis, también la dificultad de la selección para sacar adelante este tipo de partidos, cuando no tiene un buen día.

Para ganar, Perú de Ricardo Gareca necesita jugar bien, con todo el equipo enchufado. Hay países que con alguna individualidad o acción aislada se llevan victorias. Esto no es común para nosotros.

En esa línea, perder frente a equipos con menor poder como el de la Concacaf, que además alineó nueve suplentes, deja la sensación de que hay saltos que todavía le cuestan a este plantel. Así como la asignatura pendiente que es la renovación en ciertos sectores.

Por otro lado, en la doble tanda de amistosos a Perú le costó sostener el nivel y ser contundente. Frente a Paraguay, que marcó el debut de Berizzo, la selección arrancó muy bien, con dinámica, movilidad en sus hombres de ataque (Carrillo, Flores, Cueva y Farfán), intensidad y gol. Pero fue la primera media hora. Después el rival lo superó, en especial en el complemento.

Lo mismo pasó contra El Salvador. De hecho, dos oportunidades de gol que desperdició Reyna fueron en los treinta minutos iniciales. La diferencia estuvo en que el adversario no mejoró, sino que Perú decayó, esperando que el 1-0 cayera por la fuerza de la gravedad.

En la Copa América, Perú deberá encontrar esa regularidad que le permita ratificar que la clasificación a Rusia no fue una casualidad, en unas Eliminatorias que asoman más duras que en ediciones anteriores.

Contenido sugerido

Contenido GEC