Serge Gnabry, el delantero que no tuvo oportunidades en el Arsenal y hoy brilla en el Bayern Múnich

En el 2012, con escasos 17 años, la tierra prometida para Serge Gnabry era Inglaterra. En su amanecer futbolístico, el Arsenal lo acogió como el futuro crack de la Premier League a cambio de exiguos 100 mil euros pagados al Stuttgart. Su ascenso fue tan vertiginoso como también lo fue su caída. De ser la máxima promesa de los ‘gunners’ a ser una apuesta deslucida pasaron solo cuatro calendarios. Y fueron tres temporadas en las que tuvo que rehacer su carrera en Alemania para volver triunfante a Londres. “He demostrado que estaban equivocados”, le dijo al “Daily Mail” solo horas antes de confirmarlo el último martes en la cancha ante ojos británicos: cuatro goles ante el Tottenham en la victoria 7-2 del Bayern Múnich en la Champions League.

Hijo de padre marfileño y madre alemana, el nacido en Sttutgart saboreaba su dulce venganza. La víctima fueron los ‘Spurs’ de Mauricio Pochettino, finalistas del torneo europeo la temporada pasada, pero su cañón apuntaba a los dos técnicos que no creyeron en él en su paso por la isla británica. “Estoy seguro de que si Tony Pulis me hubiera dado algo de tiempo, habría demostrado de lo que soy capaz”, explicó el extremo germano sobre el entrenador del West Bromwich que apenas le ofreció 135 minutos en tres partidos. El mismo Pulis justificaba su decisión. “No tenía nivel para jugar en ese momento”, señaló.

Al West Bromwich fue cedido la temporada 2015-16 luego de que en el Arsenal jugara 18 partidos y anotara un gol en tres años. Arsene Wenger, mánager del club londinense, esgrimía que Gnabry debía foguearse en un equipo de menor calibre, donde gozara de más oportunidades. No había visto progresos desde que lo hizo debutar en el 2012 con 17 años.

Cinco millones de euros fueron el boleto de regreso de Serge a la Bundesliga. El Werder Bremen vio en él mucho potencial y le permitió explotar toda la calidad que tenía guardada. Once goles en 27 partidos con los lagartos y una excelente participación en Río 2016, con la medalla de plata olímpica colgando sobre su cuello y siendo goleador de los Juegos Olímpicos con 6 conquistas, convencieron al Bayern Múnich de sacar la chequera y pagar la módica suma de 8 millones por su ficha, una ganga para el gigante de Baviera que se frotaba las manos. Su presidente Karl Heinz Rummenigge comentaba que había hecho el mejor negocio en muchos años.

“Me sorprende que nunca le hayan tenido fe en el Arsenal”, criticó el técnico de la selección olímpica de Alemania y exgoleador Horst Hrubesch.

La temporada a préstamo en el Hoffenheim confirmó las sensaciones de Rummenigge: 10 goles en 26 partidos daban cuenta del crecimiento acelerado del veloz extremo. Ya estaba para jugar en el Bayern. Ese fue factor determinante para abrirle las puertas al francés Franck Ribéry y al holandés Arjen Robben. Gnabry pedía cancha. Y le dieron vía libre para no detenerse más.

Con una velocidad extraordinaria –“nunca perdí una carrera, pero cuando tuve que tomar una decisión elegí el fútbol”-, el atacante de 24 años conjuga habilidad y apetito por el gol desde la banda derecha. Quizá por ello cada vez que convierte hace el ademán de estar preparando un platillo.

Tenemos mucha confianza puesta en él. El chico está evolucionando de manera óptima”. Hasan Salihamidzic (director deportivo del Bayern Múnich).

Su increíble progresión también lo ha llevado a la ‘Mannschaft’. Desde que Joachim Löw lo hizo debutar en el 2016, Gnabry ya lleva diez partidos y nueve conquistas. Lo extraordinario es que fue titular en los cinco encuentros oficiales de este 2019, jugando de extremo pero también de ‘9’.

En Londres, aunque el Tottenham pagara las consecuencias del desaire británico a Serge Gnabry, son los hinchas del Arsenal los que sufren ahora que ven al delantero germano correr a toda velocidad por la banda derecha del Bayern. Nada parece detenerlo.