Los votos del sur y el centro del Perú han sido fundamentales en la historia electoral del fujimorismo desde su aparición, hace más de tres décadas. El respaldo de ambas regiones consolidó el triunfo de Alberto Fujimori en dos comicios consecutivos –en 1990 y 1995–, pero también fue decisorio en las tres derrotas de su hija Keiko en segunda vuelta.